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El anuncio de la Confederación Hidrográfica del Júcar de que pretende (ahora) desviar el barranco de la Saleta, uno de los que llevó muerte a ... l'Horta Sud en aquel fatídico 29 de octubre, hacia el Plan Sur no ha sorprendido a nadie en el Ayuntamiento de Valencia, pero sí ha alertado a técnicos y concejales. El Consistorio sabe desde hace meses que la solución que se pretende adoptar para evitar otra inundación en la zona cero es desviar los barrancos hacia el nuevo cauce, construido en los años 60 para evitar que Valencia terminara anegada en caso de una gran avenida. Pero hacerlo sin revisar la obra hidráulica es «una temeridad», según han informado fuentes municipales, que han confirmado que presentarán alegaciones al proyecto cuando pase a información pública, lo que presumiblemente ocurrirá la semana que viene.
Y es que ya desde esa misma madrugada, cuando los bomberos miraban con terror cómo subía el agua del cauce (el pico de agua en el Assut del Repartiment se vivió a las 2.30 horas del 30 de octubre) y temían quedarse aislados de la ciudad si el río se desbordaba, se puso encima de la mesa que el Plan Sur se había quedado corto. Según las especificaciones técnicas, el enorme canal puede desaguar 5.000 metros cúbicos por segundo, pero hay dudas serias al respecto. Hasta el arquitecto director del estudio de arquitectura Perretta, Julio Gómez-Perretta de Mateo, hijo del ideólogo del Plan Sur, expuso en las comisiones del Ayuntamiento y del Senado sus dudas sobre la funcionalidad del nuevo cauce si asume el agua que pueda llegar por las ramblas de la Saleta y del Poyo.
El Consistorio, de hecho, ha insistido en varias ocasiones en este extremo. En las conclusiones de la comisión de investigación que se ha seguido en sede municipal, aparece literalmente: «Instar a la CHJ a que adopte en el nuevo cauce de Valencia las medidas para reforzar los taludes en ambas marginales una vez establecidas las derivaciones de los barrancos del Poyo y La Saleta, para evitar que caudales como los de la pasada dana, junto con el volumen del río Turia, inunden Valencia, tanto en las pedanías Sur, como en la ciudad por su marginal izquierda». A la CHJ también se le pide que se adopten «medidas para reforzar la mota en el desvío del cauce del Turia, para evitar la entrada en casos de futuras danas por el viejo cauce, hoy un jardín lineal de más de ocho kilómetros».
La primera en explicitar esta preocupación presente en el seno del Consistorio fue, como tantas otras veces, la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, que aprovechó una visita a las playas del sur de la ciudad para presentar los trabajos de retirada de las cañas que dejó la dana para, ya en enero, plantear esa necesidad de revisar el Plan Sur. Antes lo había deslizado en una entrevista con LAS PROVINCIAS. «El Estado debe aparecer para hablar sobre las estructuras hidrológicas que hacen falta en el futuro para prevenir que una circunstancia como la del 29 de octubre vuelva a ser tan dura para nuestra ciudad», dijo.
El proyecto presentado por la CHJ este jueves, que lleva meses en preparación, ha sufrido modificaciones tras la dana de octubre, cuando fue evidente que todas las previsiones podían quedarse cortas. Se decidió mejorar la capacidad hidráulica de la infraestructura. Durante la exposición del nuevo proyecto se ha mostrado a través de gráficos y simulaciones en 3D de modelación hidráulica el comportamiento del futuro trazado del barranco ante episodios de aumento de caudal.
El proceso de participación pública del estudio de integración paisajística presentado este jueves se iniciará la semana próxima y tendrá una duración de 20 días. Al respecto, se ha solicitado a los ayuntamientos presentes que realicen la correspondiente difusión pública del documento con el fin de recoger comentarios u observaciones. El estudio, además, podrá descargarse desde la web de la CHJ y se habilitará un buzón de sugerencias para que «todo aquel interesado» pueda efectuar sus comentarios.
Ya en diciembre, la CHJ planteó también recuperar el viejo proyecto de renaturalizar el cauce, que no es más (ni menos) que mantener un caudal ecológico desde Vilamarxant hasta la desembocadura. No se plantea, en ningún caso, un parque, como en su momento llegó a poner encima de la mesa el exalcalde Ribó. Pero incluso este proyecto genera dudas en el Consistorio, que teme que afecte gravemente a la capacidad del cauce en caso de una gran avenida como la del pasado mes de octubre.
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