
MARTA QUEROL BENÈCH
Sábado, 17 de enero 2009, 03:03
No, no es el título de ninguna película. Son los temas estrella de los últimos días, los que aparecían como los más leídos y los más comentados hacia el final de la semana, y además, por ese orden. Con la que está cayendo, entre la economía y el conflicto de Gaza, los temas que levantaban pasiones eran estos tres. Imagino que hay un poco de hartazgo de tanta crisis, tanta guerra y tanto problema, y el personal necesita desintoxicarse con lo de toda la vida. Pan y circo, se decía antes. Lo del fútbol es, hasta cierto punto, normal, ya que siempre que hay partido, y esta semana tocaba Copa, es lo más leído de la prensa, y por donde muchos empiezan a diseccionar el periódico. Si a eso le añadimos que el partido tuvo su morbo porque se ganó en la prórroga, pues ya tenemos tema para todo el fin de semana, o al menos hasta el siguiente partido. Lo del sexo, también es siempre muy socorrido para olvidar las penas. En concreto me refiero al sorprendente espectáculo organizado en la cárcel de Picassent, que ha sido el segundo tema más leído, y por supuesto, muy comentado. Reconozco que no era para menos. Ojoplática me he quedado, que diría mi amiga Marga, cuando me he enterado de cómo entretienen a los presos. Parece que un no sea lo más indicado para mantener la tranquilidad "emocional" de un ramillete de caballeros que están casi a pan y agua en lo que a algunas necesidades primarias se refiere, o al menos lo tienen muy racionado. No quiero pensar cómo habrá sido esa noche entre los muros de la prisión, y daría hasta para chistes, pero los que se me ocurren no son admisibles para incluirlos en estas páginas. No dudo que los presos estarán encantados con su director. Si fuera una empresa diríamos que los ha dejado muy motivados, aunque no estoy muy segura de que ese tipo de motivación esté entre los objetivos de la política penitenciaria española. Las que no deben de estar nada motivadas son las funcionarias de prisiones que hayan tenido que lidiar ese día con los exaltados ánimos de los reos. Las nuevas corrientes de la psicología nos resultan a veces sorprendentes, pero además, en este caso, si como se ha escrito, entre los espectadores había reclusos condenados por delitos contra la libertad sexual y por violencia de género, me cuesta creer que ese tipo de manifestaciones artísticas vayan a contribuir a que se incremente el respeto hacia la figura femenina por parte de ese grupo de delincuentes. Desde luego la noticia llamaba la atención de puro surrealista. Y la tercera noticia en el ranking de las más populares ha sido la de la ya famosa campaña de proselitismo ateo -¿se pueden combinar esas dos palabras?-, en autobuses y pancartas. La campaña sorprende por lo absurdo, tanto en el fondo como en la forma. Eso de captar adeptos no parece propio de los ateos, pero todo cambia. Ahora, el mensaje no tiene desperdicio. Siendo ateos, sólo afirman que es probable que Dios no exista. Luego también es probable que exista. Por las leyes de la probabilidad las dos estarían en el mismo saco, luego el mensaje ya plantea dudas. Y luego, el "consejo" que da: "disfruta de la vida", tiene su miga. Se puede interpretar de muchas formas; una sería que, si crees en Dios, no disfrutas de la vida. Extraña suposición. Si se hiciera una encuesta no sé cuál sería el resultado o la correlación entre no disfrutar y las creencias propias. Otro sentido que se le puede dar a esa escueta frase, más malicioso, es que incita a disfrutar de la vida de la forma en que las religiones consideran que no le van a agradar a ese Dios que todo lo ve. Una suerte de, y que me perdonen, "follem, follem, que el mon s'acaba", por no pensar que se refieren a otros mandamientos, como no robarás o no matarás. Que alguien invierta dinero en esta campaña me parece del género tonto. Pero peor me parece que se intente hacer la campaña contraria, con lemas del tipo "Dios existe, pórtate bien". Pena de dinero mal gastado, tanto el de los unos como el de los otros, con la necesidad que hay. Más valdría que, de querer hacer campañas, se basaran en lemas del tipo: "¿Crees o no crees en Dios? Me importa un bledo; sé parte de la solución, no del problema". Aunque lo mejor de todo sería dejarse de publicidades y ponerse a ayudar. Porque por mucho fútbol, sexo y religión que nos mantenga entretenidos, la situación está para pocas alegrías y mucha solidaridad.
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