Toneladas de cañas y paja atascan la Albufera y rompen las redes de pesca

La tromba de agua caída la pasada semana en varias comarcas llenó hasta los topes el lago de la Albufera, pero el problema es todo lo que arrastra el enorme caudal llegado desde cauces y barrancos. La Comunidad de Pescadores de El Palmar dio ayer la voz de alarma acerca de la acumulación de toneladas de cañas y restos de la paja del arroz en las acequias y zonas del humedal protegido.

La situación fue considerada tan grave, indicó el presidente de la entidad, José Caballer, que obligó a enviar escritos y avisos tanto al Ayuntamiento de Valencia como a la Conselleria de Agricultura. «No sabemos qué institución debe hacerse responsable, pero la limpieza debe ser urgente antes de que se estropee el agua», indicó.

Los montones de cañas se sitúan en la parte más próxima a la gola del Pujol, por donde se desagua la mayor parte del caudal. Además, las acequias próximas a El Palmar también amanecieron con fuertes arrastres que provocan atascos.

«En lo que conocemos como carreró de El Saler han aparecido además montones de peces, anguilas y cangrejos americanos muertos», alertó el presidente de la comunidad. Uno de los socios avisó del daño padecido al ir a recoger las capturas. «Hemos hablado con la dirección del parque y nos han dicho que se ha debido a la falta de oxígeno», dijo.

La mortandad se produjo en varios puestos fijos de pesca. «Todas las capturas llegaban del mismo sitio», aseguró Caballer, quien culpó al perjuicio de los residuos acumulados por los arrastres. la Albufera llegó a tener un nivel de 88 centímetros por encima del mar, por lo que horas después de producirse la tromba de agua, la Junta de Desagüe abrió las compuertas de la gola citada, mientras que las otras dos, la de El Perelló y la de El Perellonet, también se pusieron en servicio.

El empuje de las cañas y los residuos provocó que varios puestos fijos de pesca resultaran dañados. «No dio tiempo a quitarlos cuando la troma de agua y además habría sido peligroso», estimó Caballer, quien confirmó el perjuicio a las instalaciones, sobre todo las más próximas al mar y la desembocadura a través de las tres golas.

El nivel estaba ayer más bajo que hace justo siete días. El embarcadero para turistas situado en el borde de la carretera de El Saler ya se podía ver en su totalidad, al contrario de la semana pasada, cuando estaba sumergido en su totalidad.

De cara al futuro, consideró que una de las ideas a trabajar es abrir un canal de desagüe hasta el nuevo cauce para este tipo de lluvias torrenciales. «Es algo a lo que nos debemos acostumbrar porque el cambio climático es una realidad», aseguró. La canalización no entra en los planes ni de la Conselleria de Agricultura ni la Confederación del Júcar, aunque Caballer dijo que «vale la pena estudiarla para hacerla».

«Desde el jueves pasado que dejó de llover tienen las acequias del Racó de l'Olla repletas de cañas y restos del temporal, que si no se retiran acabarán en la Albufera y saliendo al mar por la gola de Pujol», criticó la concejala del grupo popular, Julia Climent. La edil consideró que han pasado siete días y el gobierno municipal «no se han preocupado por revisar el estado de las acequias que desaguan en la Albufera, cuando el cuidado y supervisión del estado del lago y de su entorno natural deberían ser constantes, sin bajar la guardia».

A su juicio se trata de un ecosistema muy sensible, en el que cualquier alteración de las acequias por los temporales precisa de una «actuación rápida para evitar daños mayores. La edil subrayó que así lo han advertido los pescadores y agricultores, que están »preocupados por la situación en que se encuentran algunas acequias, y nos piden que reclamemos al gobierno municipal que no deje pasar más tiempo sin limpiarlas« para evitar la pudrición del agua y más mortandad de peces.