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VIRGINIA RÓDENAS
Domingo, 16 de marzo 2008, 05:19
Junto al Rey deben estar los mejores. Lo dice el ideario de la Guardia Real, y es verdad. "Cantad bravos soldados de España la gloria de ser fieles guardias del Rey", proclama su himno y ésa es su primera y última razón, la que repiten como una letanía todos y cada uno de los 1.900 componentes de este regimiento de hombres y mujeres que, como dice a D7 su coronel jefe, Juan Antonio Díaz Cruz, "han visto en los ojos de Sus Majestades los Reyes el orgullo que sienten al observarles. Y cada uno de los guardias -subraya- ha sentido al desfilar delante del Primer Español que el Rey le miraba a él. Y eso lo compensa todo".
Es el estímulo que, por encima de todo, les mueve a sortear obstáculos, a no mirar jamás el reloj, a emplearse con la misma entrega en unas maniobras, en un relevo solemne en el alcázar madrileño, en una misión de escolta, en una empresa internacional en Afganistán o en Kosovo o en el servicio de una cena de gala en el Palacio Real con la que el Monarca agasaja a un jefe de Estado invitado. Por eso, cuando en el Cuartel , donde los jardines se hacen uno solo con los del Palacio contiguo de El Pardo, se pregunta a cualquier uniformado por qué está ahí, por qué es guardia real, "por el Rey, para servirle lo más cerca posible", es la única respuesta, una contestación sin trampa ni cartón que no admite peros. Tal es así que bien podría decirse que lo que cunde a nuestro alrededor es sencillamente una epidemia por contagio.
Por ejemplo, José Francisco Belmonte, soldado -o mejor, guardia-, dejó su trabajo fijo en Málaga para a sus 27 años ponerse desde la Escuadrilla Plus Ultra, del Ejército del Aire, al servicio del Rey. El próximo día 19 cumple 33 años y cuando esta mañana pasa revista a los seis últimos se le ilumina la cara. "Es mi vocación. Aquí, si no te gusta esto, no pintas nada.
Entré en el Grupo de Honores que, además, forma parte de la guardia de seguridad, y allí disfrute mucho con las maniobras y aprendiendo tácticas policiales. En este grupo se sale a misiones en el exterior y se trabaja mucho, pero te compensa. Ahora me siento útil trabajando en la oficina de captación o reclutamiento, donde informo sobre la Guardia Real y las Fuerzas Armadas en general. Llaman mucho -y aprovecha para dar el gratuito 900 23 44 00-, y lo hacen más hombres que mujeres, porque ellas son más decididas y se presentan directamente. Son personas de entre 18 y 23 años.
Apoyo a la Casa
Todo por Sus Majestades, desde el último guardia hasta el coronel jefe, que cuando estas páginas vean la luz será ya un general del Ejército con otra misión lejos de la Guardia Real. Es por ello que cuando recién nacido marzo entramos en su despacho de El Pardo, las palabras del militar ya son un epílogo a los casi tres últimos años de su vida. "Una experiencia maravillosa, tremenda, en la que he tenido la suerte de mandar la mejor unidad militar", apostilla con rotundidad.
Un regimiento que aglutina a representantes de los tres ejércitos y de los cuerpos comunes ante Su Majestad, y que está a disposición de la Casa del Rey, organismo encargado de apoyar a Don Juan Carlos como jefe de Estado en las misiones que le corresponden, del que constituye esta Guardia Real su parte militar. Su jefe es el de la Casa y, por delegación, el jefe del Cuarto Militar del Rey.
"Nuestra fuerza -declara el coronel Díaz Cruz- la constituyen hombres y mujeres de una dedicación, capacidad de trabajo, voluntad de servicio y devoción por Su majestad el Rey envidiables. Todos ellos han sido formados en múltiples disciplinas, por lo que no sólo reúnen muchos y variados conocimientos, sino que además están dispuestos a ponerlos en práctica. A nadie se le caen los anillos por nada. Cualquiera que esté en la Guardia Real debe estar preparado en lo que es su propio Ejército, de tal manera que el de la compañía de infantería debe actuar como un infante, el de la batería como un artillero, el de la Mar Océana de la Armada como un infante de marina o el del escuadrón de caballería debe tener instrucción como jinete, pero luego todos han de ser capaces de desfilar y de formar parte de un conjunto que rinda honores y de servir en las misiones de guardia militar cuando nos requiera el jefe de seguridad de la Casa de Su Majestad, tanto en las residencias donde se aloja la Familia Real o en El Pardo, cuando lo ocupa un jefe de Estado extranjero en visita oficial.
Y además debe saber rendir honores, proporcionar escoltas motorizadas o a caballo, e incluso formar un séquito técnico que acompaña a estas comitivas y que, entre otros, está formado por un médico y un representante de la guardia para controlar las caravanas. Los equipos de montaña y el de buceo, para reconocimientos del terreno y del litoral, están a disposición de la seguridad de la Casa. Uno de nuestros lemas es combinar tradición, que se remonta 500 años atrás cuando el Rey Fernando el Católico armó a sus mozos de espuela con el arma de moda en la época, la alabarda, convirtiéndola en el nexo que hilvana la historia de los Reyes de España y su guardia hasta hoy, y modernidad, porque nos valemos de la última tecnología en armamento, las más vanguardistas técnicas y procedimientos para cumplir lo mejor posible los objetivos asignados".
Cometidos entre los que figura, en primer lugar, como ya se ha apuntado, el de colaborar con la seguridad dando guarda militar, que es el más importante y en el que se empeñan todos los días los guardias reales; el segundo es el de dar apoyo a la Casa, proporcionando desde conductores, veterinarios, médicos, ordenanzas o incluso camareros o sumilleres; el tercero es el de rendir honores y proporcionar escoltas solemnes a la Familia Real, y el cuarto, dar estos mismos servicios a los jefes de Estado extranjeros en visita oficial a España.
De estos últimos, tras una década en la unidad y desde su puesto de apoyo directo en el alcázar, ya ha perdido la cuenta el cabo primero César Paz, cavero de Palacio. "Soy de infantería pero me daba igual el arma cuando me propuse entrar: sólo quería ser guardia real porque dentro de las unidades de las Fuerzas Armadas es la que me hace sentir más orgulloso. Así que puede decirse que soy nacido militarmente por y para la Guardia Real".
Con la lealtad, entrega, optimismo, máxima preparación y el trabajo diario de los hombres que forman la Guardia Real la suerte está asegurada. Y la de Sus Majestades.
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