Secciones
Servicios
Destacamos
ISABEL DOMINGO
Valencia
Viernes, 18 de mayo 2018, 14:03
El Palacio de Calatayud, Las Naves de Sagunto, los tinglados 4 y 5 del puerto, la Roqueta, la fábrica de la Ceramo, las alquerías de la Torre, Falcó o el Moro... Son algunos de los inmuebles singulares propiedad de la Generalitat o del Ayuntamiento de Valencia que actualmente están vacíos por varios motivos: obras pendientes de rehabilitación o de acondicionamiento, carencia de asignación de funciones o a la espera de un comprador. Esto último sucede con algunos edificios del Consell que en su día formaron parte del Plan de Optimización del Patrimonio de la Generalitat.
La Proposición No de Ley (PNL) presentada por Compromís en Les Corts -y aprobada por el tripartito- instando al Gobierno a que ceda a la Generalitat el uso del edificio de Capitanía «para que se incorpore al patrimonio público valenciano» y «se garantice el acceso al público» ha puesto sobre la mesa la situación en que las administraciones públicas mantienen hasta una treintena de inmuebles, de los cuales una decena tienen carácter histórico. Vacíos y, aún así, se insiste en reclamar (Compromís lo intentó en 2016) la cesión de un nuevo espacio:el convento de Santo Domingo, conocido popularmente como Capitanía.
Eso a pesar de que hace apenas unos meses, en enero, tanto Compromís como Podemos (socios del PSPV en el Pacto del Botánico) criticaran que la Agencia Antifraude (adscrita a Les Corts) alquilara como sede provisional un espacio privado en vez de ocupar un edificio público que estuviera vacío al no encontrar la colaboración ni del Consistorio ni de la Generalitat.
Por ejemplo, si la sede de esta entidad estuviera en Castellón podría optar por trasladarse a la que fuera casa de la VIU (Valencian International University), en la calle Mayor de la capital de la Plana y cuya remodelación costó más de 900.000 euros a las arcas valencianas. Tras el cierre de esta sede y su traslado a Valencia, el edificio forma parte del Plan de Activación de Inmuebles creado por el Consell y el Ayuntamiento de Castellón.
A unos 40 kilómetros, en Sagunto, están las antiguas Naves, adquiridas recientemente por el Consell tras ocho años clausuradas y utilizadas únicamente como almacén. Una inversión de algo más de tres millones pendiente de destino.
Dentro del listado del patrimonio sin uso destacan los edificios históricos. En el caso de la Generalitat, por ejemplo, el Palacio de Calatayud, hasta hace poco sede de la Conselleria de Transparencia. Ubicado en el número 5 de la calle Micalet, los funcionarios fueron trasladados al emblemático edificio de La Cigüeña mientras se acometen las obras y excavaciones arqueológicas en la sede anterior. Todo apunta a que el antiguo hospital maternal -construido en 1951- será la casa definitiva del equipo de Manuel Alcaraz.
En una situación similar se encuentra el Palacio del Almirante: en obras y con los trabajadores de la Conselleria de Hacienda reubicados en el local de la antigua Conselleria de Agricultura, en la calle Amadeo de Saboya. En este caso, sí que regresarán a su ubicación inicial.
O los tinglados 4 y 5 del puerto, que la Conselleria de Obras Públicas cedió al Ayuntamiento y éste, a su vez, tendrá que hacerlo al Consorcio Valencia 2007 para la ubicación futura de un centro de innovación previa solicitud de una subvención para lograr fondos destinados a su rehabilitación. Por ahora se trabaja en el desmontaje de los boxes del antiguo circuito de la Fórmula 1.
Muy cerca, la antigua Harinera del Grao, donde a finales del año pasado se adjudicó el concurso para el proyecto de obras y acondicionamiento. Las intervenciones para recuperar el inmueble industrial comenzaron en 2012 y, por ahora, sólo ha trascendido que se repartirá entre las delegaciones de Desarrollo Económico e Innovación.
El Ayuntamiento también tiene otros espacios singulares sin uso. Uno de los más conocidos es la Ceramo, en la avenida Burjassot. La antigua fábrica de cerámica de la que salieron las características tejas en azul cobalto que decoran numerosos edificios del cap i casal sobrevivió a unas obras de consolidación y actualmente está pendiente de rehabilitación y de asignación de uso.
Declarado Bien de Relevancia Local, la intención del Ayuntamiento es destinarlo a usos relacionados con su historia (artesanía, talleres de cerámica, sala de exposiciones) y reservar un espacio para la ubicación de piezas cerámicas procedentes del Museo Nacional de Cerámica.
Mención aparte merece el antiguo convento de San Vicente de la Roqueta, de propiedad municipal y en el que se han acometido obras de consolidación. Envuelto en la polémica por la negativa del gobierno de Joan Ribó a que se destine por completo a la figura de San Vicente Mártir, hace dos semanas el Consistorio aprobó una partida de 200.000 euros para financiar la excavación arqueológica cuyos hallazgos ayudarán a decidir el uso del inmueble.
Hasta ahora la intención de Ribó era que se convirtiera en sede de la Academia Valenciana de la Lengua (AVL), actualmente ubicada en el Monasterio de San Miguel de los Reyes, algo que no convence a los académicos. Si no, València en Comú propuso convertir la Roqueta en la sede de la hemeroteca municipal.
Al listado de patrimonio abandonado se suman espacios como el Casino del Americano, en Benicalap, la alquería del Beato Gaspar Bono, la agencia de lectura de los jardines de Viveros (donde la empresa que ejecuta la reforma quiere renunciar por los continuos ataques vandálicos) o la Casa del Relojero. Esta última, del siglo XVIII y situada en el lugar más turístico de Valencia, ha sido objeto de numerosas denuncias vecinales por el estado de abandono. La redacción del proyecto de intervención está licitado pero no hay plazo para las obras.
La lista de espacios singulares también incluye varias alquerías históricas en estado de abandono a pesar de que el Ayuntamiento puso en marcha un plan para evitar su ruina y dotarlas de uso. De las 15 pendientes de rehabilitar, nueve se encuentran sin destino claro, como la de Falcó, en Torrefiel; Albors, en Orriols; o de la Torre y del Moro, ambas en Benicalap. Esta última, declarada BIC desde 2004, ya tiene adjudicada la intervención y podría convertirse en un centro de interpretación de la huerta.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.