El Ayuntamiento de Valencia ingresa por error 72.622 euros en la cuenta de una vecina

«Cuando vi el saldo de mi cuenta la verdad es que me alegré, pero enseguida empecé a preocuparme porque no era normal. Yo soy autónoma y no manejo esas cantidades de dinero», afirma Amparo G. Como el extracto indicaba que el Ayuntamiento de Valencia había realizado la transferencia, la titular de la cuenta bancaria llamó al teléfono 010 para preguntar por qué le habían ingresado ese dinero.

«El código del extracto era un número muy largo con dos letras y no sabía a qué concepto correspondía», explica Amparo, quien habló por teléfono con varios funcionarios hasta averiguar que los 72.622 euros correspondían a una devolución del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI) por una regularización catastral.

«Me di cuenta del error y gestioné yo la devolución. Ellos no se enteraron de que habían ingresado el dinero a otra cuenta», señala la trabajadora autónoma, que en ningún momento se planteó quedarse con la importante suma.

Amparo no entiende cómo nadie comprobó desde el Ayuntamiento que los datos del beneficiario por la regularización catastral no coincidían con los del titular de la cuenta bancaria (número de DNI, nombre y dirección), por lo que considera que «alguien no hizo bien su trabajo».

Y para más inri, una vez constatado el error, el funcionario de la sección de pago de tributos le dijo por teléfono que devolviera el dinero sin más. «Me asesoré antes de hacerlo y me aconsejaron que pidiera al Ayuntamiento que me enviara un escrito o correo con la solicitud de retrocesión y el reconocimiento del error», asegura la mujer.

«Era una cantidad importante de dinero y yo no quiero tener ningún problema. Pensé incluso que alguien había jaqueado mi cuenta para cometer una estafa o desviar dinero, y como no es lo mismo devolver dinero público que devolver unas zapatillas, les dije que me enviaran un escrito con el reconocimiento del error«, asevera Amparo.

Además, la mujer acudió a la sucursal del banco donde tiene su cuenta para comunicar que había recibido un ingreso que no le correspondía, y pidió también por escrito que retuvieran el dinero «hasta esclarecer lo ocurrido».

Horas después de exponer sus condiciones, Amparo recibió un correo electrónico de la sección de tributos del Ayuntamiento de Valencia donde reconocían su error y solicitaban la retrocesión de los 72.622 euros. Y tras dos días de papeleo y mucho tiempo perdido en conversaciones telefónicas, la honesta ciudadana volvió a la oficina bancaria para autorizar la devolución del dinero a las arcas municipales.

«Yo sigo igual de pobre pero te sientes muy bien cuando haces lo correcto», afirma Amparo, que tiene 34 años y dirige su laboratorio de prótesis dental. «Yo tuve que pedir un préstamo para sacar mi trabajo adelante, y como sé el esfuerzo que cuesta ganar ese dinero, no me lo podía quedar y más sabiendo que la transferencia no era para mí», añade la mujer.

Aunque no es el caso de Amparo, las personas que se quedan un ingreso equivocado, si perciben el error y no lo notifican, cometen un delito de apropiación indebida, que está castigado con penas de prisión de 6 meses a 3 años en función del daño causado y otras circunstancias.

Además, seguir el rastro de las transferencias no es complicado, ya que están registradas con distintos códigos y figuran el emisor, el beneficiario y el concepto, lo que permite a las entidades bancarias conocer el recorrido del dinero.