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Motor del Malvinar. Sencilla construcción de uno de los motores del parque. Jesús Signes
Los 74 corazones de la Albufera
LAS PROVINCIAS con la Albufera

Los 74 corazones de la Albufera

Motores. Las bombas conservan el nivel del agua en los campos

Juan Sanchis

Valencia

Domingo, 23 de febrero 2020, 19:00

El hombre tiene un corazón, la Albufera 74. Cada uno de ellos es un motor que mueve el agua por los campos como el corazón bombea la sangre y llena de vida el cuerpo. Se conforman así en un pilar esencial para el cultivo del arroz.

La razón de ser de estas bombas se encuentra en que los campos no se sitúan al mismo nivel por lo que es necesario bombear el agua para que llegue a todas partes.

Francisco Palau es el motorista del Tancat de L'Estell. Esta misma semana ha puesto en marcha las bombas para sacar el agua del campo y dar paso al 'fangueig'. «Mi trabajo es mantener los niveles», explica. El momento más delicado, según señala Palau, es la siembra del arroz. «El nivel tiene que ser el adecuado. Con más o menos agua la planta puede morir», señala. Por ello la de motorista es una profesión que exige dedicación. «No puedes perdonar ni un día, no hay sábados ni domingos. Hasta octubre hay que hacer un control diario», apunta Francisco Palau.

El nombre de 'motor' y 'motorista' tiene reminiscencias históricas porque en realidad lo que esconden estas casetas son bombas que se encargan de achicar el agua. En su momento, cuando eran movidas a vapor, la gente utilizaba la tracción animal tanto para el trabajo como para desplazarse y lo que veía se les asemejaban motores. Y es el nombre que ha permanecido.

Además, ha dado paso una profesión, la de motorista. Como destaca Francisco Palau, que lleva en el Tancat de l'Estell desde 1997, se trata de una «profesión solitaria», pero de gran importancia porque un error puede echar al traste la cosecha.

Estas construcciones se han integrado en el paisaje de la Albufera. Son muy sencillas, apenas cuatro paredes cubiertas y blanqueadas, que antiguamente tenían una chimenea, un elemento que ya no es tan necesario con la electricidad.

Las bombas se suelen encontrar en los 'tancats', que son las zonas de arrozal ganadas poco a poco a la laguna. Son cerca de un centenar que ocupan una superficie aproximada de 5.200 hectáreas de las 14.000 dedicadas al cultivo.

Francesc Guillem Chilet publicó hace unos años 'Els motors de l'Albufera', un estudio sobre estas bombas. Llegó a identificar 74 en funcionamiento en todo el parque. La mayor parte (34) se encuentran en el término municipal de Silla. La razón es que en esta población se concentra la mayor parte de las tierras de cultivo. En Catarroja, según Guillem Chilet, existen 18 mientras que en Alfafar se conservan trece.

El estudio se detiene en la evolución que han experimentado los sistemas para vaciar los campos. El sistema empezó de una forma casi manual. El primer paso fue la instalación de las norias tiradas por borricos.

A fines del siglo XIX los motores de vapor llevaron a modificar la arquitectura de estas construcciones con la incorporación de las chimeneas. El paso final hasta ahora fue la introducción del motor de gasoil o con electricidad.

Visita rincones

El itinerario histórico permite aproximarse a la pesca de la angula

La Albufera tiene muchos parajes escondidos. La Generalitat Valenciana ha organizado varios itinerarios para conocerlos. Uno de ellos es el histórico que discurre de forma paralela a la Gola de Pujol desde el Camí Vell de la Devesa, a la altura del lago artificial, hasta las compuertas que comunican la laguna con el mar a lo largo de 730 metros. Normalmente se tarda unos 40 minutos en completarlo.

La Gola de Pujol tiene una longitud de un kilómetro y 45 metros de anchura. Allí se encuentran las once compuertas que permiten regular los niveles del lago permitiendo la salida del agua al mar. Otro de los atractivos del recorrido es que permite acercarse a la pesca de la angula, una de las especies más características de la Albufera.

Esta gola es uno de los puntos donde se puede observar esta práctica. Inicialmente la venta de la angula no estaba permitida y empezó a regularse a partir de 1936. En la zona sur los pescadores colocan el 'monot', las artes en las que quedan atrapadas los ejemplares, en la orilla sur de la gola en el tramo comprendido entre las compuertas y el mar.

Otro de los atractivos es que se pueden contemplar unas amplias vistas de los arrozales de la Albufera.

Visita aves

La focha común, una de las reinas del parque durante el invierno

Su principal característica es que dispone de un plumaje prácticamente negro y de color blanco en la parte frontal. Prefiere las aguas algo profundas, tranquilas y que cuenten con amplia vegetación palustre y sumergida. En cualquier caso es bastante acomodaticia. Su alimentación consiste básicamente de brotes, tallos y semillas de plantas palustres, acuáticas y algas. Las parejas reproductoras que se encuentran en la Albufera son escasas y suelen aparecer en las zonas de reserva. En cambio durante el periodo invernal su presencia es mucho más abundante y suele aparecer en las zonas más profundas como las áreas de caza y los bordes de la laguna. Aunque en estos momentos no presenta problemas especiales de conservación es sensible a los cambios bruscos y siente especialmente los problemas derivados de la sequía y de la falta de agua.

La fotografía histórica

Los artesanos de los 'albuferencs', una profesión en riesgo de desaparición

Con el paso del tiempo han venido a menos, pero históricamente esta profesión tuvo una gran importancia. Eran los artesanos que, como el de la imagen, se han dedicado tradicionalmente a la construcción de las típicas embarcaciones de la Albufera. Son los 'albuferencs'. Quizá una de sus principales características es que no tienen quilla, ya que el lago no es muy profundo. Pero esto también las hace más vulnerables a las inclemencias del tiempo. Ahora quedan muy pocos artesanos que se dediquen a esta profesión. La demanda de este tipo de naves es muy escasa y no permite ganarse la vida. Los pocos que se dedican a esta laborlo hacen a tiempo parcialy compatibilizándola con otras actividades.

La clave histórica

El Consell aprueba la normativa que fija los lindes del paraje

El 23 de mayo de ese año el Consell a través de un decreto aprobó la incorporación al parque de las poblaciones de Valencia, Alfafar, Sedaví, Catarroja, Massanassa, Albal, Beniparrell, Silla, Sollana, Sueca, Albalat de la Ribera, Algemesí y Cullera. Todas tienen una parte de su término municipal dentro de los lindes del espacio protegido.

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