
ANTONI CERDÀ
Sábado, 7 de febrero 2009, 03:36
La actual crisis es el momento "ideal" para reconducir las cosas y crear "una economía ecológica, capaz de satisfacer las necesidades en un alto grado de satisfacción", según afirmó ayer el geógrafo y escritor Joaquín Araujo, considerado una de las voces más respetadas en el ámbito medio ambiental, y que ayer impartió en Alicante una conferencia sobre "Consumo, Contaminación y Cambio". Ecologistas y expertos científicos han criticado estas últimas semanas el "consumo descontrolado" de la sociedad, que, para Araujo, consiste en consumir por "encima" de las reales necesidades. Eso sí, el también periodista matiza: "La crítica no es al consumo, porque no hay vida sin consumo. Es al consumismo descontrolado, porque si no consumimos respecto a nuestras necesidades, consumiremos el mundo". Araujo pone como ejemplo el consumo de agua en nuestra sociedad, que se encuentra en un volumen de 167 litros por persona y día, "muy por encima" de los 60 litros que cubrirían "perfectamente" las necesidades y con los que se viviría "de maravilla", cuando "más de la mitad de la población mundial viven con sólo 15 litros de agua por persona". En su opinión, se trata de consumir lo estrictamente necesario y de elegir los productos que no impliquen desigualdades sociales, como el comercio justo, "ejemplo de justicia en las transacciones a la hora de comprar los productos como a la hora de vender". Respecto a la crisis del ladrillo, Araujo cree que "el término burbuja inmobiliaria se queda corto, porque estábamos ante una verdadera ebullición. Se estaba construyendo muy por encima de lo necesario. Por tanto, cuando se desploma la capacidad adquisitiva de los consumidores, se da el batacazo de la construcción". Una de las consecuencias de ese consumismo exacerbado es la contaminación, que, como apunta, no es sólo ambiental, sino también "visual y de sentido de vida", porque "consumir mucho más supone contaminar mucho mas". Por eso cuestiona que en los análisis del Producto Interior Bruto (PIB) no entre el dato de la contaminación. "Si a los productos le quitáramos lo que cuesta la contaminación, más de la mitad no obtendrían beneficios", dijo. "Un claro ejemplo de esto es el desastre de la Central Nuclear de Chernóbil. Solucionar ese desastre fue tan caro que se llevó el beneficio de todas las centrales nucleares de la antigua Unión Soviética", agregó. Con todo, la solución a esta crisis económica y ecológica pasa por un cambio de pensamiento. "Debemos vivir respecto a nuestras posibilidades y necesidades", resumió.
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