
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P. MORENO
Viernes, 9 de abril 2021, 00:47
El hallazgo de pavimentos de adoquín, raíles del tranvía de hace un siglo y cimientos de edificios que se remontan al siglo XVIII. Estos son los restos visibles de la antigua Valencia en María Cristina, pero no es lo único que espera a los responsables de las obras de peatonalización en el entorno de la Lonja y el Mercado Central. La apertura de zanjas para las canalizaciones de agua potable han deparado las sorpresas citadas y obligaron a posponer este martes el corte de tráfico en la calle María Cristina, aunque hay otras zonas igual o más sensibles.
Las obras se realizan bajo un proyecto arqueológico en el que se habla de que sólo en el trabajo de las actuales calzadas alcanzará los 35.710 metros cuadrados. Como la profundidad previsible a la que se llegará será de 53 centímetros, se espera remover por lo tanto 18.926 metros cúbicos de material. El informe firmado por Enrique Ruiz habla en este apartado de la posibilidad de que afloren restos del desaparecido convento de la Merced, así como documentar la presencia de la puerta de la Alcaicería, una de las que daba acceso a la muralla musulmana del siglo XI.
También en la acera principal de la Lonja habrá que andar con cuidado para documentar los vanos del semisótano del Consolat del Mar o las posibles marcas de cantería en los sillares que salgan a la luz, debido a que el actual nivel de la calle es superior al que había en la época de la construcción del edificio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
En las zanjas que se abran para la construcción de alcorques, sigue el relato del experto, cabe la opción de que en la plaza de la Comunión, una pequeña replaza de la iglesia de los Santos Juanes, aparecen restos arqueológicos relacionados con el cementerio parroquial.
La obra será en su mayor parte superficial durante el año que dure desde su inicio, aunque la apertura de zanjas para los contenedores soterrados, alcorques y otras piezas del mobiliario urbano será lo más complicado. «Se podrían alcanzar los niveles de época andalusí», señalaron sobre un posible molino vinculado a la acequia que regaba esa zona extramuros. Alrededor de la zona de obras, los expertos han documentos hasta cementerio romanos, como el famoso de la Boatella, junto con una relación de veinte excavaciones que han definido perfectamente el callejero histórico ahora en el subsuelo.
La asociación de Comerciantes del Centro Histórico reiteró que las obras ahora en marcha, de renovación del agua potable, se hagan «todas a la vez» para compensar el retraso por los hallazgos arqueológicos. La propia peatonalización podría comenzar este mismo mes, con un plazo de alrededor de un año y un presupuesto de 4,8 millones (IVA aparte). La intervención cuenta con ayudas europeas, por lo que deben hacerse en plazo para no ser penalizados.
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