Valencia homenajea a sus mejores agentes de policía

Raquel García es una pionera. Se trata de la primera mujer de la Policía Local de Valencia que recibe la máxima distinción, la Medalla-Cruz al Mérito Profesional con distintivo rojo, en toda la historia del Cuerpo municipal. Esta agente se tiró a la acequia de Favara para rescatar a un anciano que había caído y estaba a punto de ahogarse al ser arrastrado por la corriente. «Los familiares no daban con él porque la acequia tenía mucho caudal. Entrañaba mucho peligro», destaca García. «Estoy muy orgullosa de que en servicios así, que tenemos muchos, te lo reconozcan», comenta la agente, que pone también en valor la participación de su compañero para salvar al anciano.

No fue la única medalla al mérito. De ellos dijo la concejala de Protección Ciudadana, Anaïs Menguzzato, que entran «donde nadie quiere entrar». Son los agentes más reconocidos este año. Se entregaron cruces con distintivo rojo a David Ayllón y David Molina, que entraron a un edificio en llamas en Patraix para salvar a una mujer que intentando salir de casa había perdido el conocimiento en un rellano. Ayllón explica que su actuación impidió que la mujer falleciera, porque el humo le impidió salir del edificio. «Tuvimos la suerte de escuchar su voz y la localicé y me la eché al hombro para sacarla», comenta.

También fueron distinguidos a Antonio Magdalena, Pedro Moreno y Carlos Donis, que redujeron a un atracador de una joyería que intentó dispararles. Moreno comenta que actuaron cuando vieron que el individuo hacía «movimientos extraños». «Al vernos acercarnos salió corriendo y le pillamos cuando intentó subirse a la moto, que estaba en la acera, resbaló y se cayó», señala. Finalmente, consiguieron reducirle sobre todo porque el delincuente, que ha terminado condenado a 8 años de cárcel por los hechos, no pudo disparar cuando lo intentó porque el revólver, que no era de fogueo, estaba defectuoso.

Además, se reconoció con la Medalla al Sacrificio en el Cumplimiento del Deber en la Categoría de Plata a Javier Martínez, un agente que, estando fuera de servicio, fue agredido por una persona al pedirle que le pusiera el bozal al perro potencialmente peligroso que paseaba por un parque lleno de niños en el barrio de La Luz. El hombre fue detenido tras golpear al agente en la cara con una cadena y fue condenado a cinco años y medio de prisión. «Estas cosas se te quedan dentro, sobre todo porque cuando pasó todo estaba con mi hija en el parque», describe Martínez. Fue un movimiento del perro lo que motivó que el agente pidiera al dueño que le pusiera el bozal, lo que desembocó en la pelea cuando Martínez avisó de que iba a pedir la presencia de una patrulla. Los agentes hicieron guardia frente a la casa del delincuente y lo detuvieron. El policía local tuvo que estar de baja por el corte en la cara y una contractura en el cuello que aún ahora de vez en cuando le recuerda lo que ocurrió cuando se le duerme el brazo.

También se ha concedido la Medalla-Cruz al Mérito Profesional con distintivo azul por su cooperación a Susana Gisbert y a Socorro Zaragozà, fiscal portavoz y fiscal adscrita a la Sección Sección de violencia sobre la mujer, respectivamente; al teniente coronel José Celdrán y al comandante Jesús Gozalo, de la Guardia Civil; y por último a Valentín Mendoza, inspector coordinador provincial del Cuerpo Nacional de Policía.

Asimismo, se reconoció la labor de los agentes de policía que llevan más de 25 años en el cuerpo. Es el caso de José Alfonso, oficial de la unidad de motoristas. Él empezó en la Pobla de Farnals y pidió el traslado a Valencia. Pertenecía a la unidad GOE, pero hace ocho años empezó a trabajar en tráfico. «Es la labor principal de la Policía Local», destaca Alfonso, que tira de ironía cuando se le comenta las nuevas funciones de la unidad de tráfico con el control de velocidad de los patinetes: «A lo mejor quieren que nos pongamos un radar en el casco de la moto».