
ÁNGEL BARTOLOMÉ
Domingo, 20 de abril 2008, 07:23
Mariano Rajoy se tiró ayer a la arena en Elche desde donde lanzó, arropado por los líderes del partido en Valencia, Murcia, Andalucía y Cataluña, un mensaje contundente a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, que continúa amagando con presentar su candidatura a la presidencia del PP y que acaba de abrir la puerta al debate ideológico en el partido.
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En un acto que reunió a centenares de apoderados e interventores, Rajoy fue muy claro cuando anunció su candidatura a la presidencia: "Me presento al congreso nacional porque me lo han pedido muchísimos compañeros".
El líder popular hizo especial énfasis en recalcar que pretende que el partido "sea un instrumento al servicio de la sociedad que responderá ante la militancia no ante ningún grupo de presión, sea de la categoría que sea". "A mí no me lo ha pedido ninguna radio ni ningún periódico ", añadió en alusión a la campaña de apoyo a la presidenta de la Comunidad de Madrid que impulsan algunos medios de comunicación. El comentario provocará con toda probabilidad un terremoto en las filas populares.
"Quiero -añadió- que este partido sea lo que es el Partido Popular, moderado, abierto, integrador, no de doctrinarios. Quien se quiera ir al partido conservador o liberal, que se vaya. Aquí caben todos, incluso los socialdemócratas", dijo con rotundidad, en respuesta calculada a Aguirre, que hace pocos días se reclamó como liberal y consideró que los socialdemócratas se encontrarían más cómodos con Rajoy al frente del partido.
La reacción a las palabras del líder popular no se hicieron esperar. El vicepresidente del Gobierno de la Comunidad de Madrid y una de las personas de confianza de Aguirre, Ignacio González, respondió a Rajoy: "¡Qué sería del Partido Popular sin los liberales y conservadores". El también vicepresidente del Gobierno madrileño, Alfredo Prada, remachó las palabras de su compañero y consideró que el acto de Elche no era "el foro adecuado para criticar a compañeros" del PP.
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Pero Rajoy en la capital ilicitana estaba muy cómodo. Primero, porque lo hacía en una comunidad que le ha dado su apoyo explícito, tanto en el aspecto orgánico como en resultados electorales. Y segundo, porque lo hizo acompañado de algunos de los barones territoriales que le han garantizado su apoyo para la cita congresual. A la cabeza de ellos, el presidente del PP valenciano, Francisco Camps, y junto a él, el líder andaluz, Javier Arenas, el presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, y el líder de los populares catalanes, Daniel Sirera.
En su intervención, Rajoy fue muy rotundo: "Yo doy la cara, lo he anunciado, digo lo que pienso y no estoy en cálculo alguno". Recordó que desde la refundación del PP, en 1990, en el partido conviven liberales, democristianos e incluso socialdemócratas, y señaló que es esta amplitud ideológica la que "nos ha permitido ganar en muchos sitios, con la que le hemos quitado 700.000 votos al PSOE (en las pasadas elecciones), y con la que le vamos a quitar dos millones en las próximas". "Yo quiero estar como estamos -repitió varias veces- en el Partido Popular Europeo, teniendo socios como Merkel o Sarkozy".
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Para marcar aún con más claridad las diferencias con las posiciones ultraliberales, el presidente del PP sorprendió con una defensa cerrada del Estado social. "Yo creo en la libertad, pero también en la igualdad de derechos y de oportunidades, en que el Estado tiene que ayudar a los que no les va tan bien". "Creo en la educación, sanidad y pensiones públicas", afirmó antes de añadir, de nuevo en clara alusión a Aguirre : "Si alguien no cree en esto, que lo diga". Con la fuerza que le proporcionaba el apoyo de los líderes populares de la Comunitat, Andalucía, Cataluña y Murcia, el presidente popular volvió a dirigirse retador a su teórica oponente interna y aseguró que, a diferencia de Aguirre, podía anunciar su candidatura sin tapujos porque "me lo han pedido mis compañeros, desde militantes hasta presidentes regionales, porque yo uno y no divido y porque ya he vivido cosas que no quiero volver a vivir", manifestó.
Rajoy sugirió que Aguirre no tiene opciones de lograr la victoria si se presenta. No sólo eso. Dio a entender que son sólo algunos medios de comunicación los que la apoyan. "Creo en España y en su unidad, pero también creo en las autonomías. Creo también en Madrid, pero no se pueden confundir 25 personas de Madrid con España, porque es algo más importante y más grande", aseguró.
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Las alusiones implícitas a la presidenta de la Comunidad de Madrid dan todavía más significación a la cumbre autonómica que presidirán mañana Aguirre y Camps. Los dos presidentes autonómicos celebrarán una reunión en Madrid con un orden del día institucional y acompañados por algunos de los miembros de sus respectivos gobiernos, pero bajo la sombra del congreso.
Las diferencias entre ambos son más que evidentes. Mientras la presidenta de Madrid amaga con presentar su candidatura, Camps se ha puesto el primero para respaldar la continuidad de Rajoy como líder del PP.
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