Valencia, capital mundial del Día de las Alas

Cada uno de los equipos ha pasado por la pasarela para presentar su cacharro. Además, los participantes han aparecido con disfraces de todo tipo de color y temática para realizar su salto. Antes de empujar su cacharro hasta el límite de la plataforma, cada equipo realizaba una pequeña 'performance', todas ellas de lo más humorísticas, para enriquecer el gran final de su espectáculo, el intento de recorrer el mayor número posible metros sobre el aire. Una experiencia diferente, cómica y alocada para hacer vibrar y disfrutar a todos los asistentes al evento.

Cada equipo puede obtener una puntuación máxima de 30 puntos. Un tercio de la valoración lo aporta la creatividad del diseño, otro viene dado por la presentación en el escenario (vestuario, música, teatralidad...) y el tercio restante va en relación a la calidad del vuelo: el tiempo transcurrido desde la salida hasta la meta o los metros recorridos durante el vuelo. De todo ello sale la nota final. Un jurado conformado por cinco personas otorgaba las puntuaciones del uno al diez. Los miembros de los evaluadores iba cambiando, y hemos podido ver celebridades valencianas como el culturista Joan Pradells o la Fallera Mayor de Valencia en 2023 Laura Mengó.

Las anécdotas han ocurrido a montones durante la celebración del evento. Hemos podido ver pilotos disfrazados de pollos, de dragón, de jalapeños. Los participantes han viajado de todas partes de España para participar en el espectáculo y sobrevolar la costa mediterránea. De entre las historias más locas entre los participantes, un hombre de Valladolid fue trasladado por sus amigos hasta Valencia con los ojos vendados, con motivo de su despedida de soltero. Cuando ha podido quitarse la venda, se encontraba al principio de la pasarela de Red Bull, disfrazado de novia y le han explicado qué debía hacer. Sin pensarlo, y siguiendo el juego de sus colegas, el futuro marido se ha lanzado al agua con su velo de novia como herramienta planeadora. Evidentemente, su vuelo ha durado apenas unos segundos. Este novio ha sido, sin duda, uno de los MVP del evento.

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Los equipos han esperado su turno en los tinglados, con su cacharro preparado y nerviosos por ver cómo funcionaba su invento. «La experiencia es increíble. La organización, los equipos con los que te cruzas, la gente que ha venido a verlo, es todo brutal», comentaba Víctor Vázquez, perteneciente al equipo de la Vueloneta, y que debía esperar su turno de salto durante la tarde. Una opinión similar ha manifestado Lucía Molina, pilota del Dragón de Troya. «Este evento es una maravilla, nos lo estamos pasando de diez, ya tenemos ganas de repetir, manifestaba Molina tras realizar su salto.

Entre las risas del público por los 'shows' de los participantes y sus vuelos sin motor, se han vivido pequeños momentos de cierta tensión. La plataforma tenía una altura de nueve metros. En algunos de los saltos, los pilotos han caído con mala postura, además que sus cacharros les podían caer encima y que hubiese algún herido. Cuando alguna caída no era muy ortodoxa, se generaban unos segundos de silencio entre el público a la espera que los pilotos salieran del agua y levantaran el dedo en señal de que se encontraban bien. De todas formas, un equipo de emergencias con buzos, lanchas y motos de agua han permitido que no haya que lamentar incidentes.

Tampoco ha querido perderse el espectáculo el sol, que durante la mañana no se ha hecho muy presente pero que sobre las 14:00 del mediodía ha aparecido para dejar una estampa muy colorida del evento. Los asistentes han podido disfrutar de una zona de 'foodtrucks' donde alimentarse o beber algo durante el día. El evento ha sido todo un éxito entre el público.