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Domingo, 22 de noviembre 2020, 00:38

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Tras el toque de queda, las calles de Valencia se vacían y reina el silencio. Los únicos testigos, los trabajadores nocturnos que antienen en marcha los servicios pese al escaso trabajo para conductores y la caída de ventas en farmacias y gasolineras.

Iván Arlandis
Tras el toque de queda, las calles de Valencia se vacían y reina el silencio. Los únicos testigos, los trabajadores nocturnos que antienen en marcha los servicios pese al escaso trabajo para conductores y la caída de ventas en farmacias y gasolineras.
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