![Así es viajar en taxi y en Uber en Valencia](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201902/07/media/cortadas/uber-taxi-valencia-U30168694204o2G-U70566133192XjG-984x608@Las%20Provincias-LasProvincias.jpg)
![Así es viajar en taxi y en Uber en Valencia](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/201902/07/media/cortadas/uber-taxi-valencia-U30168694204o2G-U70566133192XjG-984x608@Las%20Provincias-LasProvincias.jpg)
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VIAJE CON UBER
¿A dónde vas? Es el primer mensaje que el usuario se encuentra al abrir la aplicación de Uber (también existe Cabify), la plataforma que se ha escogido para realizar el viaje comparativo con el taxi. Eso tras el proceso previo de descarga y registro, todo guiado a través de pasos sencillos. Una vez facilitado el número de tarjeta de crédito (o, en su defecto, la cuenta de Paypal), todo está listo para empezar a utilizar el servicio de los VTC.
Introducido el destino, enseguida aparece el mensaje del coste del trayecto (15,22 euros) y el tiempo de espera del vehículo -del que se especifica modelo y matrícula -, que llegará en cinco minutos si se confirma la contratación, aunque finalmente serán ocho por los semáforos de la estación del Cabanyal.
Lo primero que escucha el usuario al subir al vehículo es un «buenos días» seguido de su nombre. El conductor (del que también se conoce el nombre y se ha visto su foto en la app, así como la valoración de otros usuarios) pregunta si está cómodo. Un vistazo rápido al interior del vehículo, equipado de alta gama e impecable en su aspecto, hace que uno responda que sí.
La casualidad ha querido que delante del VTC circule un taxi, por lo que la pregunta sobre el conflicto entre los dos modelos de transporte es inevitable. Aquí se impone la prudencia de J., que prefiere «esperar a que haga su servicio y reinicie el trayecto para seguir con el mío». Un respeto que él también pide para su trabajo. De hecho, esa cautela a la hora de hablar de los taxistas es la tónica en todo el trayecto, realizado respetando los límites de velocidad y con una conducción suave en la que uno apenas percibe que se está desplazando.
Como el viajero es novato en el tema de los VTC, el conductor explica que a través de la pantalla del GPS podrá observar el itinerario del viaje y detalla también cómo funciona la app y lo transparente que es el servicio porque el cliente conoce «en todo momento» los datos. «Es nuestra herramienta de trabajo. El taxi tiene que entender que hay que adaptarse a las nuevas tecnologías y a los cambios en la movilidad», dice al tiempo que recuerda que «los dos podemos convivir».
Preocupa el futuro si sale adelante el decreto-ley del Consell con las restricciones anunciadas porque supondrá «buscar otro trabajo». En un cuarto de hora, el usuario llega a su destino y se despide. En su correo electrónico ya tiene la factura con el desglose del servicio contratado.
VIAJE CON TAXI
El taxi está impoluto. Es un híbrido nuevo que llega apenas dos minutos después de que fuera solicitado a través de una aplicación para teléfonos inteligentes. El conductor tiene cinco estrellas, tal como se puede ver en la interfaz del programa, que se parece mucho a la de las aplicaciones que usan las VTC. Y es que en esa especialización, en ese «ganarlos en su propio terreno», como dice el taxista, es donde el sector libra la que piensan que será su última batalla. «Es una pelea por un modo de vida contra la precariedad que plantean plataformas que están en Delaware», explica el conductor, de quien este diario omitirá el nombre de manera consciente.
Nada más subir al vehículo, el taxista explica cómo conseguir un descuento de cinco euros en la aplicación a través de la cual se ha pedido la carrera. «Nosotros sabemos que tenemos que mejorar nuestra imagen», comenta el conductor, que es crítico no sólo con algunos de sus compañeros sino también con cómo se ha encarado la huelga en otras ciudades como Madrid o Barcelona.
«No puedes bloquear Ifema e impedir que la gente vaya a trabajar porque al final vas a ponerlos en contra de una reivindicación que todo el mundo puede entender. No es que nos enfademos por no poder mantener nuestro monopolio, es que sólo queremos competir en igualdad de condiciones», admite: «Además, muchos de mis compañeros tienen que invertir un poco más en el coche, no puedes ir por ahí con determinadas marcas, que eres un servicio público».
Este conductor, que no supera el límite de velocidad en ningún momento (hasta el extremo de ser adelantado por decenas de vehículos a la salida del paso inferior frente a la Fe, en el Bulevar Sur), reconoce, además, que el trabajo de taxista «no es barato pero te permite ganarte la vida». Desvela, por ejemplo, que entre la licencia y el vehículo nuevo, los gastos pueden llegar a los 2.000 euros al mes. «Es una inversión a largo plazo», comenta.
Y es que entre los taxistas corren historias sobre los VTC que casi parecen leyendas urbanas. Dicen, por ejemplo, que los conductores de Uber o Cabify cobran 800 euros al mes, o que trabajan 16 horas al día... las mismas que el taxista reconoce que hace él, «pero por un sueldo bastante mejor». Los días libres son otro de los puntos de fricción: critican que los VTC puedan trabajar toda la semana y ellos tengan que descansar unos días determinados que marca la conselleria.
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Iker Elduayen y Amaia Oficialdegui
Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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