Vox volverá a traer un árbol de Navidad a Valencia tras la polémica del anterior

El anuncio lo ha hecho público después de que le preguntaran si, después de que el abeto se acabara muriendo en su ubicación posterior en San Marcelino, si iba a poner otro el año próximo. Badenas ha tratado de justificar su decisión del pasado año, a pesar de que el árbol acabara muerto porque venía de un clima de montaña más frío y no se adaptó a los largos periodos sin lluvia de Valencia, y ha respondido: «Yo lo que pedí fue que se pusiera un árbol en la plaza de la Reina en su encuentro con la Paz, para favorecer a los comerciantes tras las obras que duraron varios meses en la zona con las que los comerciantes se vieron perjduciados». Y ha añadido: «No especifiqué que fuera un pino o un abeto».

Acto seguido ha asegurado que en la «próxima Navidad volveremos a plantar uno y ya se informará qué especie se escoge».

En su explicación ha tratado de quitar hierro al hecho demostrado de que no era una especie que se pudiera adaptar a estas condiciones de Valencia, y ha añadido que desde «la concejalía se hace una indicación de carácter general para la próxima campaña de Navidad y los técnicos decidirán y se verá el árbol que se va a usar». Y ha asegurado que, en todo caso, «no será una decisión política, sino de los técnicos».

Y ha insistido en el hecho de que habrá árbol de Navidad, «pero no una especie concreta. Lo que no habrá es un 'árbol plasticus', mientras yo sea concejal de Parques y Jardines».

Cabe recordar que Parques y Jardines encargó la adquisición de este abeto de 11 metros de altura a un vivero de Pistoia (en la región de la Toscana), en Italia y costó 10.690 euros. Ya entonces, el portavoz de Vox explicó que habían traído un abeto natural porque no querían trabajar con plantas artificiales y destacó la importancia de rendir homenaje a todos los barrios.

El abeto de Normann o del Cáucaso se decoro con bolas decorativas en tono rojo con el nombre de cada barrio y pedanía y, una vez terminadas las Navidades, se retiró y se trasplantó en el barrio de San Marcelino. Eso sí, sólo cuatro meses después, ya se vio que el árbol presentaba claros signos de estar seco.

Incluso desde la asociación de vecinos de San Marcelino hicieron su particular fiesta de despedida del árbol, con bailes y villancicos e incluso vestidos con un gorro de Navidad. Finalmente murió y ya a mitad de mayo se tuvo que talar y retirar.