P. MORENO
Viernes, 20 de agosto 2021, 00:04
valencia. Apartamentos turísticos, tráfico de drogas y prostitución callejera son una mala combinación para cualquier barrio y es lo que sucede en Velluters. El verano no ha mermado la preocupación de los vecinos, a la vista de las críticas.
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La asociación de vecinos El Palleter es una de las más combativas y reivindicativas con estos asuntos. «El problema de los apartamentos se puede resumir en un ejemplo muy claro: la mayoría no entienden ni respetan el toque de queda. Y así todo». María José Volta, portavoz de la entidad vecinal, destaca que las únicas promociones inmobiliarias en esta parte del centro se deben a la reforma de viviendas para su uso turístico.
«No se hace otra cosa, solares públicos apenas quedan y ahora se reforman hasta las plantas bajas que han sido incapaces de alquilarlas para tiendas. Eso empieza a verse con frecuencia y apostaría a que la mayoría no tienen licencia de obras», dijo.
La mayor inversión del Ayuntamiento en estas fechas es la reurbanización completa de la plaza Ciudad de Brujas y la cercana plaza del Mercado, además de varias calles adyacentes. «Ya veremos en qué acaba eso», sostiene Volta con sorna, sabedora de que cualquier espacio público en la zona acaba siendo tomado por el tráfico de drogas al menudeo y la prostitución.
Las obras marchan a buen ritmo y no pararán con motivo de las Fallas, igual que ocurre con la plaza de la Reina. Fuentes de la concejalía de Desarrollo Urbano confirmaron que este lunes seguirán los tajos abiertos sin incidencias, pese a que el bando fallero prohíbe las obras públicas desde el 23 de este mes hasta el 6 de septiembre.
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Otro foco de preocupación para los vecinos es el jardín de la calle Hospital. «Las pintadas en las columnas es sólo lo más visible, hay un grupo de jóvenes que vienen todas las noches, es como un lugar de quedada. Y el vandalismo crece sin parar con la rotura de mobiliario», señaló.
Este jardín recayente a la calle Guillem de Castro ha sido siempre un lugar de concentración de indigentes que dormían en los rincones sobre cartones y colchones, aunque ahora «la violencia y la inseguridad es peor».
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En cuanto al tráfico de drogas, apuntó que pese al mes estival, se sigue produciendo a diario. «Por la noche, sin tapujos en un parque o en la acera, ves cómo fuman o se pinchan y las jeringuillas se quedan entre el césped hasta que las barren».
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