Mercado de agricultores en la plaza de la Reina. JESÚS SIGNES

Un tercio de las paradas ofertadas para los mercadillos agrícolas quedan vacantes

De las 45 ocupadas, poco más de la mitad están dedicadas a la venta de frutas y verduras

Álex Serrano

Valencia

Viernes, 24 de marzo 2023

El balance definitivo de los mercadillos agrícolas hay que hacerlo a posteriori, de acuerdo, pero con los datos en la mano, todo parece indicar que la aceptación es cuando menos tibia. De las 65 paradas ofertadas para productores, se han quedado veinte vacantes, casi ... el tercio del total. De las que sí se han ocupado, 45, apenas 24 corresponden a venta de verduras y fruta: el resto venderán mermeladas, horchata o incluso jabones.

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Así consta en la resolución de la concejalía de Agricultura del Ayuntamiento de Valencia, donde se pone negro sobre blanco el grado de aceptación de esta polémica medida del departamento que dirige Alejandro Ramon (Compromís) y que se ha encontrado con la resistencia de los vendedores del Mercado de Colón pero con las reticencias de los empresarios de otras instalaciones similares, que hacen suyo el refrán que reza «cuando las barbas de tu vecino veas cortar...».

Según el documento, tres de los cuatro mercados de productores (Benimaclet, Castellar y Malilla) tienen espacio para 15 paradas y otro (Pla del Remei), para veinte. Sin embargo, ninguno de ellos las llenará: la recepción de la medida ha sido más bien tibia, al menos entre los productores. De otras ediciones sabemos que la afluencia suele ser masiva: en algunos casos, como el que se hizo en la plaza de la Reina, los vendedores se quedaron sin producto poco después de las 11 de la mañana.

En el mercado de Benimaclet hay 11 de las 15 paradas ocupadas. De ellas, sólo seis venden fruta o verdura. En Castellar, por su parte, se han conseguido adjudicar siete, menos de la mitad, mientras que en Malilla se han ocupado diez de las 15. En Colón hay ocupadas 16 de las 20, lo que convierte al polémico mercadillo de Pla del Remei en el que estará más lleno. Además de frutas y verduras, se ofrecerán otros productos como mermeladas, confituras o incluso horchata.

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En este sentido, la candidata a la alcaldía de Valencia y portavoz del PP en el ayuntamiento, María José Catalá, se reunió esta semana con vendedores del Mercado de Colón para mostrarles su apoyo por el rechazo a la tira de contar. "La consideramos competencia desleal hacia los vendedores de los mercados tradicionales que pagan tasas e impuestos por su puestos" indicó Catalá, quien recuerda que el PP siempre ha alertado sobre los agravios comparativos de este mercadillo y defiende que los agricultores deberían poder vender sus productos en los puestos vacíos de los mercados tradicionales, que llegan hasta los 200.

La resistencia de los vendedores ha sido frontal desde el primer momento. Aseguran que nadie les consultó nada y se han encontrado con el anuncio de que todos los martes habrá un mercadillo de productores en la calle Martínez Ferrando casi de sopetón, sin tiempo para valorar posibles opciones. José Manglano, vocal de la Asociación de Mercaderes del Mercado de Colón y propietario de Charcuterías Manglano, ha explicado que cree que con el mercado no venderán en toda la semana y ha recordado que los vendedores que hay en el subsuelo del mercado «son tan primarios como otro cualquiera».

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Uno de los vendedores de Colón es vocal de Compromís en el Consell Agrari Municipal

Uno de los vendedores que se instalarán el martes en el mercado agrícola del Mercado de Colón será la empresa Terra i Xufa. Su CEO, o director, es Enric Navarro. Quizá el nombre no les dirá nada, pero este ingeniero agrícola fue designado en 2019 por Compromís como vocal en el Consell Agrari Municipal, donde también figuran los concejales de Agricultura, Alejandro Ramon; y de Comercio, Carlos Galiana. Terra i Xufa estará presente en los mercados de Benimaclet y Colón. La empresa se presenta como «una empresa de productores y comercializadores de frutas y hortalizas ecológicas de la huerta histórica de Valencia». «Creemos en una agricultura de proximidad, en la cual el agricultor es partícipe de la cadena de valor del producto. En primer lugar, porque nadie como el propio agricultor cuida la calidad del producto desde la siembra hasta la mesa del consumidor. Y en segundo lugar, porque así se asegura la viabilidad económica de las pequeñas explotaciones agroecológicas», explican en su página web. En otras ocasiones ha habido críticas a la instalación de determinados puestos de bebidas en los mercadillos tradicionales, como cuando en la plaza de la Reina hubo degustación de vino.

«Lo cierto es que algunos de los locales tienen más de un siglo de vida y disponen de un campo en l'Horta Sud, por lo que son tan primarios como los que van a venir el martes», ha indicado este viernes. Respecto a los comentarios del vicealcalde, Sergi Campillo, respecto a que había «cierto tufo clasista» en las quejas del PP sobre el mercado agrícola, Manglano ha insistido en que, en realidad, «los productos y los precios son como los de cualquier otro mercado, con la calidad que se presupone a todas los mercados». «Aquí no compran sólo ricos», ha apuntado.

Experiencias pasadas

De experiencias pasadas sabemos que los mercados agrícolas suelen funcionar bien, pero será esta la primera vez en que se instalarán tan cerca de un mercado municipal. Cierto es que el de Colón no es el Central (y quizá por eso no se ha planteado la instalación del mercado agrícola junto a la Lonja, pero eso es otra historia que deberá ser contada en otro momento), pero en el Pla del Remei los vendedores de frutas y verduras y otras materias primas como pescado son como las meigas: haberlos, haylos, sólo que en el subsuelo.

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El Mercado de Colón se convirtió en un mercado gourmet en años del PP y la reforma relegó a los vendedores al sótano. Para ayudar a salvar las molestias que puede causar en los clientes de más edad tener que bajar al subsuelo, se dotó al mercado de escaleras mecánicas y ascensores. Sin embargo, nadie puede obviar, no lo hacen los empresarios del mercado, que el martes será más sencillo ir a los puestos que estén a pie de calle, en una zona peatonal urbanizada en la calle Martínez Ferrando. Con todo, confían en que los clientes de siempre se mantengan fieles a los puestos tradicionales.

Decíamos que los mercados agrícolas funcionan bien. En entornos como la plaza del Ayuntamiento o de la Reina, donde se celebraron de forma piloto en dos ocasiones, así ocurrió. Habrá que ver lo que pasa en los barrios, que suelen contar con un entramado comercial más asentado y donde los clientes tienen o bien un supermercado cerca (para Manglano, totalmente complementarios con las lonjas tradicionales) o bien comercios donde son habituales y que no parece probable que vayan a cambiar por las paradas temporales. «Cabe recordar que en los mercados municipales somos muchos los vendedores que ofrecemos producto de kilómetro cero», ha insistido Manglano.

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