![Exposiciones en Valencia: reconstrucciones en la Almoina | Los tesoros que esconde el subsuelo de Valencia](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202202/25/media/cortadas/pieza%2006_53-RwLTheYitSbyJmErfgEikRO-1248x770@Las%20Provincias.jpg)
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Todos los días no se tiene la oportunidad de conocer al detalle el trabajo de arqueólogos y restauradores de auténticas obras de artes, huellas de pasado que han permanecido ocultas en el subsuelo hasta que se ha remodelado una plaza, rehabilitado una finca o sencillamente ... proceder a la excavación de una zanja para colocar una tubería de agua potable. Eso es lo que podrán admirar los visitantes que se acerquen la próxima semana a una exposición sobre este tipo de piezas en la sala del Centro Arqueológico de la Almoina, en concreto en la planta baja del edificio Punt de Ganxo, cerrada durante meses entre otros motivos por la pandemia del Covid-19 y que poco a poco está dando paso a la nueva normalidad.
La inauguración de la muestra será el martes a las siete de la tarde, a cargo de la concejala de Patrimonio y Recursos Culturales, Glòria Tello. La exposición tiene como nombre 'Renàixer. Darreres restauracions de les troballes arqueològiques a València', organizada por el Servicio de Investigación Arqueológica Municipal (SIAM) y comisariada por la arqueóloga e investigadora Pau Armengol Machí.
Se trata de piezas pequeñas, diminutas en ocasiones, lejos del esplendor del hallazgo de un tramo de la muralla romana o de una sección del alcantarillado, pero ahí precisamente está el valor de la recuperación realizada. La muestra cuenta con un total de 63 piezas salvadas en diversas excavaciones de Valencia a lo largo de muchos años de actividad arqueológica y que ahora se presentan al público después de un escrupuloso proceso de restauración, una labor comparada con la de cualquier orfebre o maestro relojero. Objetos que en su momento fueron abandonados, quedando soterrados y olvidados en el subsuelo de nuestra ciudad y que ahora vuelven a «renacer» gracias a profesionales de la arqueología y la restauración que les han devuelto el esplendor que tuvieron en el pasado.
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Se presentan objetos fabricados en diversos materiales (cerámica, piedra, madera, vidrio, hueso trabajado y metal) que abarcan desde la época romana hasta el siglo XX. En la exposición se encontrarán cerámicas procedentes de las necrópolis de la calle Virgen de la Misericordia y de la avenida de la Constitución, lucernas recuperadas en la calle del Salvador y en la Almoina o una pequeña figurita femenina de barro o 'Tintinnabulum' aparecida en un solar de la calle Palomar.
De época andalusí se presentan cerámicas, tanto de cocina como de vajilla de mesa, éstas últimas decoradas en verde y manganeso, alguna de ellas con inscripción en árabe como el ataifor de la plaza del Marqués de Busianos, en el que se puede leer 'Confía, tendrás bastante'. Las formas cerradas están representadas por jarritas y jarros decorados con la técnica de cuerda seca parcial y esgrafiado como los recuperados en la excavación de la calle Valeriola en el antiguo arrabal de la Boatella, en las proximidades del Mercado Central.
De los siglos XIV y XV son dos magníficos ejemplares decorados en verde y morado, uno de producción turolense y otro valenciano a los que se unen dos piezas relacionadas con la producción del azúcar (las llamadas fomes de sucre).
En una época posterior de los siglos XVII y XVIII se presenta un buen repertorio de cerámicas provenientes de varios talleres que van desde importaciones italianas de Faenza y de la Liguria, hasta producciones turolenses en verde y marrón y valencianas de reflejo metálico y polícromas.
En vidrio y hueso trabajado se han recogido utensilios de carácter más personal como botellitas de vidrio, agujas de hueso, un peine de marfil o un yunque para afilar hoces. Cualquier aspecto de la vida cotidiana se torna sorprendente tras un complejo proyecto de restauración, en ocasiones literalmente bajo la lupa.
De metal hay restos de armas como una punta de jabalina y una lanza de hierro de época bajomedieval, así como una pistola y un revólver de las primeras décadas del siglo XX. Los expertos se valen de estos restos hasta para determinar guerras y saqueos, como ocurrió en la excavación del actual Centro de la Almoina. Se han incorporado también tres hallazgos procedentes del Monasterio de San Vicente de la Roqueta (dos vigas de madera policromadas del siglo XIV) y la escultura de un pequeño ángel de mármol blanco, perteneciente al altar de una de sus capillas. Por último, un fragmento de tejido realizado con hilo de oro del siglo XI procedente del sudario de un enterramiento del panteón de los reyes musulmanes de Balansiya, recuperado en la Almoina.
La concejala de Patrimonio, Glòria Tello, señaló sobre la muestra que la arqueología «encuentra tesoros a diario, quizás, no la clase que la mayoría de la gente considera como tal. Normalmente no son ni monedas, ni objetos de lujo, sino hallazgos más modestos que, de repente, aparecen en una excavación».
Para explicar el proceso seguido antes de la exposición, comentó que las piezas raramente «las encontramos enteras, suelen ser mejor fragmentos dispersos, que van surgiendo de la tierra apartada poco a poco con paciencia y cuidado. Esta exposición será la cara más visible de la arqueología, la que tiene más eco público. Pero después de la excavación, comienza la vertiente más desconocida y que requiere un gran esfuerzo y tiempo».
Detalló que es el momento del «estudio, la catalogación y la interpretación de los restos recuperados, de transformarlos en conocimiento histórico. En el laboratorio, y gracias a manos expertas de profesionales de la restauración, ese conjunto se convierte en magníficas piezas».
La edil destacó que gracias a la información lograda, los expertos «pueden extraer conclusiones que nos ayuden a comprender nuestro pasado y lo que somos ahora. Valencia es una ciudad bimilenaria y por la que han pasado muchos pobladores que han dejado su huella».
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