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«El envejecimiento activo y saludable pasa de ser una idea a una realidad, queremos que nuestros mayores vivan más y mejor», escribía Sandra Gómez, que había ido a la fiesta de fin de curso del centro de actividades de personas mayores de Arniches. Sería un tuit perdidos en el océano del patio de juegos de Elon Musk si no fuera porque lo puso el 4 de julio de 2017, el día en que todos descubrimos que había muerto un operario en el montaje de las gradas de Viveros. El fallecimiento se había producido una semana antes. Y pese a todo, seguiría siendo un tuit más, sin más historia, si no fuera porque ayer el PSPV cargó contra Catalá por no suspender su agenda al enterarse de la muerte de un trabajador en el Teatre El Musical.
No es que la política estadounidense sea ejemplo de (casi) nada, pero allí, si un candidato no se mete mucho con las eléctricas, por ejemplo, es porque cobra de ellas. Esa coherencia teñida de falsa moralina vendría bien en la Casa Gran, porque así evitaríamos que el PSPV afeara a Catalá lo que Gómez no hizo en su momento. El argumento de que ella no era alcaldesa sino vicealcaldesa es una apreciación que sólo se puede usar de forma interesada, porque formaba parte del equipo de gobierno, por mucho que insistan en que por aquel entonces hubo discusiones en el seno del Rialto sobre cómo se gestionó la tragedia.
El Ayuntamiento investiga lo sucedido en El Musical y la oposición le pide que llegue hasta el fondo de ello. No se entendería otra cosa. Todo parece indicar que lo que ocurrió fue un desafortunado accidente, muy parecido a lo que ocurrió en Viveros... si no fuera porque en Viveros el montaje se había contratado de forma ligeramente irregular. Sabe el PSPV que tampoco puede criticar mucho el contrato de reparación de cubiertas en el que trabajaba el operario fallecido, porque lo hicieron cuando Maite Ibáñez era concejala de Acción Cultural. Pero el PP quiere saber qué ha pasado: Julia Climent lleva prácticamente dos días al teléfono mientras el portavoz del gobierno, Juan Carlos Caballero, esquivaba preguntas de los periodistas para no explicar por qué no suspendieron agenda cuando el fallecimiento fue a primera hora.
Pero uno tiene que saber cuándo puede morder, porque en política, si lanzas bocado, lo mínimo que te puede pasar es que te hinquen los dientes. Los valencianos se merecen un gobierno, y una oposición, que se pongan manos a la obra para trabajar por la ciudad los unos y para fiscalizar los otros, pero para eso lo mejor es que no nos hagan tirar de hemeroteca, que hoy en día es fácil encontrar qué pasó un caluroso día de verano de hace seis años.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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