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Botellón en la playa de Valencia, anoche ivan arlandis

La Policía Local de Valencia desaloja un botellón con más de 60 personas en la playa del Cabanyal

El Ayuntamiento perimetra las principales plazas de la zona universitaria | El refuerzo policial se deja notar desde primera hora de la noche en las áreas más afectadas por el ruido nocturno

ÁLEX SERRANO

Viernes, 18 de junio 2021, 00:34

Son poco más de las 23 horas de una noche de jueves normal en la plaza de Honduras, en Valencia. Normal quiere decir, por supuesto, que las terrazas, el botellón, los «we're coming our way» de los estudiantes Erasmus (que no son mayoría, ni ... mucho menos) y las guitarras que ponen música a una versión desafinada de Carolina de M-Clan campan a sus anchas por el entorno. Todo parece indicar que será otra larga noche para los vecinos del enclave, hasta que una patrulla de Policía Local aparca en la plaza y dos agentes entran a los locales. Instantes después, operarios del Ayuntamiento comienzan a vallar las cinco plazas. Es una de las principales medidas tomadas por el Consistorio para combatir el botellón tras lo ocurrido hace siete días. Miles de jóvenes cenaban, al cierre de esta edición, en la zona universitaria, pero la fiesta posterior, al menos en lo tocante a beber en la calle, se les iba a complicar.

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El dispositivo especial de la Policía Local para combatir el botellón en Valencia desalojó este jueves una reunión de más de 60 personas en la playa del Cabanyal. Además, los agentes monitorizaron otro grupo de grandes dimensiones justo frente a una conocida discoteca.

El Ayuntamiento había avisado de que habría refuerzo policial, y lo hubo. Tampoco nada extraordinario, 24 agentes voluntarios, pero lo suficiente para dificultar el botellón en los entornos de la ciudad donde más problemas causó hace una semana. La orden que tenían los trabajadores municipales que pedían a los locales que ayudaran para reducir las terrazas era que vallaran los parques, según fuentes policiales, «para evitar reyertas como en semanas pasadas». Lo cierto es que las vallas, además, complicaban el acceso a las zonas diáfanas de las principales plazas de Honduras, lo que dificultaba la práctica de botellón en su interior.

El cierre llegó en el momento oportuno, porque no eran ni las 23 horas y decenas de jóvenes ya bebían, de forma más o menos disimulada, en el parque principal de la plaza, con terrazas por doquier. El nivel de decibelios era tal que incluso los había que se chistaban los unos a los otros. Un ruido atípico tras la pandemia que, sin embargo, evidenciaba la realidad de una zona donde el botellón complica el descanso.

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Los locales colaboran en la retirada de terrazas en las zonas centrales de las plazas, lo que les deja con menos espacio

«No nos hagáis fotos, eh», decían los jóvenes cuando veían una cámara. Las preocupaciones se convirtieron en otras cuando vieron a la Policía Local. Los agentes, eso sí, no requisaban bebidas ni imponían denuncias: su mera presencia servía para que los vasos a rebosar se perdieran en imbornales o parterres. La fiesta, parecía, terminaba antes incluso siquiera de que empezara. En la Marina, por su parte, la presencia policial era superior. Esta situación se da después de lo ocurrido la semana pasada, cuado el botellón se descontroló como hacía mucho tiempo que no ocurría en la ciudad. Aunque desde el Consistorio se asegure que se dio una «tormenta perfecta», en la forma del fin de los exámenes y del toque de queda, lo cierto es que algunas imágenes que se vieron en la playa de la Malvarrosa no se habían dado en la ciudad en mucho tiempo, quizá hasta inéditas.

Lo que se encontraron los dueños de los chiringuitos de la playa en la mañana del domingo también fue inédito. El puesto número 11 no pudo ser abierto el lunes por la mañana por el alto nivel de desperfectos tras los botellones que se produjeron el fin de semana. Otros de los afectados fueron los puestos 9, 10 y 12. En algunos casos, los desperfectos llegaron a los 15.000 euros de daños. Sin embargo, ese mismo lunes por la mañana, el concejal Cano dio una rueda de prensa y en ella delimitó los problemas a una zona muy concreta. «Lo que pasó en la playa de Valencia es en una zona determinada entre un chiringuito y una discoteca, en ese tramo se concentró un número indeterminado de personas y provocaron esos daños que tenemos que asumir que se provocaron y que vamos a actuar en ello, de lunes a domingo, para que no sólo no se vuelva a repetir, sino para erradicar el botellón allí, porque ahí si que lo podremos hacer», dijo el concejal.

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De cualquier forma, el edil insiste en que la solución no es policial. Habla de intervenciones sociales y de acuerdos con distintas entidades para ofrecer alternativas de ocio, pero lo cierto es que noche tras noche, y la de ayer no fue una excepción, miles de jóvenes optan por beber en la calle para llenar sus horas nocturnas, sobre todo de madrugada antes de entrar en las discotecas de Valencia.

Los agentes controlaron también la playa y la Marina para evitar que cuando cerrasen los locales, en torno a las 2 horas, el botellón se trasladase a la arena. El dispositivo especial tenía previsto durar hasta las 6 horas.

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