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La falta de personal mantiene paralizados 18 de los 23 planes especiales de los barrios que Urbanismo planteó al comienzo de mandato, según los documentos ... a que ha tenido acceso este diario. De todos los anuncios realizados en lo que va de legislatura por el Ayuntamiento que dirige Joan Ribó, sólo ha arrancado de facto el plan de Ciutat Vella. El plan urbanístico estrella, el de la reforma del Cabanyal, sigue atascado en los despachos, pendiente de aprobación definitiva y tras atravesar un rosario de matizaciones de la propia Generalitat.
De hecho, según el listado, faltan planes tan necesarios para barrios que llevan años clamando por ellos como el de Malvarrosa, con multitud de solares y edificios que necesitan reforma, cuando no un derribo total (paradigmático el caso de la plaza Músico Antoni Eiximeno y Casitas Rosa, respectivamente); Orriols (donde hace falta una intervención fuerte en la llamada zona cero, compuesta por el entramado que rodea a Padre Viñas y San Juan de la Peña), Ausiàs March-Bulevar Sur (pendiente sigue, claro, la reforma de la avenida y buena parte de la urbanización en el entorno de la nueva Fe) o Casas de Bárcena.
Este último ha avanzado ligeramente, porque en septiembre de 2022 se presentó informe de valoración económica y en octubre Aumsa inició gestiones para elaborar el plan especial. Tendrán una duración de nueve meses y el coste total será de unos 122.000 euros. Además, quedan pendientes los planes de buena parte de las pedanías, como El Perellonet, El Saler, Poble Nou o Massarrojos, entre otros.
La concejalía que dirige Sandra Gómez matiza ligeramente las cifras. Dice que ha puesto en marcha el de Ciutat Vella, está tramitando el del Cabanyal, tiene dos más pendientes de Cultura (Nazaret y Casas de Bárcena) y asegura que tiene otros tres en redacción: Campanar, Malvarrosa y Benimaclet. Además, las mismas fuentes apuntan que la licitación del plan de Ciutat Fallera es inminente. Hasta que llegue este último, el barrio se agosta y uno de los temas estrella esta campaña electoral es, precisamente, las propuestas para la zona de naves de Ciudad Fallera.
Los planes incluyen el Ensanche, donde hay que desarrollar los aparcaminetos interiores, o Zaidía, donde el PSPV se ha apresurado a dar una solución al tema de las naves de Guatla, aunque quedan varios PAI de vivienda por desarrollar. Y luego está el tema de la falta de dotaciones, como centros de mayores, o la cuestión de Benimaclet, donde los vecinos han protestado amargamente porque no se sienten escuchados por la concejalía que dirige Sandra Gómez.
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El portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Valencia, Fernando Giner, ha denunciado las falsas promesas de Gómez en plena campaña electoral. «No sé cómo se atreve a anunciar nuevos paseos comerciales en toda Valencia con cambios y mejoras en las calles, si no ha sido capaz de sacar adelante algo tan esencial como la revisión del Plan General de Ordenación Urbana que, para que todos nos entendamos, es el documento básico para decidir qué dotaciones necesita un barrio, dónde se van a poner y cómo se va a repartir el espacio en las calles. Como siempre, vendiendo humo y sin cumplir con las obligaciones básicas», ha denunciado.
En este sentido, Giner ha explicado que de las 23 áreas funcionales en las que se ha dividido Valencia para determinar las necesidades de equipamiento y distribución de los barrios, tan solo se ha aprobado una: la de Ciutat Vella. «En 2015 se aprobó la revisión del Plan General para dividirlo en áreas funcionales y hacerlo más ágil y viable. Pues bien, estamos en 2023 y los avances han sido mínimos. 22 de ellos no se han aprobado todavía, y tenemos escándalos como por ejemplo el del Plan Cabanyal, que no ha sido más que un arma arrojadiza electoral para el gobierno de Ribó y, en especial, para el PSOE», ha censurado.
Desde Urbanismo han asegurado que al margen de estos planes, cada año aprueban «decenas de instrumentos y planes de modificación puntual en el resto de zonas de la ciudad» que resuelven «los mismos problemas» que la revisión del área funcional, pero sin esperar «a una tramitación más larga».
Esta situación es curiosa porque la pasada semana el PSPV anunció un Plan Integral de Barrios que contempla intervenciones y acciones directas en ocho barrios de la ciudad que presentan mayores necesidades, algunos de ellos zonas donde, además, están pendientes estos planes urbanísticos. El Plan Integral de Barrios, según explicó la candidata socialista, desarrolla un programa completo de medidas para que Soternes, Tendetes, Fuensanta-Luz, Virgen de los Desamparados, Malvarrosa, Beteró, San Marcelino y Orriols «sean los hogares públicos que se merecen sus vecinos y vecinas».
«Para definir las medidas concretas, se identificarán las necesidades de cada barrio a través de diferentes indicadores como el nivel educativo, las características de las viviendas, la tasa de desempleo o el déficit de dotaciones. Todas las medidas prioritarias para su revitalización se definirán con la colaboración del tejido vecinal, asociativo y comercial de cada barrio», indicó el PSPV. Vamos, un proceso participativo de los de toda la vida.
En Malvarrosa se plantea, por ejemplo, una intervención en las Casitas Rosa y en Orriols, la rehabilitación de viviendas o la ejecución de la supermanzana, cuyas obras ya están adjudicadas y comenzarán en pocos días. En Fuensanta-La Luz se proponen medidas como la reurbanización de la plaza Murcia; en Virgen de los Desamparados, mejoras en el espacio público y programas de formación y empleo; mejoras de aparcamiento y de espacio público en San Marcelino; planes de formación y empleo en Beteró; nuevo centro de mayores y zonas verdes en Soternes; y la ejecución delPAI Ramón Porta Carrasco con nuevas viviendas, zonas verdes, colegios y aparcamientos en Tendetes así como la rehabilitación de viviendas.
Como ejemplo, en el ámbito educativo se promoverían proyectos tanto dentro como fuera de la escuela, brindando apoyo a los centros en tareas socioeducativas complementarias. En cuanto a salud pública, se llevarían a cabo programas para combatir la soledad no deseada y se prestaría atención a la salud mental, fomentando redes comunitarias de barrio. También se daría un mayor impulso a la cultura y el deporte, priorizando las actividades e instalaciones de acceso libre y se llevarían a cabo acciones de rehabilitación y renovación de viviendas, así como de revalorización del espacio público.
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