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La recuperación del pasado piedra a piedra para ayudar al turismo
LA REGIÓN OLVIDADA ·
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LA REGIÓN OLVIDADA ·
La Vall de Gallinera pone en valor antiguos caminos de herradura que preserven este patrimonio y convertirlo en atractivo para los visitantesR. GONZÁLEZ
Lunes, 10 de enero 2022
Los caminos que uno va tomando a lo largo de la vida van forjando su destino. La Vall de Gallinera, un municipio de algo menos de 600 habitantes y en peligro de despoblación, ha echado la mirada atrás y pensando que quizás la recuperación de su pasado le puede ayudar a potenciar su futuro ha puesto el foco en las antiguas sendas estrechas hechas de piedras por las que antaño sólo se pasaba a pie o con animales.
Esta localidad, conformada por ocho núcleos urbanos situados en un enclave montañoso de singular belleza, se ha puesto manos a la obra para poner en valor esos trazados, algunos de origen medieval. Con ello persigue preservar su patrimonio histórico y convertirlo en un atractivo para el turismo rural. Así, piedra a piedra, ha comenzado a recuperar algunos de los caminos de herradura deteriorados por el paso del tiempo o que quedaron cubiertos por la tierra arrastrada por la erosión.
El consistorio apuesta por recuperar el empedrado de esas sendas. En 2021 invirtió 53.000 euros en dichas tareas, gracias a una importante ayuda económica del Grup d'Acció Local Rural Muntanya d'Alacant. Con ese dinero han podido actuar en el camino que sube a la cima de la Foradà desde Benitaia-Benissivà y también en el Passet de la Carroja. Además han contado con colaboraciones de la Unió Cultural d'Amics i Amigues de la Vall de Gallinera y Acció Ecologista Agró.
Ferran Vilaplana, arquitecto técnico, que ha realizado la memoria de estos proyectos, subraya el importante recurso de cara al turismo rural que este tipo de caminos supone en otras zonas de España. Según explica, las labores en estos caminos, «algunos podrían ser de época medieval», consisten en despejar el perímetro para recobrar el ancho original en esos parajes agrestes y que entraron en declive cuando los campos dejaron de trabajarse.
Esta labor se lleva a cabo de forma artesanal, aplicando la técnica de la piedra seca, colocando a mano las piezas que faltan sin ningún tipo de argamasa. En algunos casos la piedra se encuentra en las inmediaciones y en otros permanece todo intacto bajo dos palmos de tierra. También se aprovecha para arreglar muros caídos y podar arbustos.
Ernest Alemany, vecino del núcleo de Benissivà, tiene 76 años y de niño solía subir a la sierra. Iba a labrar el campo. Pero en aquella época «no había los tractores de hoy en día, aquí todas las casas tenían animales». Y eran precisamente con esos mulos o caballos con los que iban por los sinuosos y estrechos caminos para arar la tierra o para transportar la cosecha. Con ayuda de esos animales bajaban el trigo, el maíz o las aceitunas que habían cosechado.
La memoria le lleva de nuevo a aquellos. «De pequeño el día de San Juan era sagrado ir a arreglar los caminos», recuerda. Los que poseían campos a los que se accedía por esas sendas de piedra acudían a tapar los agujeros que habían hecho los animales de tanto pasar y también se podaban los arbustos de los lindes de esas carreteras de herradura para que no molestaran cuando pasaran los carros.
Y eso mismo es lo que está haciendo el Ayuntamiento de la Vall de Gallinera con el apoyo de entidades que se han propuesto preservar la técnica de la piedra seca. De esta forma recobran esa esencia del pasado, su dignidad, y la convierten en un aliciente más para visitar este pueblo en peligro de despoblación.
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