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Plaza de la Reina. Hubo protestas sobre el proceso participativo. D. Torres
Todo por los vecinos pero sin los vecinos

Todo por los vecinos pero sin los vecinos

Arrecian las quejas contra el modelo de participación en proyectos urbanísticos municipales o de transporte

Álex Serrano

Valencia

Martes, 3 de octubre 2017, 14:04

Tiene el Ayuntamiento en los procesos de participación vecinal tanto una de sus señas de identidad como uno de sus problemas más enconados, el que más dolores de cabeza le dio al anterior concejal delegado, Jordi Peris, y el que ha centrado las primeras apariciones públicas de su sucesora, Neus Fábregas. La reconversión de los presupuestos participativos por barrios a «proyectos de ciudad», determinadas declaraciones de concejales del tripartito como el de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, y las protestas de vecinos de toda la ciudad en los procesos de la plaza de la Reina, Benimaclet u Orriols evitan que el Consistorio saque pecho por una manera de relacionarse con los vecinos novedosa y poco explotada durante gobiernos municipales anteriores.

EMT: Cambios sin consenso y barrios en pie de guerra

La primera piedra en el zapato de Participación Ciudadana, la nueva concejalía, la puso en verano de 2016 el mismo Grezzi. El también presidente de la EMT creó un proceso de participación ciudadana para la primera remodelación de líneas (tocó 12 y creó una más) que fue tremendamente protestada en la calle por toda la ciudad. Barrios como Orriols o Zaidia protestaron algunos cambios, mientras que otros como Nou Moles llegaron incluso a recoger firmas en contra de las modificaciones, que reducían la cantidad de líneas que unían el barrio con el centro de la ciudad. Residentes de calles como Quart, Botánico Cavanilles o General Elío se unieron a las protestas de entidades de Malilla, Orriols, Nou Moles o Beteró, que criticaron la pérdida de determinadas líneas que unían sus barrios con el centro o con hospitales como La Fe. En la Junta Municipal de Distrito de Abastos, la presidenta, Consol Castillo, llevó a Grezzi a una reunión con los residentes de la zona en abril de este año, pero el encuentro terminó con los vecinos plantando al concejal, airados, mientras el edil les espetaba que querían que volviera Franco en una tensa reunión en la que Castillo no sabía cómo aplacar los ánimos.

Ciutat Vella: Muchas protestas en el centro de la ciudad

La calle Serranos de Valencia. JUAN J.MONZO

No es el único proceso participativo que los vecinos han abandonado, enfadados por cómo se ha desarrollado. Varias entidades han abandonado otros órganos de consulta como la Mesa de la Movilidad porque consideran que no les hacen suficiente caso.

De hecho, en algunos procesos participativos, como el que se dio en los barrios de la Seu y la Xerea para eliminar el tráfico por la calle Serranos, hubo enconadas protestas. Cuando el concejal Grezzi acudió al Centro Municipal de Juventud Mesón de Morella para presentar el proceso de peatonalización de la calle Serranos, lo hizo con el proyecto ya terminado, lo que le valió críticas de los residentes de la calle Salvador, que en la propuesta municipal iba a absorber todo el tráfico de Serranos. Tras semanas de peticiones al Ayuntamiento, finalmente Grezzi accedió y eliminó buena parte del tráfico que entraba por esa vía, reduciendo las molestias para los vecinos, unas molestias creadas únicamente por la remodelación de tráfico que planteó el Consistorio el pasado año.

La nueva concejala de Participación insiste en que se mejorará la relación con los vecinos

Sin embargo, este traspiés, el retraso en la colocación de las cámaras de vigilancia o la falta de tarjetas de libre acceso por el centro terminó por soliviantar a no pocas asociaciones de vecinos del centro de la ciudad, que plantaron al concejal Grezzi cuando puso encima de la mesa un nuevo proceso participativo, regido por un estudio externo, para repensar uno de los enclaves más importantes de Ciutat Vella: la plaza de la Reina.

