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DAMIÁN TORRES
Los vecinos de los barrios de Valencia se hartan de los apartamentos turísticos

Los vecinos de los barrios de Valencia se hartan de los apartamentos turísticos

Comunidades de residentes de toda la ciudad impulsan votaciones para prohibir las viviendas turísticas, que ya llegan a zonas lejos del centro

Sábado, 20 de mayo 2023

Algo grave tiene que pasar en una comunidad de vecinos para que se plantee en una votación que hay que prohibir los apartamentos turísticos. Esto ha ocurrido en decenas de edificios de toda Valencia, sobre todo después de que en octubre de 2021 un cambio en la Ley de Propiedad Horizontal permitiera a las comunidades vetar las viviendas turísticas por una mayoría de tres quintos. «Hemos tenido muchos casos por toda la ciudad», confirma Sebastián Cucala, presidente del Colegio Oficial de Administradores de Fincas de la Comunitat Valenciana.

Y eso que la legislación respecto a apartamentos turísticos es bastante dura. Según explica Cucala, se necesita que el edificio entero esté dedicado a apartamentos turísticos, o que estos únicamente se ubiquen en plantas bajas o primeros pisos. «Además, si en ese primer piso hay algún vecino que vive ahí, tampoco pueden instalarse», apunta. Ante la aparición de empresas o de particulares que buscan la rentabilidad superior del alquiler turístico en lugar de la modalidad habitual de alquiler, con diferencias que en época alta pueden suponer conseguir una mensualidad de alquiler en apenas una semana, las comunidades de vecinos se han puesto manos a la obra.

Según explican una administradora de fincas que prefiere mantener el anonimato, dos de sus comunidades ya han hecho esta votación. Una en Ruzafa. Esperable, claro: pleno centro turístico de la ciudad. Pero la segunda sorprende porque es en Arrrancapins, en una calle muy cercana a La Roqueta. En ambas ha sido por molestias derivadas de apartamentos turísticos ubicados en el mismo edificio o en uno cercano. Ya saben: cuando las barbas de tu vecino veas cortar...

«No todas las viviendas turísticos son Airbnb, por mucho que se empeñe Sandra Gómez», asegura Silvia Blasco, de Viutur

Cucala explica que esta situación se da en toda la ciudad, no sólo en el centro. Sobre todo, no en el centro, porque Ciutat Vella es un barrio «sobre el que ya hay mucha presión municipal». De la misma opinión es Silvia Blasco, presidenta de la Asociación de Viviendas de Uso Turístico de Valencia (Viutur). Aunque pudiera parecer que la llegada de los apartamentos turísticos a barrios lejos del centro como la Ciudad de las Artes, Campanar o, y a este caso paradigmático volveremos más tarde, Nou Moles, lo cierto es que no es así. «Hay barrios muy demandados porque desde ellos es muy fácil llegar al centro», comenta.

Blasco apunta, en este sentido, que no todas las viviendas turísticas son Airbnb, «por mucho que se empeñe Sandra Gómez». Demasiado tarde en este reportaje ha aparecido el nombre de la vicealcaldesa, concejala de Urbanismo y candidata a la alcaldía del PSPV, que ha hecho de la lucha contra los apartamentos turísticos el epicentro de buena parte de su actividad política. De hecho, en una entrevista con este medio el pasado viernes decía que en la ciudad «no cabe un apartamento más». Seguro que no en Ciutat Vella, donde ella misma ha capitaneado la aprobación del plan especial de protección.

«Ha habido muchos casos de vetos de la comunidad de vecinos», dice Salvador Cucala, presidente de los administradores de fincas

Este documento, aunque en un primer momento abría la puerta a instalar apartamentos turísticos en el centro siempre y cuando su propietario lo usara de forma habitual todo el año y lo alquilara apenas una cantidad de días al año, el varapalo judicial al que le sometió el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, que respondió a una demanda de la Asociación de Viviendas de Alquiler para Estancias Cortas de la Comunitat Valenciana (Avaec). Gómez tomó una solución salomónica: si no había manera de restringir el uso de los apartamentos (el juzgado le dijo que sus limitaciones estaban mal argumentadas), pues los prohibía en todo Ciutat Vella, salvo en el entorno de la plaza del Ayuntamiento, y arreglado.

En plena campaña electoral, y con la vivienda como eje de buena parte de las propuestas de todos, a ambos lados del arco parlamentario, un análisis a los datos de apartamentos turísticos en la ciudad que ha publicado esta semana la Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia desvela que la burbuja parece cerca de romperse: hay casi 250 apartamentos turísticos más que en marzo de 2022, pero su ocupación cae casi 25 puntos porcentuales, al menos durante el pasado mes de marzo, uno de los más turísticos, obviamente, por las Fallas, y sobre todo por las Fallas de este año, ya conocidas como las del reventón por los miles de visitantes que recibió la cudad durante la tercera semana de marzo. Pese a eso, los datos desvelan que la ocupación ha estado lejos de ser total.

El caso de la Olivereta

El barrio de la Olivereta está lleno de comercios locales. De vecinos de toda la vida. De bares capaces de contar la historia personal de sus vecinos. Desde hace poco más de un mes, en la calle Sempere, los nuevos apartamentos negros con puertas de cristal tintado suponen una ruptura de la imagen habitual del barrio.

Los apartamentos turísticos han migrado de las zonas céntricas de Valencia hacia los lugares más residenciales. Hay dos lecturas completamente opuestas, la de los propulsores de estos negocios y la de la Asociación de Vecinos de Nou Moles. Cada apartamento tiene un propietario diferente. Uno de ellos reclama que este proyecto le da sentido a una construcción que llevaba tiempo en desuso.

El dueño de uno de los apartamentos turísticos defiende que este modo de negocio ayuda a reactivar el comercio local

«Todo esto eran bajos abandonados que llevaban aquí unos 15 años», comenta el dueño. La calle es tranquila, los pocos que transitan por la zona suelen ser sus propios habitantes. Sin embargo, el propietario confía en que los alojamientos turísticos atraigan clientela que beneficien a los comercios locales.

«El que se alojen aquí hace que vayan a comer o a comprar a los negocios de la zona y todos salimos ganando...», apunta el dueño de uno de los pisos. A su parecer «los vecinos están muy contentos con los alojamientos. Se lo comentamos antes de empezar con las obras y nos dijeron que les encantaba la idea».

Desde la Asociación de Vecinos de Nou Moles están en contra de los bajos de la calle Sempere: «Las fiestas no van a parar»

Pero este planteamiento es completamente contrario al de la Asociación de Vecinos de Nou Moles. «Nadie nos avisó de lo que iban a hacer ahí. No estamos para nada de acuerdo», defiende la presidenta de la asociación. Como recalca la portavoz de los vecinos de la Olivereta, la calle Sempere es conocida «por los botellones y los trapicheos que se hacen. Ahora con el turismo no van a parar con las fiestas».

Desde la asociación están preocupados por el futuro del barrio. Sobre todo, porque este nuevo modelo de negocio cada vez es más frecuente en Valencia. El pasado mes de noviembre les retiraron los bancos de la zona «para evitar los botellones, pero los que se ponen a consumir no se sentaban. Se sentaban los abuelitos que viven solos y es su único momento para ver a alguien», enfatizan desde la Asociación de Vecinos de Nou Moles. Defienden un barrio que siga siendo para sus habitantes, no para las fiestas o la intranquilidad.

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