Una visita al Goerlich de la Valencia universitaria

Muchos de ellos recordarán la personalísima verja, los ventanales, las puertas, la distribución de las salas y de las habitaciones, la capilla que con el paso de los años se convirtió en un salón de actos tras haber tenido usos como sede de una publicación universitaria. Y guardarán en su memoria las cristaleras. Un edificio muy vivido, una casa con mucho encanto que hoy se convierte en protagonista con la exposición 'Memoria de un espacio. Habitar el Vives' promovida por la Universitat de València (UV). Es un reencuentro con la construcción recién restaurada y convertida en 'Espai Vives', donde se celebra la exposición.

El majestuoso y original edificio de grandes ventanales lo concibió en 1935 el arquitecto de la Valencia moderna. Iba a ser Residencia de Estudiantes. Buscaba el modelo que había inaugurado en Madrid la Junta para Ampliación de Estudios siguiendo la línea de la Institución Libre de Enseñanza, conforme a la información que facilita la UV. Pero en el camino se cruzó la Guerra Civil. El cambio de los tiempos políticos que trajo consigo la contienda convirtió el concepto en el Colegio Mayor que se inauguró en 1954. Con la construcción comenzaba un relato de la ciudad de la mano de una casa para universitarios que «forma parte inextricable de la historia urbana de la ciudad», como apunta el catedrático de la UV Josep Vicent Boira en la información que acompaña a la exposición.

Y es que no es una obra cualquiera. Más allá del valor propio de la construcción, hay que contemplar también su importancia en el desarrollo urbanístico, que al mismo tiempo es el social de la capital del Turia. Boira incide en que no hay que mirar la obra de Goerlich sólo con la mirada del «mérito arquitectónico y por el papel que ha jugado en la vida universitaria de miles de estudiantes y profesores que lo habitaron, lo visitaron o sencillamente pasaron por delante».

El catedrático pone el acento en la circunstancia de que el Luis Vives «formó parte de un proyecto urbanístico de primer nivel en la primera mitad del siglo XX: la Ciudad Universitaria, que ayudó a extender la urbanización de la capital valenciana hacia levante, siguiendo el paseo al Mar, y contribuyó a conformar un barrio de funciones directivas sin el cual es difícil entender la estructura funcional actual de la ciudad» que entonces se expandía.

Un espacio que guarda historias e ideas que tras seis décadas de funcionamiento como casa de universitarios ha ayudado a trazar la personalidad de la ciudad y de sus habitantes. En todo ello se ha detenido la UV, titular del elegante inmueble cuya «memoria, más allá de fechas, documentos con imágenes, está conformada de manera colectiva por el recuerdo y la experiencia de sus moradores».

Relatos personales y colectivos que conceden significado a fotografías del continente y del contenido con una aproximación a la arquitectura de Goerlich incluyendo el proyecto de 1935 que forma parte del Archivo Histórico de la UV. Carteles, invitaciones y testimonios grabados de colegiales, antiguos directores, descendientes de éstos y de otros empleados de la casa invitan a contemplar el futuro del renovado espacio a través del conocimiento de su origen y personalidad.