Jose Forés Romero
Martes, 11 de noviembre 2014, 20:40
Los hay pequeños, grandes, discretos, elegantes y también de colores. Los paraguas, artefactos que sirven para proteger al usuario y acompañante, si lo hubiere, de la siempre molesta lluvia, han salido a la calle. Fenómeno poco habitual en una ciudad de tan benigno clima como es Valencia. Pero ahí estaban. Aunque en realidad, donde se hallaban estos objetos, esperando a ser rescatados por los usuarios, era en las tiendas, que bien podrían bautizar un día como este, como el día internacional de los paraguas.
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Y es que no suele llover y por eso el ciudadano olvida blandir sus paraguas, que suelen yacer en rincones poco profanados en sus domicilios, y hacen acopio de los mismos en las tiendas preparadas al efecto.
La lluvia marca el devenir de este producto que se usa por protección, y que puede llegar a ser un buen complemento de moda, o simplemente, no llegar a ser más que un molesto compañero que suele romperse en el momento más inadecuado.
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