![La casa que mima las especies de la Albufera](https://s2.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/05/24/1481587973-RY6WaXR7N6YJmWRjt8J2IMN-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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En medio del parque natural de la Albufera, en la pedanía de El Palmar, se encuentra el centro acuícola de conservación de especies. No es una piscifactoría al uso. En ellas, se suele realizar la cría de peces para su engordamiento. En este lugar, sin embargo, trabajan con todas aquellas especies que se encuentran en peligro de extinción y que forman parte de ecosistemas de agua dulce de la Comunitat Valenciana, como es el lago de la Albufera. Este centro pertenece a la conselleria de Medio Ambiente, dentro de la dirección del Medio Rural y Animal, y se encarga de la conservación tanto de fauna como de flora, siendo este el único centro en la Comunitat que trabaja simultáneamente la conservación de estos dos mundos.
Pilar Risueño, responsable del centro acuícola de El Palmar, explica la función de este lugar para conservar las especies del paraje natural valenciano: «por un lado, aquí en el centro tenemos programas de cría, tanto de animales como de plantas, a las que les hacemos un seguimiento, y cuando están preparadas, las reintroducimos en el medio natural». Sin embargo, pese a la labor esencial que se realiza entre las cuatro paredes de esta antigua piscifactoría, el trabajo va mucho más allá: «también hacemos una importante labor en el exterior. Hacemos un seguimiento de todos esos ejemplares que hemos introducido en el medio para estudiar si se han adaptado, además de evaluar cómo afectan las especies invasoras que perjudican a las especies autóctonas».
Este centro funciona desde 1990, cuando la antigua piscifactoría se remodeló para dar cabida a las labores que ahora se realizan en el día a día. Desde el inicio de su actividad, se ha criado a más de 650.000 ejemplares de fauna, de los cuales un 75% fueron reintroducidos en el medio natural. Actualmente, el equipo de Pilar Risueño está compuesto por un total de 13 personas contándola a ella, y se encargan de un total de ocho especies de fauna y 147 de flora. En total, 155 especies de seres vivos autóctonos de la Comunitat. Entre otras, destacan sobre todo los ejemplares de samaruc, 'el pez valenciano'; los gallipatos, anfibios también llamados 'ofega bous'; o los triops, crustáceos que habitan en la Tierra desde la era de los dinosaurios.
«Cada día disfrutamos de las maravillosas vistas de la Albufera al amanecer, aunque también sufrimos las inclemencias del tiempo, con mucho calor en verano. Pese a todo es muy satisfactorio trabajar en medio del parque natural«, explica Risueño. De entre todas las especies con las que se trabaja, la más importante y emblemática, las más valenciana, es el samarugo o samaruc, en valencià. El centro de El Palmar es el único en España que trabaja con este pez, y por tanto, tan solo existen poblaciones naturales de este animal en la Comunitat.
Además, por su localización, y para acostumbrar a las especies de cría al medio al que serán reintroducidos, el centro acuícola trabaja con agua de la propia Albufera. Gracias a la acequia que rodea el complejo, las balsas en las que se encuentran creciendo las distintas especies se nutren del agua del lago. Este agua se decanta y se oxigena gracias a la vegetación que ya hay en las instalaciones. Hasta la fecha, los litros necesarios para el complejo nunca han escaseado. Sin embargo, el agua del lago es un tema candente actualmente, con una guerra abierta entre Generalitat y Gobierno por el trasvase de hectómetros cúbicos prometidos y que nunca llegaron.
Esta labor encomiable por preservar la fauna y flora de uno de los tesoros verdes de Valencia no está exenta de dificultades. El primer gran problema al que se enfrenta el centro es la latente sequía que sufre la Comunitat. «La subida de temperaturas está provocando un recalentamiento del agua que puede afectar a las especies. Pero si algo nos preocupa, y mucho, es la sequía», explica Risueño. La responsable del centro explica que el acuífero está perdiendo capacidad, por lo que ellos en algunas zonas han realizado tareas de rescate de algunos ejemplares para evitar su muerte.
Sin embargo, estos rescates «son un parche», y «no solucionan el problema en el largo plazo. Las especies tienen que poder sobrevivir en el medio natural». Los rescates son la única tarea que el centro puede realizar, según explica Pilar Risueño, y deben ser las administraciones quienes se centren en evitar un desastre ambiental en la Albufera. «Las autoridades deberían hacer algo ya con la capacidad del lago si no queremos un ecosistema desfavorable para sus especies», asegura Risueño.
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Por otro lado, al igual que ocurre en el Parque Natural del Turia, el carácter invasivo de los cañares también está afectando al hábitat de todas estas especies de l'Albufera. «En el paraje también se realizan tareas de eliminación de caña y replantación con especies autóctonas. Las cañas son una especie exótica invasora que puede amenazar al ecosistema de la zona», sentencia Risueño.
Al igual que las cañas, existen otras especies exóticas que perjudican a los seres autóctonos del lago, como por ejemplo el galápago de Florida. «Estas tortugas exóticas encuentran en el Parque Natural de l'Albufera un clima perfecto porque es muy parecido a su lugar de origen, en Estados Unidos. Si estas especies llegan a un medio nuevo y se comportan como invasoras, son una amenza», explica la coordinadora. A la pregunta de cómo han podido llegar hasta aquí estas especies, Risueño sonríe resignada: «lo más habitual es que alguien las introduzca aquí».
Y es que Pilar Risueño explica que el impacto humano sobre el parque natural es evidente, pero en muchos casos está muy bien controlado: «por todo el lago existen multitud de depuradoras que tratan de frenar el impacto de la actividad de los municipios vinculados al acuífero. Además, ya se hacen las inspecciones pertinentes a empresas para que su producción no afecte a l'Albufera». Sin embargo, un acto poco controlable y que preocupa a Pilar Risueño es las acciones de los particulares. «Yo siempre digo que del campo debes marcharte con un recuerdo en los ojos. No te lleves nada del paraje, ni mucho menos dejes nada», sentencia Risueño, al respecto de la aparición de especies exóticas en el medio.
De cara al futuro, Pilar Risueño tiene clara cuál es su labor: «nuestro trabajo asegura que las especies no se extingan, pero no sirve de nada si estas no vuelven al medio natural. En el futuro espero que todas nuestras tareas de conservación permitan a todas estas especies desarrollarse de manera natural».
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