D. GUINDO
VALENCIA.
Miércoles, 12 de octubre 2022, 00:32
El informe sobre la salud mental de la población valenciana más joven, realizado por la Dirección General de Asistencia Sanitaria de la Conselleria de Sanidad, ofrece datos demoledores. A lo largo del pasado año, más de 9.500 adolescentes de entre 10 y 14 años acudieron a las consultas de Atención Primaria por cuadros de ansiedad o depresión, un 235% más que en 2019, el último ejercicio antes de la pandemia. El Covid-19 ha provocado un serio impacto en el ámbito de la salud mental y los más jóvenes lo han vivido con especial intensidad, como apuntan desde la Federació Salut Mental de la Comunitat.
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Al respecto, desde la entidad subrayan la importancia de que los niños adquieran desde edades muy tempranas hábitos de vida saludables especialmente relacionados con la salud mental. «Para ello es fundamental que el personal docente se apoye en la educación emocional para prevenir los problemas de salud mental. Este aspecto se recoge en la LOMLOE, sin embargo, no se dota de herramientas al personal docente, ni dispone de materiales adaptados», como lamenta la presidenta de la federación, Rosa Bayarri. «El personal docente se enfrenta cada vez con más frecuencia a situaciones que no saben abordar como son la conducta suicida, principal causa externa de muerte entre la juventud, las autolesiones, la baja tolerancia a la frustración». «Hay una necesidad de la comunidad educativa de conocer cuáles son los pasos que se deben seguir ante la sospecha de un posible problema de salud mental», subraya.
Por otra parte, existe una preocupación creciente «por el uso patológico de internet, los medios digitales y las redes sociales, así como el papel de las nuevas tecnologías como facilitadoras y potenciadoras de otras conductas adictivas, especialmente de los juegos de apuestas y el juego online entre adolescentes». Por ello, Bayarri cree que es necesario llevar a cabo «acciones de sensibilización sobre los riesgos asociados al uso de sustancias legales e ilegales y otras conductas potencialmente adictivas, especialmente las relacionadas con las TICS».
Bayarri también denuncia la falta de profesionales de psicología, lo que dispara las demoras de las consultas y el consumo de antidepresivos -«el déficit de plantillas se suple a base de fármacos»-, y reclama mayor inversión y la implantación de la figura del asistente personal en el ámbito de la salud mental.
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