En los campus universitarios hay un problema. Más o menos larvado, más o menos conocido. Que sale a relucir cuando un coche se salta un semáforo, alguien cruza sin mirar o un inconsciente se pone al volante con más alcohol de la cuenta (es decir, ... con una gota) y entonces los medios publicamos un nuevo fallecido atropellado o que un vehículo se ha lanzado contra la valla de Viveros. Por eso, la Universitat de València (UV) y la Universitat Politècnica de València (UPV) han exigido al Ayuntamiento «actuaciones urgentes» para evitar el riesgo de atropello.
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Lo han hecho de forma pública. En la Mesa de la Movilidad del pasado miércoles, ante la atenta mirada del concejal delegado, Giuseppe Grezzi, y de su jefa de servicio, el vicerrector de Economía e Infraestructuras de la UV, Justo Herrera; y la vicerrectora de Desarrollo Sostenible de la UPV, Débora Domingo, solicitaron esas actuaciones urgentes. «Tenemos que pacificar el tráfico para no tener que lamentar acontecimientos tristes como los que hemos vivido recientemente», dijo Herrera, en referencia al atropello de una mujer de 21 años el pasado mes de octubre en el cruce de Doctor Moliner y Gómez Ferrer con Blasco Ibáñez, frente al Clínico. En este enclave se ha hecho de (casi) todo: luces en el suelo, regulación semafórica... y, pese a eso, en él ya han muerto seis personas desde 2010.
Por su parte, Domingo apuntó que cerca del campus de Vera, en la avenida Tarongers, «cuando llega el metro hay grandes aglomeraciones de personas, con mucho tráfico». «Los campus estamos haciendo un esfuerzo importante por descarbonizarnos, pero pese a eso hay atropellos y mucho tráfico en Blasco Ibáñez y Tarongers, se requieren actuaciones especiales», dijo la vicerrectora de Desarrollo Sostenible de la UPV.
En Movilidad recogieron la propuesta y se comprometieron a estudiarla y ponerse en contacto con las universidades. Lo cierto es que el problema en Blasco Ibáñez preocupa y mucho al Consistorio: además de la de Movilidad, concejalías como la de Protección Ciudadana o la de Ecología Urbana se ven afectadas por los problemas que causan los accidentes. En el caso de la primera, la Policía Local comprueba después de cada siniestro las cámaras del entorno para ver qué ha ocurrido, mientras que para la segunda, el principal problema está en las afecciones a la valla de Viveros. Algo ocurre en esa última curva de Blaco Ibáñez sentido centro de la ciudad porque los coches tienden a cogerla más rápido de la cuenta y no son pocos los que se estampan contra la valla del parque. Se ha modificado la señalización viaria y la secuencia semafórica, pero los siniestros todavía ocurren, aunque con menos frecuencia.
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En Tarongers, según cuentan estudiantes consultados por este diario, el problema es que a hora punta se juntan los alumnos que acuden en sus vehículos privados y quienes lo hacen en tranvía. Eso provoca grandes aglomeraciones de personas que intentan cruzar la avenida para acceder a los campus de Vera (UPV) o Tarongers (UV), lo que termina por crear problemas con los vehículos. «A veces somos tantos que no nos da tiempo a cruzar el paso de peatones con el semáforo en verde», comenta un alumno.
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