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El escenario. Una mujer pasea en un solar de Los Palmerales, donde se produjo el asesinato. A la derecha, Yolanda Elisabeth Martínez, la víctima, en una fotografía proporcionada por su madre. EFE
«Creía que era un buen hombre y es un asesino»

«Creía que era un buen hombre y es un asesino»

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Liduvina Chaparro, madre de la joven paraguaya tiroteada en Elche, clama «justicia para no volver a nuestro país en ataúdes»

J. A. MARRAHÍ

Jueves, 30 de diciembre 2021, 00:10

Tras el número 43, la posición que ocupa entre las mujeres asesinadas este año en España, había una vida llena de esperanzas e ilusiones. La de Yolanda Elisabeth Martínez, una joven paraguaya de 25 años que, como tantos otros emigrantes, veía nuestra tierra como un sinónimo de futuro para ella y sus hijos. Pero sus días han acabado por los disparos de otro asesino machista, un joven español de su misma edad con el que llevaba apenas dos meses saliendo.

«Ella creía que era un buen hombre, sólo decía palabras buenas de él, y en realidad es un asesino», valoraba ayer Luduvina Chaparro, su madre de 45 años, en declaraciones a este diario sólo unas horas después del entierro de su hija en Elche.

La mujer, detalló apenada la historia que trajo a su hija a España. «En julio de 2019 dejó la ciudad de Luque (Paraguay) para vivir aquí conmigo y con su otra hermana menor, de 22 años. Viajó con su hijo de 9 años y su otra hija, de 3, quedó allá con el padre», su expareja.

«Era luchadora, alegre, divertida, llena de amigos... Y hoy la hemos enterrado», lamenta la madre de Yolanda

Es la historia de tantos emigrantes que confían en el reagrupamiento familiar para iniciar una nueva vida mejor en España. En el caso de Yolanda, su dedicación era la de cuidar a personas mayores. Como describe su madre, «su intención era pasar tres años aquí ganándose la vida para poder obtener el permiso de residencia».

Liduvina resume así las virtudes de la hija perdida: «Yolanda era luchadora, una joven repleta de vida, divertida, llena de amigos, una mujer que sólo quería sacar adelante a sus hijos... Y mire, hoy la hemos enterrado». En principio valoraban la incineración, pero finalmente la familia ha decidido que la víctima descanse en Elche, cerca de su madre, su hermana y su hijo. Y de los muchos que la querían entre la comunidad paraguaya ilicitana.

Para Liduvina y los suyos, todo se truncó después de Nochebuena. «Cenamos juntas, con mis dos hijas. Yolanda se marchó después, ya de madrugada, para quedar con el chico con el que salía», recordó la progenitora. «Tampoco me había hablado demasiado de él porque es muy reservada, pero no parecía existir ningún problema en la relación y de momento todo lo que decía era bueno». Aparentemente, un novio normal, una relación reciente con un joven español, Francisco N., a la postre su verdugo.

Yolanda cayó en su telaraña. Fue a su vivienda en Los Palmerales, a su encuentro. Lo que sucedió allí sólo lo sabe el sospechoso. Para Liduvina, lo siguiente fue la llamada que ninguna madre debería recibir. La comunicación de que su hija había sido hallada muerta por disparo de arma de fuego. Su «adiós, mamá» de Nochebuena fue ya el último.

La familia y amigos de Yolanda la honran con velas, mensajes, flores y recuerdos. «Es que esto es muy fuerte...», se quiebra la madre. «Yo lo que quiero es justicia, que la ley caiga sobre el asesino de mi hija. Que no tengamos que volver a nuestros países en ataúdes. Ninguna madre debería pasar por esto. Ninguna», zanja.

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