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Comunidad Valenciana

La judería de Valencia

M.ª ÁNGELESARAZO

Jueves, 7 de febrero 2008, 04:46

El interesante y documentadísimo libro de José Hinojosa Montalvo, 'La Judería de Valencia en la Edad Media', editado por el Ayuntamiento, pertenece a los volúmenes que además de ser fiel a la rigurosa historia de la población hebrea, marcada por acontecimientos de antes y después del asalto a la Judería en nuestra ciudad, en julio de 1391, nos introduce en la vida social y en las costumbres, en sus ritos y normas que les afectaban de un modo particular.

Hinojosa Montalvo tiene el acierto de aproximarnos al pueblo que siempre se ha desconocido, quizá por la influencia nefasta de la política fiel al antijudaismo de Benedicto XIII y los sermones de san Vicente Ferrer. También por las fabulaciones sobre los hebreos que profanaban a crucifijos, que nos han llegado por el río o el mar.

La Judería que quedaba, aproximadamete dentro de los límites de las parroquias de santo Tomás, san Esteban y san Andrés, disponía de sinagoga, de 'fossar' y de numerosos pequeños comercios y talleres, con la particularidad de que las mujeres hebreas desempeñaban oficios como tejedoras, colchoneras, tintoreras y vendedoras. Se podían casar a partir de los 12 años; y los chicos, una vez cumplidos los 13. El matrimonio era, para la comunidad, el estado perfecto; y a la esposa se le exigía mantener el honor, estando penado el adulterio.

El matrimonio judío podía disolverse por el divorcio a través del repudio escrito, de cuya autoría sólo disponía el marido, pero mayoritariamente era la muerte de uno de los conyuges, la circunstancia que ocasionaba la fractura de la unión.

Lamentablemente, las páginas del libro nos enfrentan con la injusticias que sufrieron, como la imposición de una indumentaria que ya era señal de marginación; la capa o la rueda roja y amarilla puesta a la altura del pecho y del tamaño de medio palmo, fue un distintivo. Señal que sufrió diversos vaivenes.

Los apartados sobre El Consell, las tensiones en el seno de la aljama, los judíos en los tribunales cristianos y los referentes a la enseñanza, son admirables; basta recordar 'que la transmisión del saber es la condición indispensable del ejercio del culto y el buen conocimiento del corpus social, cultural y moral'.

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