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LOLA SORIANO
VALENCIA.
Lunes, 10 de septiembre 2018, 00:03
Las casas construidas con estructuras de paja no son una utopía salida del cuento de 'Los tres cerditos'. De hecho ya hay un colectivo de arquitectos en España que ha constituido la red de construcción con paja, integrada por arquitectos como Iñaki Urkía. Además, en Valencia hay un firme defensor del reciclaje como Pablo Quintana, pensionista que trabajó muchos años montando escenografías teatrales y que ahora ha tomado por bandera la defensa de la paja del arroz. Busca, por un lado, divulgar sus mil usos posibles, y por otro restar un problema a los agricultores, que no saben qué hacer con la planta una vez han extraído el arroz.
En 2008 Quintana ya cumplió su sueño de colaborar con el arquitecto Ricardo Higueras, profesional que levantó en la Expo de Zaragoza un pabellón de 29 metros de altura con balas de paja, «pero queda mucho por hacer. Las balas de paja de arroz, bien compactadas, son un magnífico material natural que puede servir de estructura de casas o de complemento de estructuras de madera», defiende Quintana.
Este valenciano defiende que la paja en general, y la de arroz también, «es un magnífico aislante para las casas y permite un ambiente más sano en las viviendas porque es transpirable». Añade que hay un colegio en Francia, concretamente en Montrenil, que tiene los muros de paja. «Aquí podría usarse perfectamente para los barracones escolares que tenemos. Resulta que ponen contenedores que luego llenan de aparatos de aire acondicionado, cuando los muros se podrían hacer con balas compactas de paja que realmente son resistentes», subraya.
Este valenciano se ha propuesto iniciar una campaña para demostrar las bondades del producto autóctono y, por eso, quiere hacer una demostración en directo, implicando a colectivos de distintos colectivos sociales. «Estoy tramitando permisos para ver si podemos realizar una fiesta dedicada a la paja del arroz donde una de las actividades sea construir una pequeña casa. Sería con unas bases de neumáticos con grava y, a partir de ahí, construir muros de paja y recubrimiento de adobe, es decir, barro y paja».
Lógicamente el proyecto tendrán que realizarlo arquitectos y pretende involucrar a colectivos de mujeres y de personas con discapacidad. «Uno de los puntos donde me gustaría hacerlo es en el Cabanyal, pero veremos si es posible», indica. Esta actividad se realizará coincidiendo con el V encuentro de la red de construcción de paja que se celebrará en el complejo de la Petxina, entre el 25 y 28 de octubre, con ponencias y talleres.
Quintana tiene claro que la paja del arroz tiene mil usos «y si se usa para casas tiene más resistencia a un posible terremoto porque no se agrietan las paredes».
Afirma que «se podría usar el material en la Albufera para hacer miradores de aves». Y añade que «puede tener gran utilidad como manto de los lugares que han sufrido incendios forestales para restaurar terrenos o para la creación de ninots de falla y así evitaría que los agricultores tengan que quemarla o almacenarla en los campos».
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