![Valencia, la gran ciudad donde más crece el tráfico de drogas y las violaciones](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/31/newspaint-1717173031404-1200x840-ReGoFHZTsq9SLhIjTuFXDVP-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![Valencia, la gran ciudad donde más crece el tráfico de drogas y las violaciones](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/31/newspaint-1717173031404-1200x840-ReGoFHZTsq9SLhIjTuFXDVP-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Algo está pasando en Valencia. Se habrán dado cuenta en la última semana: reyertas entre gorrillas, atropellos graves, acuchillamientos.... Nadie termina de saber qué es. La sensación es que hay algo que repta bajo lo que todos vemos, una especie de inseguridad latente que unos achacan a ocho años de abandono y otros, a corrientes extremas, a la pobreza o al acceso cada vez más temprano en a la pornografía. Pero los datos, tan tozudos ahora como lo eran cuando Ribó era alcalde, demuestran que la delincuencia sube. En concreto, un 0,1%. Podría parecer poco (lo es), pero es la gran ciudad española donde más crece. Sólo Zaragoza, con menos de la mitad de la población de Valencia, registra un repunte de la criminalidad. En el cap i casal algunos datos asustan, como el aumento de las violaciones, un 43% que convierte Valencia en la gran ciudad donde más crecen.
LAS PROVINCIAS ha hablado con expertos para saber qué pasa. La respuesta no está clara. Valencia no es una ciudad insegura, pero el aumento de la criminalidad está ahí, sobre todo de la violencia contra las mujeres. Según Tàlia González, coordinadora del grado de Criminología de la Universitat de València, este aumento tiene que ver con que las mujeres «sabemos ahora cosas que antes no»: «Hay conductas que se han estado tolerando con resignación o asco, pero que no se ha de continuar haciendo, porque son, y eran, no sólo desagradables sino también constitutivas de delitos». Pero la profesora añade que el código penal «no es una varita mágica que solucione los males de la sociedad».
De una opinión similar es Carmen Carreras, licenciada en Derecho y agente de igualdad. Esta consultora especializada en violencia de género explica que hoy en día «la dominación sexual de las mujeres sigue siendo la principal causa de discriminación y de violencia hacia nosotras, porque es lo que vende». «Las personas estamos constantemente bombardeadas con mensajes que nos dirigen hacia esa idea, y teniendo en cuenta el boom de la era digital y que las personas jóvenes tienen acceso a todos estos mensajes desde cada vez edades más tempranas (especialmente a la pornografía, cuya edad mínima de acceso son 8 años), no es de extrañar que termine estallando en este tipo de delitos», explica Carreras.
«Yo diría que las causas principales para todos estos aumentos de delincuencia sexual son la falta de educación sexual, que está siendo sustituida por la pornografía como escuela, donde a las mujeres se las denigra constantemente y se normalizan este tipo de conductas. Si unimos esto con la impulsividad de las personas más jóvenes, que no desarrollan la corteza prefrontal hasta mediados de la veintena de edad, y que es lo que les permite controlar los impulsos, tenemos un caldo de cultivo perfecto para que, desde la adolescencia, quieran repetir lo que ven en el porno y lo hagan sin pensar en lo que eso realmente significa y sus implicaciones», asegura. La situación es dramática: este diario intentó recabar la opinión del Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales de Valencia (CAVAS), pero no quisieron atender la llamada: «Estamos desbordadas de trabajo».
