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Un operario municipal limpia un imbornal en la avenida de Aragón. AYTO. VALENCIA

Valencia revisa imbornales y grandes recolectores

El Consistorio adelanta la campaña de otoño y adecenta casi 72.000 elementos de captación de aguas pluviales antes de las tormentas

Miércoles, 30 de agosto 2023

Se oscurecen los cielos, bajan las temperaturas, se desploma la presión atmosférica. Los modelos con que trabajan los meteorólogos apuntan que este fin de semana caerá sobre Valencia la primera gran tormenta del año, fruto de la depresión aislada en niveles altos (DANA), que no es más que el nombre técnico de lo conocido como gota fría. El sábado y el domingo lloverá. Mucho. Mientras muchas localidades sufren el abandono en sus barrancos, que en ocasiones llegan incluso a cruzar los pueblos, en Valencia las labores de vigilancia tienen que ver con los túneles, los imbornales, el alcantarillado y los parques.

Todo está listo. Luego lloverá más o menos, pero la ciudad está preparada. O eso asegura el Conssistorio. El Ayuntamiento informa de que la concejalía de Ciclo Integral del Agua que dirige Carlos Mundina ha aprovechado los meses de julio y agosto para desarrollar parte de la campaña de verano-otoño para la adecuación y limpieza de elementos de captación de aguas pluviales, que es el nombre técnico de los imbornales de toda la vida, «en previsión de inundaciones por episodios de lluvias de mediana - alta intensidad en la ciudad de Valencia», según explican las mismas fuentes.

Esta campaña, que se inscribe dentro del programa municipal de actuaciones por posibles inundaciones ante episodios de lluvia, se prolongará hasta el 15 de septiembre, y asegura que los elementos de captación y drenaje superficial de aguas pluviales (imbornales y albañales) queden expeditos ante episodios de lluvia de mediana-alta intensidad. La campaña presta especial atención a los imbornales de la zona baja de la ciudad, la más propensa a inundaciones, como son los barrios marineros, sobre todo Nazaret y la Malvarrosa. En algunas de las plazas de este segundo barrio, de hecho, se acumula tanta agua que los vecinos, con sorna, han llegado incluso a navegarla.

Y es que cuando llueve mucho, los problemas se dan sobre todo en los caminos situados en las afueras de la ciudad y también en los túneles de salida. Donde más problemas se da es el túnel de la avenida Cataluña y de la calle Clariano, donde en ocasiones ha habido graves problemas con las bombas de achique que han obligado a cerrarlo varias horas. Este mes de agosto, si han estado por aquí habrán podido ver que ha habido obras en la rotonda. Desde el Consistorio informan de que se está está ejecutando un tramo de red estructural de agua potable desde Blasco Ibáñez por Clariano hasta la ronda norte cruzando la rotonda de la avenida Cataluña y la V-21, para mejorar y garantizar suministro de agua potable en esa zona norte de la ciudad y en un futuro garantizar abastecimiento del PAI de Benimaclet.

Sin embargo, el mantenimiento del polémico túnel no es competencia del Ayuntamiento. No lo era en tiempos de Ribó, cuando se inundaba en cuanto llovía sin conocimiento, y no lo es ahora. Y no es que el Consistorio no haya intentado que el Gobierno se lo ceda. «Nunca las ha recibido el Ayuntamiento. Siempre ha habido deficiencias y, además, desde el Ministerio de Fomento nunca se han atendido las peticiones de subsanación que ha hecho el Ayuntamiento, motivo por el cual nunca nos han traspasado las obras», comentan fuentes municipales.

Además, el Ayuntamiento ha aprovechado el verano para podar árboles y controlar sobre todo el estado de las palmeras, que en caso de grandes tormentas o temporales de viento provocan la mayoría de intervenciones de Bomberos, junto al saneamiento de fachadas y cornisas. Todo está preparado, aunque se desconoce con qué fuerza descargará la tormenta. En la memoria de todos está el temporal de 2016, cuando cayeron 130 litros en 24 horas, o Gloria, en 2020, cuando la precipitación fue de 66 litros en un día. En el primer caso, a la ciudad le costó un par de días recuperar la normalidad, con árboles caídos, semáforos que no funcionaban y solares totalmente anegados.

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