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Club senderistas Les Rodanes de Villamarxant, a su llegada a la plaza de la Virgen. LP

La emoción puede con el cansancio de los peregrinos a su llegada a la Basílica

Miles de seguidores procedentes de las comarcas colindantes a la capital portan ofrendas a la Mare de Déu tras andar toda la noche

Javier Gascó Pradas

Domingo, 12 de mayo 2024, 07:50

Dos palabras bastan para resumir la sensación común que invade a los miles de peregrinos que han ido llegando durante toda la noche a la plaza de la Virgen: emoción y cansancio. La primera supera a la segunda. No importa lugar de procedencia o cantidad de kilómetros recorridos. Todos coinciden. El fervor a la Virgen de los Desamparados moviliza a un sinfín de seguidores, que han aprovechado la noche previa al día grande para peregrinar desde distintas localidades hasta la basílica. Miles de historias, pero un solo motivo: visitar a la Mare de Déu para realizar ofrendas y transmitirle sus plegarias.

La actividad no se ha detenido en toda la noche en el que hoy es el punto neurálgico de la fiesta. Cuando todavía quedaban cinco horas para el inicio de la esperada Missa D'Infants, llegaban los primeros caminantes procedentes de la zona de El Marquesat. Peregrinos de localidades como Llombau o Catadau enfilaron la caminata sobre las 19:00 de ayer, tras recibir la bendición en una misa íntima previa que tuvo lugar una hora antes. Su travesía, de unas ocho horas, les ha servido para ser unos de los primeros en vislumbrar el rostro de la madre de los valencianos, pasadas las 5:00 de la madrugada, tras la Missa de la Descoberta.

Esa celebración ha supuesto el inicio de la jornada para los más madrugadores y la conclusión de la misma para los que han optado por alargar la noche. Por los aledaños de la plaza de la Virgen unos llegan y otros marchan a descansar. La ilusión era similar en ambos casos. Se nota que es día de fiesta en Valencia.

Todavía no había amanecido cuando los 250 peregrinos del Grupo Senderista Olivetes Xafaes de Sueca empezaban a sacar sus móviles para captar el momento de su llegada a los pies del Miguelete. Como manda la tradición, que ya cuenta con diez años de historia, la foto de familia marca el punto final de una ruta de 39 kilómetros con parada en varias localidades para reponer fuerzas. La cena en Sollana o la 'chocolatá' en Benetusser han dado fuerzas al multitudinario grupo de caminantes, que entraba entre aplausos a la basílica. Entre los cientos de peregrinos procedentes de distintos municipios se encuentra Julián Sáez, primer teniente de alcalde de Sueca y concejal de deporte de la localidad. Era su primera vez. «Es una sensación para repetir, pero no sé si estamos más cansados o más contentos», comentaba tras dejar atrás la plaza de la Reina.

El cansancio también se podía apreciar en el rostro de los peregrinos del grupo Les rodanes de Villamarxant, que incluso portaban a la Virgen de los Desamparados en una mochila iluminada que no pasó desapercibida a su llegada a la capital del Turia. En su caso, la iluminación ha resultado clave, ya que su procesión se ha desarrollado por las confluencias del cauce del río. Miguel Caurín, organizador de la caminata, destacaba la paz que han respirado durante todo su camino: «No hemos visto ni un coche en toda la noche». Esa tranquilidad se transforma en jolgorio a su llegada. Aplausos y vítores para celebrar que un año más han completado la travesía hasta la basílica. Un grupo de tres amigas comenta lo ilusionante que resulta realizar esta expedición. «Supone un reto, pero nos encanta. Desde la salida estamos pensando en la emoción que genera llegar a la plaza», explican.

Imagen principal - La emoción puede con el cansancio de los peregrinos a su llegada a la Basílica
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No existe otra palabra para explicarlo mejor. Emoción es la idónea. A la llegada de los Amigos del Camino de Paterna, pasadas las 6:00 de la madrugada, esa sensación se multiplica. Entre el llanto de las decenas de recién nacidos que madres y padres portan en sus carritos para ser ofrecidos a la Mare de Déu resuenan con fuerzas los tambores y cornetas de La Coma. Su entrada a la plaza de la Virgen desde las Torres de Serranos es apabullante.

Los últimos curiosos nocturnos aguardan impacientes antes de ir a dormir para disfrutar de un momento único. En las terrazas de los bares, que a esa hora sirven desayunos a diestro y siniestro, la gente se pone en pie para reconocer el esfuerzo de los miles de peregrinos, que afrontan los últimos metros de su caminata al compás de la marcha procesional. Una imagen no tan popular como la del traslado de la imagen o la de la procesión vespertina, pero que, sin duda, también puede colarse en la lista de highlights de la jornada.

Tras la triunfal entrada y una vez en la basílica, con algo de retraso respecto a la hora prevista, la Virgen contempla como los más pequeños de Paterna, una de las últimas agrupaciones de peregrinos en llegar al destino, son alzados en volandas para recibir su bendición. Una consagración que también recibe la peregrina más veterana de la expedición, Angustia Gallardo, de 87 años. Los aplausos también invaden el lugar sagrado.

Una vez concluidos los homenajes, el sol empieza a hacer acto de presencia y muchos de los caminantes toman asiento para esperar que comience la Missa D'Infants. Todavía queda aproximadamente una hora, pero tras el esfuerzo realizado la espera es obligatoria.

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