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Euros

La construcción: motor económico ayer y hoy

PPLL

Domingo, 27 de julio 2008, 04:34

"La construcción fue

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el motor económico

del Antiguo Egipto

y de la moderna

sociedad española"

miradas pensantes

por José Miguel Parra Ortiz

Egiptólogo. Miembro del equipo del Proyecto Djehuty

Conferenciante de Thinking Heads

Finalmente está sucediendo, la burbuja inmobiliaria creada por constructores, especuladores y ayuntamientos se ha desinflado. Y, dado que la construcción es uno de los principales motores de la economía española, su desaceleración se ha dejado sentir. Tampoco es la primera vez en la historia que los circuitos económicos de la construcción se convierten en uno de los más importantes activos económicos. Al fin y al cabo es lo que sucedió en el antiguo Egipto.

Egipto fue siempre una sociedad agrícola, cuya prosperidad dependía casi exclusivamente del río Nilo y de su crecida anual. La construcción de la primera pirámide (la de Djoser en Sakkara) acabó por definir lo que serían los tres principales circuitos económicos del Reino Antiguo. Al primero podemos llamarlo general, pues estaba destinado a conseguir los recursos para mantener el Estado y soportar la construcción de los mausoleos reales. El segundo era un circuito más concreto, ya que su función era la de mantener aprovisionado el culto diario (teóricamente eterno) que tenía lugar en los templos de las pirámides. El último de los circuitos era eminentemente redistribuidor e implicaba a las ofrendas y al personal del templo. Vemos, pues, que los tres circuitos creaban los cimientos económicos que permitían al faraón mantener en pie toda la estructura del Estado y, gracias a ella, poner en práctica cuantos proyectos y obras públicas creyera necesarios.

A cada campesino se le asignaba una tierra que trabajaba y cuya producción estaba sometida a una fuerte imposición fiscal. Toda la recaudación se acumulaba en las salas del Tesoro del palacio real, que servía de pagador. Uno de sus compromisos principales era el pago de los numerosos trabajadores empleados en la construcción del complejo funerario real, que no eran esclavos, sino funcionarios al servicio del faraón. Se calcula que para la construcción de la mayor de las pirámides, la de Keops en Guiza, estuvieron trabajando 15.000 personas durante 23 años, no todas en la propia necrópolis.

Como vemos, construir las pirámides egipcias requirió de algo más que de conocimientos de ingeniería. Sólo un control centralizado de los recursos del país permitió crear la base necesaria para destinarlos después a una obra pública de la envergadura de una pirámide. No obstante, esta dependencia de un único proyecto constructivo tenía sus riesgos y éstos se hicieron evidentes al final del Reino Antiguo, justo cuando todo estaba funcionando a la perfección y la Administración se dejaba sentir por todo el país.

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Desde hacía siglos, el clima egipcio venía deteriorándose y haciéndose más seco. En el momento en que tal circunstancia se dejó sentir con fuerza en las crecidas del Nilo, el sistema se colapsó casi por completo. Para mantener en marcha la sociedad, los faraones tenían que construir pirámides, su principal motor económico. El problema es que los recursos que se podían conseguir con malas crecidas eran limitados y la gente no podía prescindir de sus magros ingresos para alimentar el Tesoro. Con hambre se piensa poco en obras faraónicas. Al exigírsele más de lo que podían proporcionar, las tensiones sociales inherentes al sistema se manifestaron y el país se sumió en una crisis económica y social que supuso la desaparición del Reino Antiguo y del Estado centralizado. El país tardaría varios siglos en contar de nuevo con una Administración centralizada. Es imposible que tal cosa suceda en la globalizada economía mundial de la que España forma parte; pero si ya en 1985 la construcción suponía el 11,51% (medido en valor de la producción) del PIB y en el 2004 se situaba en más del 18%, el país depende cada vez más de la construcción, motor económico de la antigua civilización del Nilo, pero también de la moderna sociedad española.

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