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Aspecto de las obras de ampliación del hospital en el solar de la desaparecida escuela, ayer. IVÁN ARLANDIS

La venta de Agrónomos se hizo con la condición de mantener sus valores arquitectónicos

La Politècnica aprobó en 2017 la enajenación con la premisa de que se respetara la obra ya derribada de Fernando Moreno Barberá

Paco Moreno

Valencia

Domingo, 14 de febrero 2021, 00:09

La Universitat Politècnica acordó el 2 de noviembre de 2017 la venta de la antigua Escuela Técnica Superior del Medio Rural y Enología, conocida como el edificio de Agrónomos, con la obligación de que la Generalitat respetara los «valores arquitectónicos del inmueble», diseñado por el arquitecto Fernando Moreno Barberá, sin duda uno de los autores más representativos en Valencia del Movimiento Moderno. Las aulas y laboratorios ya han desaparecido bajo la piqueta y sólo queda un solar que servirá para la ampliación del Hospital Clínico en unas obras iniciadas el pasado diciembre. La premisa se incluyó hasta en la escritura pública de venta.

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La demolición despertó toda una oleada de críticas en el mundo de la arquitectura. Incluso se llegó a difundir un manifiesto en contra del proyecto que firmaron una treintena de profesionales con nombres tan conocidos como el de Guillermo Vázquez Consuegra, autor del Muvim y medalla de Oro de la Arquitectura Española en 2016.

De nada sirvió eso, salvo para el compromiso de la Conselleria de Sanidad de que los nuevos pabellones respetarán la memoria del inmueble desaparecido. La ejecución de todas las fases ha sido declarada de interés general por la necesidad derivada de la pandemia, con lo que se acelerarán todos los trámites.

La Universitat Politècnica ya puso la misma condición cuando se intentó por primera vez la operación de venta en 2008, malograda en 2012 por la crisis económica. También se hablaba de «valores arquitectónicos« en todo lo que se hiciera.

Un eufemismo parecido utilizó la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga, cuando el pasado 11 de diciembre firmó la resolución que ha permitido la polémica actuación. Al carecer de un plan especial que protegiera el conjunto de la obra de Moreno Barberá, la máxima responsable en la protección del patrimonio pidió que el nuevo edificio proyectado «deberá asumir el mantenimiento tipológico de fachada, tipología estructural y mantenimiento de patios que presenta actualmente».

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Un nuevo eufemismo para avalar las demoliciones. El proyecto presentado por la Conselleria de Sanidad establece un patio inglés en la parte recayente a la avenida Blasco Ibáñez, de tal manera que en el sótano entre iluminación natural, además de una fachada basada en las líneas horizontales del Movimiento Moderno.

Aunque la venta del inmueble correspondió a la Universitat Politècnica, fue la de Valencia la encargada de realizar un plan especial de protección del campus de Blasco Ibáñez. El documento fue entregado el pasado día 26 por la rectora Mavi Mestre a la vicealcaldesa Sandra Gómez, aunque todavía no ha salido a exposición al público para la presentación de alegaciones.

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Sí que se sabe que en la zona de ampliación del Clínico se protege la Facultad de Psicología, unida en el mismo inmueble a la desaparecida Escuela de Agrónomos, mientras que no hay ninguna referencia a las demoliciones ni se razona algún argumento contrario a los mismos.

A juicio de la portavoz del PP en el Consistorio, María José Catalá, la obligación se ha incumplido por parte de la Generalitat a la vista los derribos producidos en este conjunto arquitectónico. «Ante las dudas manifestadas por la Dirección General de Cultura y Patrimonio sobre el valor patrimonial de los pabellones ya demolidos, se debería haber consultado a los principales órganos consultivos en materia de cultura, lo que no se hizo«.

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