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Grupo guiado de cruceristas en el Mercado Central. Iván Arlandis

Comercio y vecinos, divididos por la llegada de 6.000 cruceristas a Valencia en un día

Hosteleros y comerciantes aseguran que la capital debe aspirar a más en la gestión del puerto y evitar las escalas mientras algunas asociaciones vecinales abogan por la prohibición

Gonzalo Bosch

Valencia

Viernes, 18 de octubre 2024, 00:38

Un día más volvieron los cruceros a Valencia. Concretamente han sido dos los que han llegado este jueves 17 de octubre al puerto de la capital del Turia. El primero de ellos de 944 pasajeros. El segundo de 5.179. Un total de 6.123 ... personas que pasan en Valencia unas horas antes de poner rumbo a otra ciudad mediterránea. Por supuesto, se trataba de dos embarcaciones que han hecho escala en la ciudad, por lo que su estancia ha sido corta e.. ¿intensa? Pues no está claro. O al menos no lo tienen muy claro entre la clase política. El debate está servido, así que comerciantes, hosteleros y vecinos se han pronunciado para ofrecer su visión al respecto de una polémica que parece estar lejos de terminar.

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Los asociación de comerciantes del centro de Valencia ha explicado que en sus comercios el consumo de este tipo de turistas «es muy bajo». Sin embargo, su gerente Julia Martínez ha utilizado una mítica expresión valenciana para referirse a ese pequeño consumo: «Tota pedra fa paret». Martínez ha explicado a LAS PROVINCIAS que desde su asociación son partidarios de la defensa de Valencia como puerto de origen o destino de las rutas de los cruceros. «De esta manera aseguras mínimo dos noches de estancia de los pasajeros, lo que asegura un mayor consumo y conocimiento de la ciudad», ha explicado la gerente.

Pese a ello, los comerciantes creen que los cruceros no deben ser vistos como el problema de una posible -como defienden algunos- saturación de Valencia. De hecho, la gerente ha explicado que los barcos que hacen escala también pueden ofrecer puntos a favor para la ciudad. «Los cruceros pueden actuar como prescripción. Es decir, conocen Valencia, la dan a conocer en sus hogares y fomentan que quieran volver en un futuro para pasar más tiempo», ha afirmado Martínez.

En la línea de lo explicado por Julia Martínez acerca de la recomendación de la ciudad, se ha pronunciado de manera parecida la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia. Según datos de la federación, un 80% de cruceristas que pisan Valencia recomiendan la ciudad como lugar de visita. «Nosotros siempre hemos defendido que los cruceros son un valor añadido para la ciudad» ha asegurado su presidente, Manuel Espinar. En relación con los cruceros que hacen escala, Espinar ha asegurado que el crucerista está evolucionando de ser el turista «que lleva el bocadillo bajo el brazo» a querer conocer la gastronomía de la ciudad. «Decir que sobre saturan la ciudad no es verdad. Los cruceristas no son los culpables«, ha afirmado el presidente de la federación hostelera.

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En este sentido, Manuel Espinar sí ha querido puntualizar que desde la Federación consideran que debe mejorar la gestión del turista de crucero. «En primer lugar, debemos trabajar para convertirnos en un puerto base como Barcelona, por ejemplo, esa debe ser la verdadera lucha. El objetivo debe ser convertirnos en un puerto donde el crucerista asegure dos noches en Valencia», ha explicado Espinar, quien considera que deben mejorar muchas cosas en ese sentido.

De hecho, el presidente de los hosteleros ha defendido que en esa línea debe fomentarse también la comercialización de la provincia. «Al crucerista debemos venderle también otras zonas de la provincia, no sólo la ciudad. Valencia es muy rica y la oferta extensa, se debe mejorar la gestión para que el turista se anime a conocer el interior», ha defendido. A este respecto, y como ejemplo de esta iniciativa, el pasado 26 de julio, el municipio de Riba-roja recibió la visita de un grupo de tour operadores especializados en cruceros, con el objetivo de explorar las potencialidades turísticas del municipio y así ofrecer una alternativa a los cruceristas que hacen escala en el puerto de Valencia.

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Del mismo modo, Manuel Espinar ha defendido que se estudien también cambios en la frecuencia de los cruceros. «Valencia se ha convertido en una ciudad con una temperatura media anual de 18 grados centígrados (ºC). Si recibimos turistas todo el año podemos extender también la llegada de los barcos en enero, febrero, noviembre y diciembre, no sólo de mayo a octubre. Si están más repartidos darán menos sensación de saturación», ha explicado Espinar. El presidente de los hosteleros ha sentenciado que Valencia «tiene todos los elementos para no erosionar el turismo y potenciarlo desde el uso de la razón».

