La Nao Victoria llega a Valencia: así es la vida dentro del barco

Los valencianos amantes de la náutica histórica tienen la ineludible oportunidad de subirse a bordo de la embarcación que consiguió dar la primera vuelta al mundo. La réplica de la Nao Victoria permanecerá atracada durante diez días en el paseo de la Marina de Valencia para que todo aquel que desee visitarla sienta el espíritu expedicionario de Magallanes y Elcano, los marinos que a golpe de timón cambiaron el rumbo de la historia para siempre.

Pese a que la presencia de brisa marina es imperceptible y el oleaje está tranquilo, el barco se balancea rítmicamente. Es por ello que Javier Fernández revisa con sumo cuidado tanto los amarres como la pasarela que da acceso al enorme casco de 25 metros de eslora y 112 GT (Gross Tonnage, la medida de pesaje de buques). Propiedades de un buque de grandes dimensiones en toda regla. Él es uno de los integrantes de la tripulación, pero, a pesar de sus escasos 24 años de edad, este murciano no es ni mucho menos el grumete de la expedición. Como él mismo dice, el grupo de 12 marineros que surca los mares de todo el mundo a bordo de la Nao Victoria «es muy joven».

«Casi todo aquí lo hacemos a mano y, si ya nos cuesta en pleno 2024 hacer algunas tareas por culpa del viento, no me quiero ni imaginar cómo era entonces», explica el joven navegante sobre la dificultad que entrañan labores como el despliegue de las velas desde un mástil de hierro de 25 metros de altura, el atraque o las maniobras de navegación.

Entre la características más llamativas del navío se encuentra el vivo color negro azabache que lo reviste por completo, una tonalidad oscura fruto de la madera de pino y roble, materiales de los que también estaba compuesto el barco original de 1.519. Si pasean por el complejo portuario, no les hará falta sacar el catalejo para divisarlo en el horizonte, pues resalta a simple vista por su particular envergadura y colorido.

Las tres plantas de las que goza la embarcación, contando la bodega, podrán ser visitadas pero, eso sí, no esperen encontrar muchas habitaciones pues la vida del medio centenar de expedicionarios encabezados por Magallanes y Elcano consistía en dormir sobre la cubierta. Sólo el capitán tenía el privilegio de contar con un camarote propio, esta estancia sí puede ser vista desde la puerta. Tampoco busquen un timón redondo como seguro que han visto en las películas de piratas ya que en su lugar hay un pinzón, una gran estaca que facilita la tracción del barco sobre las olas. «El timón redondo se inventó casi dos siglos después de la construcción de la Nao Victoria», comenta Javier antes de añadir que la réplica de la embarcación ha protagonizado rodajes de documentales, películas y series de televisión.

Las seis velas que hacen volar al barco sobre las olas están plegadas por lo que no se podrá contemplar la tan característica Cruz de Calatrava cosida sobre el manto. Las telas necesitan un breve descanso de diez días antes de que el día 20 vuelvan a zarpar rumbo a Cádiz. La travesía que ha recorrido la Nao Victoria este año ha sido larga pues está de gira por toda Europa exhibiendo los logros de la antigua marina española que descubrió nuevos mundos surcando infinitos mares. «En el norte del continente la exposición del barco estaba siempre completa. Allí les gusta mucho la historia de España y aprecian especialmente la época en la que vivió esta embarcación», comenta el tripulante quien también explica que el público mayoritario de las visitas son familias con niños durante los fines de semana y excursiones de centros educativos en las jornadas entre semana.

En su interior, los visitantes podrán observar diferentes accesorios de la vida de los marinos del siglo XVI. Botellas, armaduras, herramientas o cañones son algunas de las reliquias que se pueden encontrar a bordo de la Nao Victoria. Si la visita audioguiada no es suficiente para los más curiosos, la voluntariosa tripulación realiza de vez en cuando una simulación de cómo hacer un nudo marinero o cómo se suelta lastre o se levantan anclas.

La Nao Victoria ha realizado ya navegaciones de alto calado por los grandes océanos del planeta y visitado todos los continentes. De hecho, durante los años 2004 y 2006 completó su propia vuelta al mundo, surcando más de 26.000 millas náuticas, haciendo escala en 17 países, como Colombia, Panamá, Hawái, Japón, Singapur o Hong Kong. Desde entonces no ha cesado de navegar por el mundo, realizando importantes giras culturales por más de un centenar de puertos de Estados Unidos y Europa.

Su escala en Valencia se produce tras su regreso a aguas españolas después de una larga gira europea en la que ha estado exhibida en más de 30 puertos de España, Francia, Reino Unido, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca y Alemania.

Javier destaca que la travesía de mayor duración de este periplo continental fue llegar desde Países Bajos hasta Melilla en apenas dos semanas de navegación, ruta solamente interrumpida por dos breves paradas de aprovisionamiento. Y es que la vida en alta mar es dura y exigente, más si cabe si se navega a vela en pleno siglo XXI. «Nuestra velocidad es de unos siete o nueve kilómetros por hora en función del viento», asegura este marinero. Para mantenerse con ojos avizores, la tripulación se organiza cada día en tres turnos de guardia en el que se vigila la ruta durante cuatro horas para luego descansar otras ocho, y así sucesivamente.

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