Un indigente duerme en la calle en las Atarazanas. JESÚS SIGNES

Vivir en la calle, un drama que atenaza a casi 900 personas en Valencia

El Ayuntamiento busca integrar a los indigentes en el circuito municipal de albergues o, incluso, encontrarles un piso en alquiler

Jueves, 8 de febrero 2024, 01:04

Es probable que ni usted ni yo los veamos, porque el siglo XXI nos ha insensibilizado. Pero en Valencia hay 837 que viven en la calle, 836 ahora tras el fallecimiento de una persona en situación de sinhogarismo este miércoles. Son 82 más que en ... 2021, cuando se hizo el último censo. De ellos dijo la alcaldesa de Valencia este miércoles que estas personas presentan «porcentajes muy elevados de problemas que van más allá de las carencias materiales».

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Es cierto. Según un estudio de la Universitat de València (UV) realizado en 2020 por Javier Calvo y Mercedes Botija a través del Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales, un 23,6% de las personas que vivían en la calle entonces tenían algún tipo de enfermedad crónica relacionada con la salud mental, seguido de un 20,9% relacionada con aspectos físicos. Además, el 19,1% de las personas tienen problemas cardiovasculares, mientras que un 14% es portadoras de VIH. Otra de las enfermedades crónicas con un 9,9% es aquella relacionada con patologías pulmonares, seguida de un 3,4% de enfermedades oncológicas.

De acuerdo a un artículo aparecido en la revista Drets. Revista Valenciana de Reformes Democràtiques en 2022, cada vez hay más jóvenes en la calle, así como mujeres, que representan entre un 12 y un 15% del total, según indica el artículo. Para ayudarlos, el Ayuntamiento de Valencia cuenta, desde siempre, con una amplia gama de recursos gracias a un entramado de organizaciones y asociaciones como Accem, Bokatas, Cáritas, Casa Caridad, Cepaim, Comité Antisida Valencia, Cruz Roja, Fundació Salut i Comunitat, Médicos del Mundo, Natania, Mensajeros de la Paz y Misión Evangélica Urbana de Valencia, Rais Hogar Sí, Sant Joan de Déu, Casal de la Pau y Alanna.

Sin embargo, lo cierto es que muchas de las personas que viven en la calle no quieren acudir a los albergues porque salvo en los que se conocen como baja exigencia, suelen tener horarios o requerir a las personas que dejen sus cosas fuera. Esas cosas, carritos de la compra desvencijados y llenos de ropa y distintos utensilios, son para ellos su vida. Y luego está el tema de las mascotas, dado que muchos de ellos tienen perros o gatos. Muchas de estas personas, además, trabajan, aunque sea como aparcacoches o recogiendo chatarra.

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Otros son temporeros en el campo. Es el caso de muchos de los cientos que pernoctan bajo los puentes del Jardín del Turia. Se trata de personas procedentes de países africanos con quienes trabajan entidades como Valencia és Refugi o Amigos de la Calle. Sin embargo, de un tiempo a esta tarde las autoridades han llevado a cabo actuaciones en la zona para echarlos de los puentes. Es el caso de la macrorredada realizada el pasado diciembre, en el que agentes de la Policía Nacional y la Policía Local desokuparon la Casa del Agua y vaciaron asentamientos bajo puentes como el de Glorias Valencianas, donde pernoctaban decenas de personas pese a que ese puente cuenta con un estanque. La macrorredada terminó con 42 identificados y seis detenidos, cinco de ellos por incumplir la Ley de Extranjería.

Cabe recordar también, en este sentido, los asentamientos chabolistas, donde cientos de personas viven en infraviviendas situadas en los márgenes de los barrios, en las costuras de la ciudad: junto a alquerías abandonadas, en solares al lado de las vías del tren o en pleno campo. Según el Ayuntamiento, en ellos viven entre 300 y 400 menores. Son unas 1.200 personas las que viven en estas agrupaciones de infraviviendas, situadas sobre todo en barrios como San Marcelino o distritos como Quatre Carreres. Es en este último donde más preocupa el problema, tanto que el Ayuntamiento llevará a cabo un plan especial consistente en visitas de los asistentes de los centros sociales para evitar que las personas tengan que trasladarse a dependencias municipales, como ya hacen los técnicos en ese distrito.

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Además, desde el Consistorio insisten en la necesidad de buscar una alternativa habitacional a las personas en situación de sinhogarismo. Es por eso que la administración hablará con los propietarios de los pisos en alquiler en los barrios donde están los asentamientos con la intención de que las familias se quedan en la zona y así no haya que sacar a los alumnos de los colegios donde están inscritos.

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