Lunes por la mañana. Las furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (UIP) que durante días han puesto coto a los disturbios de los radicales en Cataluña surcan la calle Zapadores para adentrarse en las entrañas del complejo policial. A las puertas, familiares, amigos y compañeros aplauden el regreso de los agentes. Uno de los asistentes observa una grúa situada ante la fachada del abandonado cuartel. Dos trabajadores con casco suben en la cesta del vehículo de obra y recorren la fachada hasta lo alto. Uno de los asistentes a la llegada de la comitiva policial observa la maniobra con cara de estupefacción. Y se pregunta no menos asombrado: «¿Por fin van a reformar Zapadores?».
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La respuesta a la pregunta es una contundente negativa. «La red es lo único nuevo por ahora», explica con ironía un integrante del Sindicato Unificado de Policía (SUP). Y eso es lo que esta semana hacían los obreros encaramados a lo alto de la fachada de Zapadores: sustituir la malla que desde hace años impide que algún cascote del inmueble pueda desprenderse y abrir la cabeza a cualquier peatón. Pero ni rastro de ninguna otra de las reformas anunciadas el pasado mes de mayo por el Ministerio del Interior y con fecha y dinero encima de la mesa: 30 millones y unos trabajos que debían empezar antes de que terminara el año. «Por ahora, nada de nada», subraya un agente que lleva más de dos décadas en el complejo policial. Como adelantó en exclusiva LAS PROVINCIAS, los enésimos planes de reforma del edificio (los primeros anuncios se remontan nada menos que a 1996, con María Teresa Fernández de la Vega como vicepresidenta) llegaron hacia el mes de mayo. Eso sí, en una reunión en la Jefatura de Valencia sin luz ni taquígrafos, con mandos policiales y representes sindicales, tal vez por la propia creencia ministerial de que el proyecto iba a caer de nuevo en saco roto.
En el encuentro se dijo que de los 300 millones que el Gobierno de Pedro Sánchez (entonces aún en plenas funciones...) planeaba destinar a la mejora de sedes policiales en toda España, 30 irían destinadas a Zapadores. Ni un céntimo ha llegado hoy. La reunión sirvió también para apuntar que se estaría estudiando ya el traslado de agentes a otras dependencias. Casi medio año después, ni un policía se ha movido.
1996 María Teresa Fernández de la Vega, vicepresidenta socialista, es la primera en prometer una reforma del edificio a la que se irían sumando después todos los mandatar
10.000 metros. Esa fue la superficie que se dijo que se iba a reformar por parte del Gobierno. En 13 años apenas se han mejorado los tejados, las canalizaciones y se asfaltado parte del patio interior.
Plagas La presencia de insectos y roedores es casi una constante en el complejo. «El problema de las cucarachas no es ya un problema, hemos aprendido a convivir con ellas, casi ya tienen nombre», ironizó el representante de un sindicato policial.
Los primeros planes apuntaban a la reforma del edificio principal (el recayente a la calle Zapadores) y la construcción del aparcamiento. Otro de los proyectos era reformar la Farmacia Militar, presente también en el complejo, para trasladar allí la Comisaría Centro, ahora mismo repartida entre una sede en la calle Maldonado y el maltrecho Zapadores. Hoy, lo único que ha estrenado el vetusto cuartel es la mencionada red para evitar accidentes con cascotes entre los peatones.
Y es que, hasta la propia malla está 'maldita' en el complejo. La red que desde hace años es parte del paisaje de la fachada ha llegado a dañar el edificio. Así lo publicó también hace unos meses en exclusiva LAS PROVINCIAS, como se desprendía de un informe realizado en marzo por un arquitecto, a instancias del propio Cuerpo Nacional de Policía, y que impulsó a cambiar la red, colocada para evitar la caída de trozos de cornisa a la vía pública, para evitar que siga dañando la estructura.
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Ya el año pasado hubo un 'paso atrás' de Interior. Fue en 2018 cuando Grande-Marlaska, en su primer acto como ministro en Valencia, con motivo del día de la Policía Autonómica, se subió al tren de prometer el oro y el moro para Zapadores. Justo en noviembre reculó: «No hay fecha, ni plazos ni cifra económica presupuestada».
También hace justo un año, el debate regresó de lleno a Zapadores y su penoso estado. El hundimiento de un techo en el complejo de Zapadores, y su caída sobre la mesa del inspector jefe de la unidad de Caballería (por fortuna, cuando el mando policial no se encontraba) puso de nuevo el foco sobre el lamentable estado de la mayoría de las dependencias policiales de la Comunitat y la acuciante falta de medios con la que los agentes hacen su trabajo.
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Las mentiras sobre las instalaciones comienzan en 1996. Hace 20 años, Ayuntamiento y Gobierno central acuerdan el traslado de policías desde la Comisaría de Alameda al antiguo cuartel de Zapadores. Ya entonces se oyen las primeras voces de restaurar al complejo, que se caía literalmente a pedazos. La imagen de una red verde cubriendo la fachada exterior, ante el riesgo de desprendimientos de cascotes y las nunca terminadas reformas, ha sido un clásico del edificio hasta hace unos años.
En enero de 2008, en plena campaña electoral, la entonces vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, prometió la enésima reforma. Nada menos que 40 millones de euros. Nunca llegaron a materializarse. Exactamente como hoy, 13 años después.
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