Plaza de la Reina: Varias asociaciones plantan al Consistorio

Y es que los cambios que se plantean en la plaza de la Reina son sino los más importantes, sí claves para la movilidad del centro de la ciudad. Por eso, tras las primeras reuniones celebradas en el Museo de la Ciudad entre el Consistorio y los vecinos, hasta dos asociaciones se levantaron de la mesa, dispuestas a no volver a sentarse con el Ayuntamiento. Fueron la Asociación de Vecinos de Ciutat Vella y la Asociación de Vecinos La Boatella. El caso de la segunda colea porque ya con la actuación blanda en la Lonja hubo protestas, pero la inacción municipal en termas que ellos consideran claves como los apartamentos turísticos motivó que los de Joan Sanchis no volvieran a las reuniones. En el caso de la primera, fue su presidente, Rafael Mampel, quien se hizo una pregunta retórica: «¿Para qué vamos a ir si no nos hacen caso?». Desde entonces, no volvieron a los encuentros con el Consistorio, que duraron varios meses.

Orriols y Benimaclet: Una «oportunidad perdida» en los barrios

Orriols. Las remodelaciones de las líneas de la EMT levantaron críticas. D- Torres

Los procesos participativos propuestos por el Consistorio en distintos barrios de la ciudad fueron recibidos con una esperanza mal disimulada que se convirtió, lenta pero inexorablemente, en una decepción total. Así lo aseguran las asociaciones de vecinos de Orriols y Benimaclet. En el primero se les preguntó a los residentes por cómo querían el jardín de la ermita... para acabar planteando una plaza dura que no convence a nadie. Así lo asegura Maica Barceiro, presidenta de la asociación de vecinos del barrio. «Se organizó con buena voluntad pero con fallos por ser la primera vez. No se reunieron todas las entidades para ver cómo se iba a diseñar la plaza. En el barrio llevamos muchos años trabajando juntos y tenemos mucho bagaje. Trajeron ya diseñado cómo iba a ser la participación. Era el mismo proceso para cualquier barrio. Eso no cuajó bien al principio. Se vio muy buena voluntad pero tenían que haber visto qué podíamos aportar en el propio proceso. Lo que sí queríamos era que se realizase el aparcamiento subterráneo y un jardín, el Racó de la Ermita», explica. «Nos pusimos a la faena viendo que el proyecto de participación no era el adecuado para el barrio. Las ganas de la gente de que se hiciera algo en Orriols superaron las reticencias», comenta la dirigente vecinal, que asegura que su sensación es que el proyecto «no era realmente un proyecto de participación»: «Se nos pedía nuestra opinión sobre la realización de una plaza».

"Se ha primado el voto por internet", lamentan desde las asociaciones de Benimaclet

Algo parecido ocurrió en Benimaclet. El portavoz de la asociación de vecinos, Paco Guardeño, califica el proceso participativo que se planteó en el barrio como «una oportunidad perdida». «Estaba mal proyectado y mal publicitado, con lo cual no es de extrañar las cifras ridículas de participación en los dos procesos llevados a cabo hasta ahora», indica Guardeño. Para él, fue «un error garrafal» ningunear al movimiento vecinal, «primando el voto individual por internet de un ciudadano que lo único que le preocupa es lo que ocurre la calle donde vive, en vez de hacer propuestas de utilidad general para todo el barrio».

Presupuestos: Dudas sobre la participación en 2018

La Federación de Asociaciones de Vecinos también ha planteado sus dudas al Consistorio. Lo hizo su propia presidenta, María José Broseta, durante el Debate del Estado de la Ciudad celebrado la pasada semana, después de que la concejala Fábregas anunciara que los presupuestos participativos del año que viene se centrarán en «proyectos de ciudad» y no tanto en pequeñas cuestiones de barrio, como se ha hecho en años anteriores. Sin embargo, esta misma semana Fábregas ha explicado que en 2019 se volverá a la concepción por barrios del programa y se ha mostrado confiada de que se pueden conjugar las peticiones vecinales con los proyectos municipales, a diferencia de lo que opina su compañero de gobierno, el concejal de Movilidad. La federación entiende que el espíritu de las inversiones participativas debe ser solucionar las carencias detectadas en los barrios o pueblos de la ciudad, mientras que los grandes proyectos deben ser ejecutados con cargo al presupuesto anual del Ayuntamiento de Valencia.

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