![La Albufera continúa cinco años después sin plan contra incendios forestales](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/202110/04/media/cortadas/164661181--1248x830.jpg)
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JUAN SANCHIS
Lunes, 4 de octubre 2021, 00:19
valencia. Ya se han cumplido cinco años desde que dejó de tener validez el plan de prevención de incendios de la Albufera y todavía no se ha renovado. El documento caducó el 4 de junio de 2016. La Conselleria de Emergencia Climática ya ha iniciado ... los trámites para su revisión pero los trabajos todavía no han concluido.
No es el único espacio natural que se encuentra en esta situación. Junto a él tampoco disponen de este documento básico de planificación el de Sierra Mariola, Lagunas de la Mata-Torrevieja, Sierra Calderona, Sierra Gelada, Turia, Puebla de San Miguel, Chera-Sot de Chera, Tinença de Benifassà y Penyagolosa.
Según la información pública de la Conselleria de Emergencia Climática, el nuevo plan de prevención de la Albufera se ha sometido ya a la evaluación ambiental estratégica, aunque todavía no se ha aprobado de forma definitiva.
El plan de incendios, entre otros aspectos, establece las estrategias básicas de protección para el parque. Fija cómo debe ser la vigilancia y determina cuáles son las principales causas de siniestros forestales en este espacio concreto. Además, distribuye las infraestructuras básicas de lucha contra el fuego.
Uno de los problemas que se han detectado es que sólo el 28% de las medidas establecidas en la planificación de 2006 -año en el que se aprobó el anterior plan- y hasta 2016 -cuando dejó de tener vigencia- se llegaron a aplicar. El resto quedaron aparcadas o sin efecto.
Por el contrario, según el documento previo elaborado para la renovación del plan, el número de incendios en el parque es cada vez mayor. En la década transcurrida entre 1993 y 2003 se contabilizaron 38 siniestros dentro de los límites del paraje con una media anual de 3,5.
Pero entre 2003 y 2013 el número de incendios se incrementó hasta 41. Es decir, una media de 4,1 al año. A la par se detectó un aumento de la superficie arrasada por los fuegos. Entre 1993 y 2013 se contabilizaron una media de 13,77 hectáreas afectadas por cada uno de estos fenómenos. Mientras, en los siguientes diez años la superficie media quemada fue de 41,47.
Todo esto supone que el número de incendios en la Albufera se ha incrementado un 8% durante las dos últimas décadas. Por el contrario, la superficie forestal arrasada por el fuego se triplicó entre 2008 y 2017 al aumentar la media de hectáreas afectadas en cada uno de los siniestros.
De esta forma, entre 1993 y 2003, el 89% de los incendios afectó a una superficie inferior a la media hectárea, mientras que a lo largo de la última década sólo un 68% de los siniestros afectó a esta misma superficie.
Por otro lado, el número de incendios que se registran es ligeramente superior a los que se contabilizan en la provincia de Valencia. Además, mientras que la tendencia fuera del parque es al descenso, en su interior cada vez se producen más siniestros.
La mayor parte de los incendios que se contabilizan en el parque se concentran en los meses de marzo, julio y agosto, aunque es este último es el más problemático ya que en él se registran el 24% (con 10 de los 41 incendios analizados). Siete de ellos fueron intencionados.
El momento más peligroso del día, aquel en el que se contabilizan mayor número de siniestros, se localiza entre las 13 y las 17 horas, aunque es especialmente sensible el periodo a partir de las cuatro de la tarde.
Uno de los grandes problemas es que la mayor parte de los incendios forestales son intencionados, de manera que seis de cada diez tienen este origen. También se ha detectado un incremento de las negligencias que terminan provocando siniestros.
Las infraestructuras antiincendios brillan por su ausencia. No existe ningún cortafuegos en la Devesa del parque natural. Tampoco hay un manejo ordenado de la vegetación palustre del lago, tal y como se recoge en el documento previo.
Este mismo informe también advierte de que en la Devesa «el control sobre la biomasa es insuficiente desde el punto de vista de la prevención de incendios». En esta línea, considera que existe una alta carga de «combustible muerto, resultado de la evolución natural, lo que incrementa considerablemente el riesgo de ignición y propagación de los incendios forestales».
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