Desde la asociación hostelera de Ruzafa 'Al Balansí', su representante Vicente Pizcueta ha defendido que la situación no se trata de decir «sí o no» a los cruceros. «Cuando Valencia hace diez años era irrelevante para el turismo cualquier cifra era positiva. En aquel momento la llegada de cruceros interesaba», ha afirmado el hostelero. «Ahora Valencia aparece en todos los rankings de 'joyas por descubrir' de los turistas, y parece que ahora los cruceros molestan».

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En este sentido, Pizcueta se alinea con lo explicado por comerciantes y hosteleros en cuanto al objetivo con los cruceros, pero muestra mayor reticencias a las escalas. «Valencia debe convertirse en un puerto de entrada y de salida. Si vienen cruceros de un día, el turista baja o por la mañana, o por la tarde. Y no come en la ciudad. Mucho menos se acerca al barrio de Ruzafa si sólo tiene cuatro o cinco horas para ver las tres atracciones principales de Valencia», ha asegurado. «Los turistas de un rato saturan el centro y esto daña la imagen del turismo. Si estos pernoctan, disfrutan mucho más de la experiencia», afirmaba.

Debido a esta saturación son muchas las asociaciones vecinales que se han mostrado en contra de los cruceros, especialmente los que hacen escala en la ciudad. La plataforma 'Valencia s'ofega', encargada de la manifestación por el derecho a la vivienda del próximo sábado 19 de octubre, reúne a un total de 168 entidades firmantes de su manifiesto, entre ellas más de 20 asociaciones vecinales de la ciudad. Esta plataforma asegura que «la creciente turistificación transforma nuestra ciudad: una ingente cantidad de recursos, hogares, bajos, espacios urbanos y ambientales destinados a atender la ola anual de turistas». En su lucha por el derecho a la vivienda de los valencianos, la plataforma asegura que es necesario «declarar Valencia como zona tensionada, la prohibición de los apartamentos turísticos y detener la entrada de cruceros en el puerto de la ciudad». De hecho, la entidad asegura que acabar con la entrada de cruceros es uno de sus objetivos prioritarios dentro de sus reclamaciones respecto a la turistificación.

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La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, fue la encargada de abrir este gran melón sobre la gestión del turismo en la ciudad de Valencia. La primera edil sacó a la palestra la posibilidad de prohibir los barcos de más de 750 pasajeros que no pernoctan en el Puerto de Valencia. Además, lo hizo durante su intervención en el foro Somos más, organizado en La Rotativa de LAS PROVINCIAS. A este respecto el alcalde de Alicante, Luis Barcala, ofreció un tiempo después el puerto de su ciudad para acoger a los mega yates que Valencia no estuviera dispuesta a dejar atracar.

La última en sumarse a la partida fue la consellera fue de Innovación, Industria y Turismo, Nuria Montes. «A mí nadie me puede convencer de que 2.500 cruceristas pueden crear un problema en la ciudad de Valencia», fueron las palabras de la encargada de las gestión de Turismo en el Consell. Montes también defendió esa prescripción que realizan los turistas cuando visitan Valencia por primera vez, como han defendido comerciantes y hosteleros: «Se olvidan de que muchos de los cruceristas del Puerto de Valencia son repetidores. La primera vez que hicieron escala se quedaron en la ciudad, pero la segunda vez se han ido a Requena o a zonas del interior con excursiones».

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A este respecto, la consellera afirmó que el debate sobre los cruceros «debe ser muchísimo más serio, muchísimo más sosegado y sobre todo teniendo los datos en la mano». En ese sentido, Montes consideraba que el mayor problema que puede suponer la llegada de un megacrucero a una ciudad como Valencia se limita a la acumulación puntual de turistas.

Los 6.000 cruceristas que han pasado por la ciudad del 'cap i casal' son ejemplo de este debate que mantiene en vilo a todos los actores implicados. Mientras unos defienden una cosa y otros la contraria, los turistas seguirán llegando a la capital del Turia gracias a estas grandes embarcaciones hasta fin de año. De hecho, también lo harán durante todo el 2025, puesto que las escalas entre navieras y la Autoridad Portuaria de Valencia se negocian 'a dos años vista', por lo que las previsiones para la próxima campaña ya es pública en la web del puerto de la ciudad. De hecho, la cifra de pasajeros marcará un nuevo récord de y ascenderá a 871.094 pasajeros frente a los 807.693 ciudadanos censados.

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