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El Colectivo de Víctimas del Terrorismo (Covite), representado por Consuelo Ordóñez, y la madre de uno de los agentes atacados en Alsasua, así como la pareja de uno de ellos, arrancaron ayer del alcalde de Valencia, Joan Ribó, su condena «contundente», según Ordóñez, al mensaje del mural de Jesuitas. «Nos ha dicho que estaba en contra de lo que aparecía allí y que en España no hay presos políticos», indicó la presidenta de Covite.
Fue el punto final a una larga jornada en el Ayuntamiento de Valencia. Se celebraba el pleno del mes de julio y el punto más esperado era el último, tras más de seis horas de debate municipal. Era la moción urgente presentada por Ciudadanos en la que se exigía al Consistorio que se posicionara a favor de la justicia y en contra de los agresores y que borrara el muro. El equipo de gobierno votó en contra de la urgencia porque el mural ya no existe y ni siquiera se debatió.
Al término del pleno, Inmaculada Fuentes, madre de uno de los guardias civiles apalizados en Alsasua, calificó el mural de «ofensivo». «Ese tipo de pinturas nos agrede y nos humilla», dijo Fuentes, que afeó al Consistorio que ofreciera «un espacio público» para la pintada. Fuentes explicó que la manera elegida para borrarla ha sido «errónea»: «Se tenía que condenar que se apoyara a gente que ha agredido a dos guardias civiles y a dos mujeres«. La madre de uno de los agentes agredidos contó que a su hijo »le rompieron tibia y peroné, le desencajaron el tobillo y tuvo que ir su novia a ayudarle para que dejaran de pegarle patadas en la cabeza« aquella noche de octubre de 2016.
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