El vicealcalde y concejal de Devesa-Albufera, Sergi Campillo, rechazó hoy las críticas del grupo Ciudadanos sobre la contratación de la limpieza de los restos de la tromba de agua caída en la Albufera a principios de mes, para señalar que se realizó después y por vía de urgencia porque «es lo que tocaba, no se podía hacer de otra manera», tras subrayar que no tiene nada que ver con la retirada en los campos de la paja del arroz, que realizó la concejalía de Agricultura.
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El fuerte temporal de lluvias ocurrido durante los días 4 y 5 de noviembre ocasionó la inundación incontrolada de todo el arrozal del entorno de la Albufera, dejando sumergidas miles de toneladas de restos vegetales y de paja que no dio tiempo a retirar o tratar mediante alguna de las técnicas previstas en la normativa autonómica.
Gran parte de este material, arrastrado por la inundación y los vientos, quedó acumulado en grandes concentraciones en orillas de caminos, campos de cultivo y acequias, dificultando el tránsito tanto de las aguas como de vehículos de todo tipo.
La inundación prolongada de estos restos vegetales produce su descomposición y consiguiente anoxia en las aguas afectadas, generando abundantes sustancias que resultan insalubres para las personas y con efectos altamente tóxicos para la fauna y flora. En el caso de las aguas del humedal protegido de la Albufera, el impacto sobre la pesca y la biodiversidad del ecosistema acuático puede resultar extremadamente grave.
Con el fin de paliar en la medida de lo posible estos problemas en Valencia, se contrató por procedimiento de emergencia a la empresa de trabajos agrícolas MAQUINARIA ISVISA,S.L para retirar «inmediatamente detectado el problema, la mayor cantidad posible de estos residuos», dijo el edil.
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Los trabajos se han centrado principalmente hasta ahora en la retirada de paja y otros restos flotantes de la acequia de propiedad municipal de Rabisanxo, de unos 1.500 metros de longitud, en la frontera norte del lago, una de las zonas más afectadas por este episodio, y de las zonas accesibles del camino del mismo nombre y de la zona del tancat aledaño, con el fin de evitar en «la medida de lo posible que la paja y el lixiviado que produce pudiera llegar al lago y trasladara sus efectos negativos al mismo». Desde el sábado 14 hasta el viernes 21 se han retirado un total aproximado de 450 metros cúbicos de restos, con un coste de 5.593 euros.
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