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Centro comercial de Alcampo en el litoral de Alboraya, junto a Port Saplaya.
L'Horta

El traslado de Alcampo, paralizado

La crisis obliga a detener la compra de suelo del futuro centro comercial de Alboraya

M. J. CARCHANO

Viernes, 7 de noviembre 2008, 04:05

La crisis ha pasado como un vendaval por Alboraya y, de momento, ha paralizado el proyecto estrella del Ayuntamiento, el traslado del centro comercial de Port Saplaya a la huerta de Vera para liberar terrenos en el litoral y construir 800 viviendas y una marina. El alcalde de Alboraya, Manuel Álvaro, ha ido por delante en muchos proyectos. Fue el primero que construyó un párking en el centro del casco urbano y uno de los avanzados en el soterramiento de las vías del metro. "Fui el primero en hacer consultas populares", decía Álvaro, en referencia al revuelo organizado por la encuesta sobre bous al carrer en Paterna. También fue innovador en la forma en que acometió su iniciativa estrella: el traslado del centro comercial de Port Saplaya, una área de servicios con magníficas vistas al mar. Álvaro vio el filón económico y negoció con Alcampo un traslado de las instalaciones a la huerta para construir en primera línea, junto a los apartamentos de Port Saplaya. La novedad se centró en que el Ayuntamiento se hacía cargo de prácticamente todo: se comprometía a negociar con los propietarios de los terrenos opciones de compra a un precio de 178.000 euros la hanegada. Demasiado terreno y demasiado dinero. En total, más de 120.000 metros cuadrados de los que, de momento, solamente ha podido comprar un tercio. El motivo esgrimido para paralizar la compra, evidentemente, es la crisis económica. Y el alcalde se ha comprometido a pagar al precio que se habló desde un principio, pese a que en los tiempos que corren lo que vale el suelo se ha desplomado. El Ayuntamiento ha tenido que paralizar la operación a la espera de tiempos mejores. Pero dicen que no pasa nada. "Existe una cláusula en el contrato firmado con Alcampo por el cual si el Ayuntamiento le obliga a trasladarse y no le entregamos los terrenos y las instalaciones en 2012 tendríamos que indemnizarles con 100 millones de euros", explicó Álvaro. Sin embargo, si el nuevo centro comercial se retrasa, Alcampo seguirá funcionando en Port Saplaya. Así, el Consistorio espera a que vuelva la bonanza económica, que permitirían además acometer el proyecto de la marina. De momento, se desconoce cuál va a ser la próxima fecha de apertura del futuro centro comercial y el inicio de las obras de la marina y las viviendas. "El proyecto lo acometeremos, antes o después", dijo sin embargo Álvaro. Un cúmulo de circunstancias han retrasado además la operación urbanística. A finales de 2005, el Ayuntamiento eligió uno de los proyectos que se presentaron al concurso. Era una marina de 2,5 hectáreas, abierta al mar, con un diseño vanguardista y con bloques de apartamentos pegados a la autopista de Barcelona. Pero la mala suerte quiso que estuviera redactada por la empresa Astroc. Al poco tiempo, esta firma presentó suspensión de pagos. Además, ha habido una frontal oposición al proyecto por una parte de la ciudadanía, agrupada en la asociación Salvem l'Horta de Vera, que tiene todavía en marcha varios recursos judiciales contra el proyecto de Álvaro. Alguno lo han ganado, como que la empresa municipal Egusa no podrá acometer la comercialización directa del nuevo centro. "Buscaremos otras fórmulas. Los que presentaron el recurso no dicen que los tribunales han dado el visto bueno a la operación", añadió el alcalde. Otro escollo se levanta en el camino. Así como Alcampo ha cerrado la operación con el Ayuntamiento, no ha pasado lo mismo con Leroy Merlin, que también tiene tienda abierta en el centro comercial de Port Saplaya. Según el alcalde, las condiciones que pide la empresa "no son aceptables, ya que quiere más superficie de la que ahora tiene en la playa", dijo Álvaro. La negociación, de momento, se encuentra en punto muerto, al paralizarse también, y desde hace unos meses, la compra de suelo agrícola. Bajarán los impuestos El Ayuntamiento tiene que afrontar además una parte del coste de las obras de soterramiento del metro, lo que ha obligado a apretarse el cinturón. "Los próximos presupuestos serán los más restrictivos que se hayan visto nunca", explicó el alcalde Manuel Álvaro. De momento, este pasado verano el Ayuntamiento ya aprobó algunas medidas polémicas. Decidió subir las tasas de los servicios que se prestan desde el Consistorio para que la gente "pague realmente lo que vale", dijo el primer edil. Los usuarios de las guarderías municipales, la escuela de adultos o los centros deportivos han visto incrementado el precio de los servicios considerablemente. A cambio, "hemos decidido no incrementar los impuestos. El próximo año se va a acometer la revisión catastral y nosotros queremos que los vecinos sigan pagando lo mismo por la contribución. Para ello bajaremos el tipo impositivo que cobra el Ayuntamiento".

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