Vale, podríamos tener una explicación (triste) de lo que pasa con las violaciones. Pero, ¿y el resto de delitos? Hablamos de un 24,2% más de robos en domicilios o un 52,5% más de delitos de tráfico de drogas, así como un 18,5% más de estafas informáticas o un 6,3% más de delitos y riñas. LAS PROVINCIAS ha intentado durante toda la semana hablar con la Delegación del Gobierno en la Comunitat. Desde el Consistorio restan importancia a los números. «Cabe distinguir diferentes casuísticas, porque hay delitos y faltas cuyo registro se debe a denuncias ciudadanas y otros que son objeto de persecución de oficio, es decir, por la propia Policía, como por ejemplo el tráfico de drogas. Y así por ejemplo los datos de tráfico de drogas crecen un 52,5% que es resultado de una mayor presión policial y no a consecuencia de denuncias, pero en cambio los hurtos o la sustracción de vehículos, disminuyen un 9,8% y un 6,1%, respectivamente, que se producen por denuncia», apuntan las mismas fuentes.
«De esta forma el crecimiento de delitos registrados, cuando es consecuencia de la mayor presión policial por propia iniciativa, como el caso del tráfico de drogas, es una buena noticia, al tiempo que la disminución de la criminalidad convencional en su conjunto que se ha producido, también lo es, ya que la gran mayoría de delitos o faltas registrados lo son a consecuencia de denuncias», aseguran. Vamos, que si el balance dice que hay más delitos de tráfico de drogas es porque se ha pillado a más delincuentes.
No se puede negar que el Ayuntamiento ha tomado medidas, como la instalación de cámaras de vigilancia en determinados barrios. «El trabajo de la actual Corporación empieza a dar sus frutos porque estas medidas tienen un efecto preventivo. Este año se incorporarán 207 nuevos policías», recuerdan las mismas fuentes. Los agentes se encontrarán una ciudad asustada, sobre todo en las pedanías. Suerte.
Parecía que el primer trimestre había sido negro en Valencia, y la ciudad lleva una primavera con acuchillamientos y asesinatos demasiado constantes. El último, hace dos semanas junto a la Finca Roja. En el primer trimestre, hubo siete homicidios, lo que disparó un 250% la estadística. La crónica negra no entiende de clases: murió un canónigo de la Catedral y una persona en situación de sinhogarismo.
El del religioso es uno de los crímenes más mediáticos que se recuerdan en la ciudad. Alfonso López Benito era canónigo emérito de la Catedral de Valencia y apareció muerto en su domicilio de la calle Avellanas con síntomas de asfixia. Se detuvo a una persona que tenía su tarjeta de crédito. El religioso entablaba relación con hombres en situación precaria.
La ciudad amaneció estremecida una mañana fría de febrero cuando una persona que dormía en la calle apareció muerta de una pedrada en la cabeza bajo un puente del río. Otra persona, también en situación sinhogarismo, se entregó tras encontrarse otro herido. El presunto asesino lanzaba piedras desde lo alto de los puentes por supuestas cuitas personales.
La crónica negra también incluye un bizarro asesinato de una mujer en la calle Brasil. A finales de febrero, un hombre ahorcó a su hermana con una correa. El presunto homicida al homicida había tenido una orden de alejamiento con respecto a la víctima, aunque ya estaba fuera de vigor. La Policía Nacional investiga lo ocurrido, sin que por el momento haya trascendido el presunto móvil del crimen.
Sí se sabe lo que pasó en el Saler. En el bosque de la Devesa, la tranquilidad se vio truncada con tres disparos en la tarde del martes 27 de febrero. La Guardia Civil halló, instantes más tarde, un coche con tres personas fallecidas de un disparo. Fue un ajuste de cuentas: uno de los cadáveres pertenecía a un conocido narcotraficante colombiano. La teoría es que aquello fue un ajuste de cuentas, tanto por las víctimas como por las heridas en los cuerpos, que hacían pensar casi en ejecuciones.
El último asesinato de uno de los trimestres más negros de la historia se dio el 29 de marzo, cuando un hombre fue detenido tras apuñalar con un arma blanca en el estómago y matar a un ladrón que había entrado en su vivienda en la calle Ruaya de Valencia. En la casa habían entrado dos asaltantes. El segundo ha conseguido escapar mientras que el primero falleció por la herida en el abdomen.
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