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PACO MORENO
Sábado, 15 de febrero 2020, 00:59
«Tengo 76 años y no me quiero morir sin ver cómo arreglan esto». Mercedes Gómez, vecina de la Devesa de El Saler desde hace más de 40 años, llega a emocionarse al ver los destrozos causados por el temporal 'Gloria' en el litoral de la Albufera, uno más en la lista de agravios sufridos por este pedazo de Valencia. «Cuando llegamos había que andar hasta 85 metros para llegar a la orilla», asegura. Ahora, las olas rebotan en la escollera construida por el Ayuntamiento para proteger las viviendas de la urbanización La Casbah cuando la mar está muy alta, como ocurrió el pasado enero llegando a hundir parte del paseo marítimo.
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La imagen ha cambiado mucho y sólo hay que rebuscar en el archivo fotográfico de los últimos lustros, sin necesidad de irse más atrás. El Ayuntamiento tiene pendiente un informe acerca de los daños causados en las playas, donde el bocado principal se lo han llevado las de la Albufera, aunque el vicealcalde Sergi Campillo habló de millones de euros lo que se necesita para su regeneración. A esta estimación se pueden añadir los datos extraídos del informe realizado por el Grupo de Investigación de Cartografía Geoambiental y Teledetección de la Universidad Politécnica, cuyo director, Josep Pardo, destaca que ofrecen conclusiones «más allá de las opiniones» en referencia al debate abierto sobre el mantenimiento del litoral y el cambio climático.
En el trabajo realizado con el estado de las playas de la Comunitat del pasado día 26 en comparación con el 6 de enero aparecen cinco del municipio de Valencia. La pérdida máxima se produjo en la parte norte de El Saler, con una regresión de hasta 41,1 metros en algunas zonas.
Es sólo un ejemplo de la tremenda fuerza de la mar. Pardo matiza la diferencia entre la pérdida máxima y la media. En el caso anterior, el segundo apartado llegó a 13,8 metros. La relación sigue con Malvarrosa-Cabanyal (38,5 metros de máxima y 24,3 de media), así como la de Pinedo (40,2 y 9,3 metros). Las cifras de Devesa sur fueron de 34,4 y 12,5 metros respectivamente, con un último caso en la del Recatí, en la pedanía de El Perellonet, donde se registraron 38,8 y 20,8 metros.
La clave ahora, comentó Pardo, es comprobar lo que ocurre los próximos meses. «Una parte volverá», pronosticó en base a su experiencia en la dinámica de las playas. Pese a eso, los vecjunos se muestran convencidos de que un aporte de arena no debe ser la única solución, al referirse al estudio de la Demarcación de Costas que se maneja desde hace años. «Hacen falta escolleras y arrecifes artificiales», aseguran.
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Hace diez años, recordaron fuentes de la asociación de vecinos de La Casbah, acudieron al Parlamento Europeo para dar la voz de alarma por la regresión de las playas de la Albufera. «Vinieron eurodiputados para conocer el lugar, pero no sirvió de nada», recordaron.
El motivo está claro, según la asociación, y se debe a las sucesivas ampliaciones del puerto. «No hay que darle más vueltas, ese es el motivo de un basculamiento tan fuerte como el que hemos padecido». La Autoridad Portuaria tiene tres millones de euros disponibles, recordaron fuentes de la institución, para la regeneración de las playas aledañas a los muelles, aunque es el Ministerio de Transición Ecológica el que debe hacer uso de esos fondos. El proyecto en el que se trabaja se centra en la extracción de material de un banco situado en alta mar, a la altura de Cullera.
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Otros residentes señala que la erosión del litoral de las playas de la Albufera «no se han debido a las tormentas, puesto que las tormentas no son la causa. El motivo es la alteración de la dinámica litoral frente a las playas del sur del Puerto y toda la fachada marítima de la ciudad de Valencia».
Las mismas fuentes indican que debido a «esa alteración, las playas han ido entrando en un proceso regresivo, con más intensidad conforme la playa está más próxima al Puerto y según el estado de conservación de anchura y protecciones justo antes de ocurrir la tormenta».
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«Culpar a Gloria es concluir en algo fácil, ¿Cómo se llamará la siguiente?», se preguntan sobre un fenómeno en aumento. El alcalde Joan Ribó ha planteado al Ministerio la construcción de cordones dunares en las playas del Cabanyal y la Malvarrosa, además de reforzar las del sur. «Esto es causa y efecto por la ruptura del normal desarrollo de las corrientes debido fundamentalmente a las ampliaciones de nuevos muelles», finalizan desde la asociación de vecinos.
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