El alcalde Ribó, antes de la reunión con los representantes vecinales. iván arlandis

Los vecinos de Orriols, tras reunirse con Ribó: «No se ha avanzado nada»

Los residentes alertan de que están «igual de mal» en el desalojo de pisos, la inseguridad en las calles y el refuerzo de Servicios Sociales

PACO MORENO

Miércoles, 27 de octubre 2021, 00:34

valencia. Una mancha de sangre en la acera de la calle Santiago Rusinyol, junto a un jardín, no era el mejor presagio para la reunión que tuvieron horas después el alcalde Ribó, la vicealcaldesa Sandra Gómez, su homólogo Sergi Campillo y otros concejales con los vecinos de Orriols para rendir cuentas de lo realizado el último mes para desactivar la bomba en la que se ha convertido esta zona de Valencia.

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La sangre se debía a una pelea callejera, una de tantas, que acabó con navajas en mano, gritos y carreras. «La Policía llegó pronto, pero ya se habían ido», indicó la portavoz de la plataforma Orriols en Lucha, Mari Carmen Tarín, al comentar lo sucedido. De la reunión con los responsables municipales fue muy clara: «No se ha avanzado nada».

Más que una impresión de los vecinos, llegaron a esa conclusión por el propio balance de los concejales, salvo contadas excepciones. «La limpieza ha mejorado, aunque hay mucho incivismo, y Campillo nos ha dado un contacto para cuando haya algo fuera de lo normal, llamar con el fin de que vengan a retirar los residuos de inmediato».

Horas antes del encuentro se produjo una nueva reyerta en un jardín del barrio, dejando un reguero de sangre

Otro asunto bien distinto es lo que ocurre dentro de los edificios, sobre todo en las zonas comunes. «En algunos casos hay hasta animales muertos. El problema es que si la comunidad llama, les toca pagar la factura de la retirada. Nos ha dicho que intentará cambiar la norma, aunque sea de forma temporal».

Con mucho más pesimismo habló Tarín del resto de asuntos que ha convertido a Orriols en uno de los barrios más inseguros, degradados y peligrosos de Valencia. Respecto al último mes se ha avanzado poco o nada en el desalojo pedido de una serie de viviendas ocupadas ilegalmente «por delincuentes», como subraya la dirigente vecinal, para dejar claro que no están por el desalojo sin más.

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«La respuesta ha sido que los bancos dueños de las viviendas ni han contestado a la petición del Ayuntamiento, salvo la Sareb, con cuyos responsables no se han reunido todavía. En fin, nada». Algo parecido ocurre con las deportaciones de los elementos más peligrosos. Sin resultado.

Otra de las reivindicaciones vecinales, el refuerzo de Servicios Sociales, llegará con más personal pero «sin plazos, no han concretado nada». La vicealcaldesa Sandra Gómez, delegada de Desarrollo Urbano, sí concretó que se ultiman ya los trámites para abrir el llamado «agujero de la vergüenza» en la calle Agustín Lara, aunque también sin concretar cuándo. Se trata de un agujero abierto en un muro que sirve a los vecinos para pasar de una calle a otra. Su desaparición están vinculada a un PAI con viviendas y un jardín.

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Así las cosas, la plataforma vecinal mantiene la convocatoria para este jueves a las 19.30 horas de una concentración en el cruce de las calles Padre Viñas y San Juan de la Peña, además de una manifestación el 10 de noviembre a las 19 horas que saldrá de la plaza de la Ermita.

El alcalde Ribó dijo por su parte que se «hacen notar poco a poco todas esas iniciativas que hemos impulsado desde el gobierno municipal, también en colaboración de la Policía Nacional y la Delegación del Gobierno, y los propios vecinos». En seguridad ciudadana, el compromiso es que buena parte del medio centenar de policías locales que se incorporarán próximamente serán destinados a Orriols.

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El primer edil dijo que quiere tener una «fotografía lo más aproximada posible a la realidad». La presidenta de la asociación de vecinos, Maika Barceiro, quien no fue a la reunión, señaló que el Ayuntamiento «debe ponerse ya» a solucionar problemas del barrio, entre los que citó la falta de aparcamientos públicos, los problemas derivados de la falta de control de menores y las «mafias» que dominan la zona con pisos convertidos en «almacenes de objetos robados o cultivos de marihuana, que de todo hay». La dirigente vecinal señaló la falta de equipamientos básicos como una biblioteca adecuada, el centro de mayores o calles «sin baches donde tropiecen los mayores».

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