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VICENTE LLADRÓ
Sábado, 14 de marzo 2020, 00:18
En el centro del Palmar, rodeada de la mayor concentración de restaurantes de Valencia, se encuentra la barraca del 'Tío Aranda', como la llaman popularmente, en alusión a quien fue su dueño durante mucho tiempo y a su familia que la habitó hasta no hace muchos años. Es una barraca genuinamente auténtica, y además la única realmente histórica que queda en pie donde un día todo fueron barracas. Está muy alicaída, con graves deterioros y a la espera de una pronta restauración que ya está preparándose.
Porque en El Palmar, como en muchos otros sitios alrededor de la Albufera y en diversas localizaciones de l'Horta hay más barracas, pero son de planta más reciente, las han levantado en las últimas décadas amantes de la iconografía valenciana, apasionados de esta típica construcción huertana que, en realidad, fue en su momento la lógica solución para habilitar modestas viviendas con los pobres materiales a mano: 'fang i pallús', cañas y barro.
Estas nuevas barracas suelen tener estructuras más firmes y techumbres más sólidas que las antiguas, están hechas con materiales actuales, aunque se revisten con la apariencia tradicional y recrean a su alrededor los ambientes típicos que fueron pauta común durante mucho tiempo atrás. Sus muros se siguen encalando, las puertas y ventanas son estrechas, lucen techumbres de paja, pero su interior es mucho más firme y la cubierta está a salvo de goteras, porque los planteamientos constructivos son hoy muy distintos e impera la voluntad de disfrutar, lucir y perdurar.
La barraca del 'Tío Aranda' es de verdad, y esa es su fuente de debilidad. La construyó a finales del siglo XIX el abuelo «dels Guitarres», una familia de las originarias en lo que fue la primitiva aldea de pescadores. Tiene parte de la techumbre deteriorada y amenaza mayores daños, pero sus actuales dueños, Mariano Marco y Antonio Aynat, están ultimando el proyecto de restauración.
La compraron con la idea de montar en ella un restaurante típicamente valenciano, pero no han conseguido las autorizaciones pertinentes porque la barraca está protegida oficialmente. Protegida pero en riesgo de caerse, y sin que la Administración facilite cauces que hagan que la deseada restauración sea económicamente sostenible.
La alternativa que se ha encontrado es que la emblemática barraca del 'Tío Aranda' sea la sede del club de vela latina L'Alcatí, en cuyo seno habrá un apartado de sociedad gastronómica. Porque lo que pretenden sus promotores, sobre todo, es disfrutar «de lo bé que se está dins d'una barraca autèntica com ésta; com a que un dia de ponent fort entres i baixa la temperatura 7 o 8 graus».
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