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Más de 100 menores cada mes evitan penas mayores al aceptar trabajos a la comunidad tras cometer un delito

La Fiscalía pide a todos los municipios valencianos que se adhieran a los servicios de mediación de la Generalitat

José Manuel Ortuño

Jueves, 30 de octubre 2014, 21:51

«La mediación estigmatiza mucho menos a un menor que una sentencia judicial». Con esta contundente frase ha despedido este viernes su intervención la fiscal jefe de Valencia, Teresa Gisbert, en la jornada denominada Los Ayuntamientos como recurso en la mediación penal juvenil. Con ella se busca por parte de la conselleria de Bienestar Social y del Ministerio Público concienciar a todos los alcaldes de una figura vital en los municipios. Al menos en los cerca de 300 que cuentan con más de 5.000 habitantes y, por tanto, que tienen la posibilidad de «dar nombres y apellidos a la figura del mediador».

En muchos casos lo tienen, aunque no con esta denominación específica. Para ejemplificar el caso, Gemma García, fiscal coordinadora de menores, dejó en el aire una pregunta: «¿si desde nuestro equipo técnico os piden ayuda porque se ha dado un caso en vuestra población vosotros vais a decir que si, verdad?Pues por ello es lógico que le deis nombre y apellidos a ese servicio y que nosotros lo conozcamos», añadió.

La mediación es una medida alternativa a la continuación del proceso judicial. Es decir, que se trata de que, a con la presencia de una tercera persona ajena a lo ocurrido, ambas partes se pongan de acuerdo para no tener que sentarse delante de un juez. Para que esto sea posible, se da como condición imprescindible que ambas partes en conflicto estén de acuerdo en negociar una vía alternativa, así como que el menor acepte que ha cometido un delito, que pida disculpas a la víctima y que acepte las medidas que le imponen.

De este modo, según indicaron desde Bienestar Social, anunció que los equipos técnicos adscritos a las Fiscalías de Menores de la Comunitat llevaron a cabo un total de 1.234 mediaciones con menores infractores durante 2013. Una cifra que va camino de crecer el presente año, ya que hasta junio hubo 669 intervenciones de este tipo. Por tanto, más de cien jóvenes (deben de tener entre 14 y 18 años) aceptan los hechos cada mes y prefieren evitar las penas cumpliendo trabajos para la comunidad o las labores que les asignen los especialistas.

Ante todo ello, Teresa Gisbert, destacó también que la mediación «es importante para poner en su lugar a la víctima, que ha sido la gran olvidada». Además, la fiscal jefe recalcó que una sentencia «no siempre soluciona el conflicto», mientras que este método «es reeducativo para el autor y satisfactorio material y psicológicamente» para la persona damnificada.

Por su parte, José Antonio Redorat, secretario general de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias, definió el proceso como un modo para que «todos los menores que han dado un paso o un pequeño paso en falso puedan volver a la senda correcta». Por este motivo instó a todos los ayuntamientos con posibilidades a que se adhieran al convenio. En estos momentos, se han inscrito 141, por los cerca de 300 que tienen capacidad de formar parte.

«Ahora queremos limpiar todo el parque»

En las jornadas participaron también varias de las trabajadoras de los equipos técnicos de la Generalitat, que contaron casos relevantes que han vivido en los últimos años. Lo primero que quiso resaltar Inma Latorre «es que parece un trabajo fácil, pero no lo es, porque existe una labor previa. Hay que contactar con el autor y sus padres, también con la víctima, que si es menor también debe venir acompañada de sus progenitores, y después de todo ello, se deben de poner de acuerdo».

Adoración Egea describió la situación de varios menores que fueron detenidos por la policía mientras realizaban grafitis en un parque infantil de Valencia. «Vimos que podíamos solucionarlo a través de la mediación y empezamos a trabajar con ellos. En estos casos, los padres quieren que sus hijos paguen por lo que han hecho» y decidieron que la mejor solución era que pintaran los columpios que habían ensuciado. Acompañados de técnicos municipales acudieron al recinto con disolvente y pinturas.

Cada uno sabía que era lo qué había hecho él, «puesto que los grafitis son algo muy personal. Pensábamos que les iba a costar, pero iban bastante rápido». Los trabajos no tardaron en percibirse (algo que demostró Egea con fotos) «y los chavales entre risas se daban cuenta que no habían actuado como debían. Incluso aseguraban que ahora no quiero que nadie ensucie lo que he limpiado». Es decir, que de este modo tomaron consciencia de las circunstancias. Lo mejor lo guardaban para el final. «Cuando ya habían acabado de pintar lo que habían ensuciado, se dieron cuenta de que el resto del parque no se encontraba en buen estado. Entonces, con el disolvente en la mano nos dijeron: queremos limpiar todo lo demás, y lo hicieron».

En otras ocasiones no se consigue el objetivo y en algunas las partes no siempre están por la labor. Como sucedió con el caso que contó Mari Luz Villanueva. El menor amenazó e insultó a su profesor delante de todos los compañeros. Ante estos hechos acudió al director del instituto, que se llevó al alumno a rastras, pero no pudo evitar que antes le diera una bofetada al docente, «que se vio muy afectado. Estaba dolido emocionalmente y de ningún modo quería mediación, a pesar de que además el joven fue expulsado del centro».

«Lo intentamos, pero salimos de la reunión sin acuerdo. Entonces, ya en los pasillos la abogada del menor logró convencerlo». Pensaron varias alternativas, pero el convenio se acababa de aprobar y no sabían exactamente si había un seguro en caso de llevar a cabo trabajos con cierto riesgo, que sí que existe. «Finalmente propusimos que realizara una limpieza y baldeo junto a los técnicos municipales del ayuntamiento. La víctima lo vio bien y chaval estuvo durante cinco horas. Por eso es tan importante el Convenio Marco, que además es flexible y permite estas actuaciones aún con delitos de mayor gravedad como este. De no existir, hubieran ido a juicio y, así, lo hemos evitado».

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