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C. VELASCO
Domingo, 27 de enero 2008, 02:11
Menton (Francia), 28 de enero de 1928, muere, un día antes de cumplir 61 años, un intelectual valenciano en el exilio. Su candidatura al premio Nobel de Literatura se desvanece inopinadamente. Los aplausos por el estreno en Estados Unidos de la adaptación al cine de que se proyectó en 1921, se silencian para siempre. Vicente Blasco Ibáñez abandona la vida en su residencia de Fontana Rosa.
Este año se conmemora el 80 aniversario del fallecimiento del autor de La Fundación Centro de Estudios de Vicente Blasco Ibáñez tiene previstos numerosas actividades para "promocionar la memoria" del escritor y "dar a conocer la figura" de este valenciano universal, según el secretario de la entidad, Ángel López.
Pese a que la mayoría de los valencianos pueden citar más de una obra del creador de , de la que también se cumplen cien años de su publicación, Blasco Ibáñez es un autor que no se conoce "en profundidad" pese a que su influencia fuera de la Comunitat y de España es avasalladora. Un ejemplo: "Las escuelas de español de China, con las que colabora la Fundación Blasco Ibáñez, enseñan a los alumnos el castellano con las obras del escritor", aseguró López. Otro botón de muestra: el autor valenciano, que fue uno de los primeros autores en Estados Unidos, sigue siendo un superventas.
Sin buena fama
¿Por qué en España o en la Comunitat su fama no arraigó? Desde la Fundación Blasco Ibáñez ofrecen dos sólidos argumentos. El primero, el recelo de sus colegas de la generación del 98. El creador de fue un autor de "enorme éxito", tanto que el resto de escritores coetáneos "recelaban" de que el valenciano alcanzara de forma infalible la gloria comercial en cada novela, matizó Ángel López. Sus obras no sólo se vendían solas, sino que además servían de adaptación a películas en Hollywood. El celuloide, entonces, no era un buen aliado de la calidad literaria. Así al menos lo consideraban los intelectuales de la época.
El segundo argumento que aparta a Blasco Ibáñez del público español nace en la implicación política del periodista y director del diario . "No permaneció impasible tras la proclamación de la dictadura militar de Primo de Rivera", destacó el secretario de la Fundación Centro de Estudios Blasco Ibáñez. Se unió a los intelectuales españoles, exiliados en París, para denunciar la falta de libertades en España. Participó en una publicación periódica titulada , junto con Unamuno, y publicó su manifiesto . Las opiniones políticas de Blasco Ibáñez, contrarias a la monarquía y a la estructura eclesiástica, influyeron negativamente en su dos candidaturas al premio Nobel e incluso el Ayuntamiento de Valencia retiró la placa de la plaza que portaba su nombre.
El 29 de octubre de 1933, dos años después de la proclamación de la II República, sus restos regresaron a Valencia desde Menton, siendo recibidos por el presidente del Gobierno. "El escritor no quería volver a España hasta que no fueran restauradas las libertades", recordó López. Sus restos fueron trasladados en el buque insignia de España, el acorazado .
En Valencia fue recibido con todos los honores. Las autoridades locales decidieron crear un mausoleo para el descanso eterno del ilustre escritor, pero tras la guerra civil, el proyecto se olvidó incluso se prohibió la lectura de sus obras y en algún manual educativo de la época "ni siquiera aparece citado como el ilustre escritor que fue".
"Los restos del autor, actualmente, reposan en un nicho convencional, pero la Fundación Vicente Blasco Ibáñez quiere rescatar la iniciativa de crear un panteón para el autor de ", explicó López.
Mañana habrá una ofrenda floral en el Cementerio General de Valencia para conmemorar la muerte del escritor. A partir de ese día, se abre un amplio programa de actividades que arranca con un ciclo de conferencias en la casa museo de Vicente Blasco Ibáñez en Valencia. En estas charlas, se analizará al poliédrico autor en su faceta de novelista, político, periodista, intelectual y cineasta.
En septiembre está prevista la visita a la casa Fontana Rosa, donde pereció el escritor valenciano. "Está proyectado un viaje privado de ciudadanos que están interesados en conocer la última residencia del autor, pero queremos que el Ayuntamiento de Valencia contribuya a tal labor", comentó López.
La casa donde Blasco Ibáñez pasó sus últimos años no existe como tal, fue derribada hace años después de que los descendientes del autor vendieran parte de Fontana Rosa y la otra (ocho pabellones) la cedieran al Ayuntamiento de Menton.
Una de las joyas de la mansión francesa, cerca de Niza, fue el jardín que diseñó el escritor emulando los Viveros, incluyendo naranjos, limoneros y azulejo valenciano.
"Estos jardines han estado durante mucho tiempo abandonados hasta que hace un par de años la Universidad de Versalles decidió recuperarlo. El próximo septiembre se inaugura la nueva zona ajardinada y aprovecharemos el acto para visitar Fontana Rosa", explicó Ángel López.
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